Me encuentro sentada en una cómoda silla frente al gran escritorio de caoba que enmarca la elegante oficina de Connor. Mis ojos observan las estanterías llenas de libros que cubren todas las paredes, quizás con libros de medicina o historias fantásticas de épocas antiguas. Como me gustaría poder saber sus gustos en la lectura y pasar horas compartiendo nuestros intereses.
Sacudo mi cabeza para sacar esas ideas tontas de mi mente y fijó mi vista al frente dónde se encuentra Connor de espalda mirando por el ventanal que le da luz a toda la habitación.
Aunque me encante la idea de estar en el mismo espacio que el chico de mis sueños, ya me esta resultando incomodo que no diga ni una sola palabra en los casi 10 minutos que llevo sentada en esta silla. Tamborileo los dedos en los brazos de la silla y ese sonido hace que el moreno que tengo al frente se de la vuelta y me vea con esos intensos ojos que tiene, toma el respaldo de su butaca y sin apartar la mirada de mi, toma asiento.
Trago saliva y me enderezó esperando lo peor.
—Te preguntarás ¿Por qué estas aquí?— Connor rompe el silencio por fin y solo puedo pensar que estoy en problemas.
—Se... Connor si es por lo de anoche, le prometo que no se volverá a repetir— suelto antes de que pueda siquiera añadir algo más. Lo observó detenidamente pero su expresión calmada no cambia.
—No se que hicieron Luke y tu anoche, y créeme que no me interesa— Eso último me deja pasmada, ¿No le interesa lo que haga? ¿No tiene interés en mi siquiera? Me siento un poco decepcionada, guardaba la pequeña esperanza de que sintiera celos de verme salir de la habitación de su hermano.
Connor saca un frasco de pastillas de uno de los cajones del escritorio y lo coloca sobre la mesa. Lo tomo y lo que leo me sorprende.
—¿Prozac?— miro a Connor en busca de una respuesta a toda esta situación.
—Si, Prozac es un antidepresivo.
—Si ya se para que sirve, pero señor... ¿Para que me da esto?
—Luke sufre de ataques de pánico y depresión... el porque de ello no me corresponde a mi decírtelo, quizás el quiera compartirlo contigo en algún momento— Hace una pausa y rodea el escritorio hasta estar a mi lado— Últimamente se rehúsa a tomar su medicamento y debido a eso esta irritable y de mal humor.
—Entonces... ¿Tengo que lograr que tome esto?— Sacudo el frasco y las pastillas se mueven en su interior.
—Exacto... tu trabajo es ser su amiga y que se sienta cómodo en esta ciudad, pero aun mas importante tienes que recordar que tu jefe soy yo y tienes que seguir mis ordenes, aunque a Luke no le gusten— por un momento olvido respirar y tomó una gran bocanada de aire.
—De acuerdo, señor— nuestra relación se resume a eso, el mi jefe y yo la empleada. Y ahora tengo que convencer al bipolar de su hermano para que se tome su medicina, esto no será nada fácil y yo que pensaba que mi trabajo consistiría en tomar sol en la piscina, mientras Luke gasta a diestra y siniestra el dinero de su padre. Definitivamente no será un verano divertido y color de rosas.
El sonido de un teléfono me saca de mis pensamientos y Connor atiende la llamada entrante en su móvil, lo sigo disimuladamente con la mirada mientras se aleja un poco.
—Dime cariño...si... está noche— ¿Cariño? ¿Acaso tiene novia? Claro que un hombre como el tiene novia ¿Cómo no iba a tener una chica en su vida? Solo hay que verlo para saber que nunca está solo; Médico, millonario, exitoso, guapo y pare de contar— Si, en el lugar de siempre... espera— hace una pausa y me mira con cierto fastidio disfrazado de amabilidad— Bueno Anya creo que ya todo esta claro, notifica si Luke acepta tomar la medicación.
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Fugaz como el verano
RomanceLa alegre Anya nunca imaginó que al aceptar ese empleo en la mansión Coleman estaba dando inicio al verano que cambiaría toda su vida; y la peor parte era que aunque no les gustara para lo cual fue contratada, no había vuelta atrás, necesitaba el d...