Ha pasado más de una semana desde el incidente de las pastillas, que interrumpió mi inesperado beso con Luke y que levantó una barrera entre los dos. Desde ese día han sido contadas las veces que lo vi salir de su habitación y cuando intentaba iniciar una conversación, Luke desaparecía tan rápido como un rayo.
Debo admitir que estoy preocupada por él, últimamente ha estado ojeroso y se nota que no la ha pasado bien.
¿Habrá tenido algún ataque de pánico? ¿Que pudo haber sucedido en su vida para sufrir de depresión?
Desde que sé de su condición, no puedo evitar el sentirme preocupada por él. Quisiera ayudarlo de alguna manera y hacerle saber que no está solo, pero ahora mismo eso lo veía como una misión imposible.
Me estiró en la acogedora cama de mi habitación y miró a mi mejor amigo que esta a mi lado, tecleando algo en su móvil. Como podía tomar un día de descanso a la semana, no lo pensé dos veces para huir de la mansión Coleman y venir a mi preciada casa y luego de contarle todo a Andy, como buen amigo no tardó mucho en estar aquí.
—¿Por qué estamos en casa un viernes y en pleno verano?— rompe el silencio el rubio a mi lado, soltando un bufido.
—Porque eres un buen amigo, que apoya a su mejor amiga, cuando la está pasando mal y porque tu "amigo" Richie no pudo salir contigo hoy— al mencionar la palabra amigo hago unas comillas con los dedos, porque eso de amigos no me lo creo ni un poquito.
—Ya te dije que solo somos amigos, si hubiera pasado algo más serias la primera en saber— sonrió porque se que es verdad y no nos ocultamos nada.
Andy se voltea hacia mi y se apoya en su hombro.
—No hablemos de mi, tenemos que pensar una manera de que le puedas explicar a Luke todo ese malentendido con las pastillas— suspiro y asiento con la cabeza.
—Ya te dije que es imposible tener una conversación con él, cuando intento hablarle, huye de mi.
—Que pesimista eres, Anya— Andy se levanta de la cama y comienza a caminar por la habitación y por su cara se que algo se le ocurrirá— Creo que te falta carácter para enfrentarlo y decirle las cosas.
No digo nada porque tiene todo la razón, soy una cobarde que se queda muda en situaciones de tensión. Y que Luke no me quiera dar ni la hora, ayuda a no sentirme segura de como actuar.
—Y según tu ¿Qué debo hacer?— me siento con las piernas cruzadas y sigo con la mirada a mi amigo que camina de un lado a otro.
—Tienes que aprovechar cualquier oportunidad en la que estén solos— dice como si fuera lo más obvio del mundo. A lo que yo solo pongo los ojos en blanco.
—¿Crees que no lo he intentando? Cada vez que quiero hablarle, solo se marcha y me deja con las palabras en la boca.
—Si, eso ya lo se. Pero en esa situación tienes que ser más rápida que él— se detiene de golpe y se sienta en la única silla de la habitación— Debes de ser capaz de llamar su atención y para eso tienes que escoger las palabras correctas.
—La cosa es, que no se que decirle para aclarar este mal entendido— me tapó la cara con una almohada y ahogo un grito de desespero.
—No te compliques, solo tienes que decir las cosas como son— Andy me quita la almohada de las manos y se coloca a mi lado— Di la verdad, que no te sientes alegre por la idea de obligarlo a hacer algo que no quiere, pero que no tienes otra opción.
—¿Crees que me escuchará?— no me termina de convencer del todo su idea, Luke es tan impredecible.
—¿Recuerdas que soy hombre?— pregunta cómo si no fuera obvio, pone cara de chico rudo y no puedo evitar reírme de lo payaso que puede llegar a ser mi mejor amigo— Los hombres no nos complicamos tanto como ustedes, solo no hagas una tormenta en un vaso de agua.
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Fugaz como el verano
RomantikLa alegre Anya nunca imaginó que al aceptar ese empleo en la mansión Coleman estaba dando inicio al verano que cambiaría toda su vida; y la peor parte era que aunque no les gustara para lo cual fue contratada, no había vuelta atrás, necesitaba el d...