Capítulo 18☆

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Anya

La arena de la playa se cuela entre los dedos de mis pies y la suave brisa marina, acompañada del sol ocultándose detrás del mar, hacen que éste momento sea perfecto. Sí a eso le agregas a Luke haciendo volteretas y corriendo a mi alrededor, como si fuera un niño; podría decir que es una vista maravillosa.

Las diferentes tonalidades de naranja colorean el cielo y me percató de que las horas han pasado volando; es cierto eso que dicen, de que el tiempo pasa más rápido mientras te diviertes. Luke se recuesta a mi lado sobre la manta y comienza a dibujar círculos con sus dedos sobre la piel desnuda de mi brazo; su mirada se encuentra perdida, en algún punto del horizonte y suelta un suspiro profundo.

—¿Te sucede algo? —mi voz capta su atención y me mira con esos ojos avellana que tanto me gustan; niega con la cabeza y vuelve a mirar al frente. Tomó su mentón y hago que gire la cabeza hacia mi dirección— Conmigo no tienes porque fingir.

Una media sonrisa se instala en su cara y se sienta, ayudándome para que haga lo mismo— Ya no recordaba lo que era sentirse plenamente feliz, hasta hoy. Este día, que para alguien mas, puede parecer un día normal; para mi ha sido uno de los mas felices desde hace meses. Y todo es porque estas tú, llegaste a mi vida para cambiarla, Anya. No sé si esto durará para siempre, solo sé que estar contigo me hace bien y ya no me siento solo, sí te tengo a ti.

Sus palabras hacen que tenga un remolino de sentimientos en mi interior; por una parte me da tristeza, pensar, en todo el dolor por el cual tuvo que pasar al perder a su madre y en lo solo que se sentía. También siento que mi corazón no aguantará toda la emoción y amor que siento al escuchar lo que causo en él. Y por ultimo tengo culpa, por ocultarle lo que sé y no puedo decir sobre su hermano.

Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos y me concentro en el chico que me mira sin dejar de sonreír— Sabes que no te dejare solo; aunque intentes alejarme, siempre estaré para ti y trataré de hacer que tus días sean tan lindos como este. ¡Es una promesa! —me enderezó en mi lugar y tomo su dedo meñique con el mío— ¿Pinky promise?

—¡Pinky promise! —Luke acerca mi mano hasta sus labios y deposita un pequeño beso en nuestros dedos unidos— Una promesa del corazón, así la solía llamar mi madre.

—Esas promesas no se rompen— y espero que así sea...

Luke toma mi mano y la posa sobre una de sus mejillas, el contacto de su piel con la mía hace que una corriente de electricidad recorra toda mi espina dorsal; Luke cierra los ojos al sentir el roce suave de mi mano y puedo jurar que esta disfrutando estar así, porque siento lo mismo al tenerlo tan cerca. Estar a pocos centímetros de su rostro, hace que tenga unas ganas inmensas de besarle y si me acerco un poco más, podría hacerlo. Sin que sé de cuenta, voy cortando la distancia que nos separa, solo un poco mas y nuestros labios estarán juntos en un beso. Pero el beso nunca llega; porque el sonido de su móvil hace que abra los ojos. Arruga la frente al ver la pantalla y contesta la llamada entrante.

—Padre— el tono alegre de Luke, cambia a uno de fastidio al contestarle a su padre— No te interesa lo que esté haciendo ¿Por qué? ¿Y si no quiero ir? —hace una pausa, escuchando atentamente lo que su padre le dice— Está bien, estaré allá en una hora.

—¿Pasó algo en la mansión?

—Nada por lo que tengas que preocuparte, nena. Solo tengo que hablar con mi padre de algunas cosas— hace un gesto con la mano, restándole importancia al asunto— Está comenzando a oscurecer, será mejor que regresemos a Bel Air.

Recogemos las cosas y volvemos al auto. Todo el camino a la mansión lo pasamos en silencio. Algo le preocupa y no quiere decirme; pero no soy la más indicada para reprochar que no sea totalmente sincero conmigo. En su momento el me dirá lo que sucede y yo espero poder contarle todo lo que sé.

Fugaz como el veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora