Luke Coleman:
Estacionó mi Jeep en el único puesto vacío del garaje, sacó las llaves del contacto y lo que encuentro al voltear la vista hacia el asiento del copiloto me resulta demasiado hermoso y gracioso a la vez. Si, esa combinación es un tanto rara, pero ver a una chica tan hermosa como Anya profundamente dormida con la boca un poco abierta, producto de una borrachera es demasiado gracioso, claro, eso no le quita lo hermosa que es. Su piel parece de porcelana y su hermoso cabello lacio le cae por los hombros todo despeinado.
La saco del auto lo más despacio que puedo y la sostengo entre mis brazos, me resulta demasiado fácil cargarla ya que pesa muy poco. Anya ni se inmuta y continúa plácidamente dormida, lo cual agradezco. No quiero despertar a nadie y que se gane un regaño por andar borracha, al fin de cuentas es una empleada de esta mansión.
Llego al pasillo dónde quedan las habitaciones de los empleados y caigo en cuenta de que no se cual es la habitación de Anya. Y ahora la idea de no despertarla me parece tonta, porque ir viendo de puerta en puerta no es la mejor solución y despertaría a media mansión.
—Borrachita despierta…— la muevo un poco, pero solo logro que me sostenga fuertemente por el cuello y que suelte un ronquido— ¿Qué haré contigo, niñera?
No puedo simplemente dejarla tirada en el suelo y que ella misma consiga el camino a su habitación; tampoco puedo dejar que la vean en este estado, no quiero perder a mi única “amiga”, aunque sea solamente por dinero que este aquí.
Subo las escaleras en total silencio y me dirijo a mi dormitorio. Es el mejor lugar para que descanse su borrachera y además puedo vigilar que no se ahogue en su propio vómito. Con mucho cuidado la acuesto en mi cama y le coloco una almohada debajo de su cabeza para que este cómoda.
¿Quién iba a pensar que esta chica toda estirada y perfecta, estaría dormida en mi cama? Pues, si alguien me hubiera dicho que Anya terminaría en este lugar, pensaría que era algo imposible. Pero aquí la tengo, pérdida en la inconsciencia por culpa de tomar tequila como si de agua se tratase.
Le quito sus zapatillas y me doy cuenta de que tiene una mancha en su vestido; no quiero averiguar si es vómito o otra cosa, así que levantó suavemente su vestido hacia arriba para sacarlo por su cabeza. Me detengo a un paso de dejar al descubierto su ropa interior.
¡Autocontrol Luke! Me repito internamente para controlar mis hormonas de adolescente.—Anya tengo que quitarte este vestido— mi niñera no mueve ni un solo músculo y su respiración sigue calmada— Lo siento borrachita, juro que no miraré… demasiado.
Subo su vestido sobre su abdomen y sigo hasta llegar a sus hermosos pechos redondos. ¡No mires! ¡No mires Luke! Pero es mas fácil decirlo que hacerlo. Termino de sacarle el vestido y la imagen que tengo frente a mi, es la gloria. Esta chica es realmente hermosa y debajo de esos vestidos que le gusta usar, esconde un lindo cuerpo. Piernas esbeltas, pechos con el tamaño perfecto, ni muy grandes ni demasiado pequeños, perfectos para tomarlos con una mano, su piel luce tan tersa y suave al tacto. Apartó la vista de golpe, como la siga viendo tendré que darme una ducha de agua fría.
Tomó una camiseta del armario y se la pongo, escondiendo sus curvas de mis ojos. No soy un pervertido y ya vi lo suficiente por esta noche. Entre mis gustos no están las chicas inconscientes, prefiero que sean capaces de recordar todo lo que estoy dispuesto a ofrecer.
—Descansa niñera borracha— me acerco lo más que puedo y no se porque lo hago, pero le doy un suave beso en la frente.
Esta chica es tan hermosa y el hecho de que no me de ni la hora, ya que esta flechada por mi hermano, hace que me atraiga mas. ¿Es algo loco? Tal vez. Pero toda mi vida he querido tener la mitad de lo que tan fácilmente ha tenido Connor, que he convertido todo en una competencia.
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Fugaz como el verano
RomanceLa alegre Anya nunca imaginó que al aceptar ese empleo en la mansión Coleman estaba dando inicio al verano que cambiaría toda su vida; y la peor parte era que aunque no les gustara para lo cual fue contratada, no había vuelta atrás, necesitaba el d...