("infierno") capítulo 10 - sapiofilia

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(Kellin)

Habían pasado cinco días desde la última vez que tuve tiempo de ver a Tom. Lo extrañaba mucho y él a mi. Nos escribíamos todos los días pero no era suficiente. No era lo mismo que tomarnos las manos o darnos un beso. Nuestra relación se sostenía del contacto más que nada.

Últimamente no tenía tiempo para salir ya que tomaba turnos bastantes seguidos en el bar y aunque podía salir del trabajo y pasar por la casa de Tom que quedaba a unas cuadras, yo necesitaba ir a mi casa a dormir.

Ya estaba adaptandome al ritmo de trabajar turnos dobles así que cuando terminó mi turno de la mañana decidí irme sin comer con mis amigos. Quería ver a Tom así que aprovecharía la tarde para verlo, después volvería a mi casa para darme una ducha y volvería a trabajar en un estado zombie pero al menos me haría un tiempo para ver a mi novio. Estaba todo planeado, muy mal planeado pero planeado al fin y al cabo.

Agarré mi moto y me puse el casco para subirme e ir a la casa de Tom.

Era un día soleado, demasiado caluroso. No había ni una nube en el cielo y el calor rebotaba contra el asfalto haciendo que haya un efecto espejo sobre el calor a la piel.

Fue un corto trayecto hasta que llegue a la imponente casa de blancas paredes.
Toqué timbre y del portero eléctrico se escuchó la voz de la señora Sykes.

-¿si, quién es?

-Kellin. -respondí en voz alta y clara.

-oh, hola Kellin. -respondió- Tomy no está pero... ¿quieres esperarlo? No tardará en volver.

-si muchas gracias.-respondí rápido.

Se escuchó la puerta abriéndose. Era un camino de graba gris clara que cruzaba el cesped del enorme patio delantero.

Entré con mi moto. En el jardín habían unos hombres trabajando, cortando el cesped y arreglando las plantas.

Estacioné mi moto y vi a la señora Sykes saliendo con una fuente que llevaba vasos y una jarra con limonada. Ella llevaba un mandil de trabajo y el cabello hacia atrás con un pañuelo.

-¡Kellin! -dijo alegremente- puedes pasar. Sirvete algo de beber si gustas. -siguió su camino- lamento atenderte así pero estamos arreglando el desastre que dejó una plaga de grillos.-dijo en voz alta.

-muchas gracias señora Sykes. -respondí.

Ella se fue junto a los empleados y yo entré en la casa.

Inmediatamente me vi rodeado de los inmensos cuadros que componían la decoración de la sala de estar, y el frío ambiental provocado por los cerámicos blancos del suelo.

Me sentía algo incómodo al estar ahí sin compañía, dado que a penas había ido una vez a esa casa. Pero en plena soledad me vi cómodo para ir a buscar algo de agua ya que estaba sediento.

Caminé a paso ligero hasta donde suponía que estaba la cocina. Acerté, quedaba en la primer puerta del corredor principal.

Cuando crucé el umbral de la cocina vi a un chico sentado leyendo. Tenía el cabello castaño, la piel pálida y muchos tatuajes coloridos. Creo que era el mismo chico que estaba con Austin hace unos días. Ese chico era Oliver Sykes el hermano mayor de mi novio.

Inmediatamente inspiró hondo y giró su cabeza para verme.

Sus ojos eran verdosos oscuros, tenía unas ojeras notables que resaltaban aún más en su pálida piel, y su rostro era muy diferente al de Tom. Tenía el mentón más perfilado, los labios un poco más gruesos, sus ojos eran más pequeños que los de tom y sus hombros eran más estilizados porque era más delgado que Tom.

muerto por dentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora