(Narrador omnisciente)
Hace seis años...
Oliver tenía 15 años. En ese momento iba andando en su bike, iba pedaleando de pie, ese día usaba una camiseta sin mangas blanca con letras verdes que se inflaba por el viento por agarrar velocidad mientras andaba, llevaba unos skinny jeans azules que hacían fricción en sus piernas causándole calor y unas Vans negras que resultaban ser cómodas para todo.
Ese día estaba soleado y el calor hacia que los edificios tiemblen a la distancia. La gente disfrutaba del sol y reía ya que estar en Orange aunque sea de paso, ponía de buen humor a cualquiera.
Las anchas calles asfaltadas, la pintoresca playa, la brisa marina parecía le daba un aspecto utópico al lugar.
Oliver recorría las calles, ese día había salido a pasear con un sólo objetivo: aclarar su mente. Y no conseguía hacerlo por más que lo intentara.
Oliver estaba asustado, pero no de ese susto que puede ser mortal, era el miedo existencial que nos da a veces, es leve pero afrontar ese miedo puede cambiar tu vida para siempre.
Oliver tenía miedo de cambiar drásticamente y sabía que estaba en la etapa en donde debía decidir muchas cosas. Quizás sus problemas a esa edad no eran tan grandes pero ahora debía decidir algo importante, algo que le quedaría grabado en la mente para siempre y es que nadie puede olvidar sus primeras veces.El día de ayer había sido un viernes, él había asistido a una fiesta en la casa de los Biersack y fue la primera vez que había tenido algo de intimidad con alguien. Por la madrugada había estado con Andy Biersack, ambos habían llevado las caricias a un nivel intenso. Y ahora Oliver tenía la mente hecha un desastre, no sabía que le podían llegar a gustar los chicos, admitía que Andy era lindo pero no hasta ese punto, y ahora no podía quitárselo de la cabeza.
Había disfrutado el momento pero cuando llegó a su casa se sentía culpable, no sabía como iba mirar a sus padres a la cara, se sentía tan avergonzado que no sabía como actuar con eso. Así que evitó a todo el mundo y salió de su casa a escondidas.
Siguió andando y llegó al skatepark que quedaba en la zona oeste de la costa.
En ese lugar no había casi nadie, pero si estaba Austin Carlile. Ellos solían hablarse en el Instituto durante el receso. No solían compartir tantas cosas pero si solían divertirse mucho juntos.
Austin estaba compartiendo la tarde con Vic, Jaime y Tony.
Austin había visto a Oliver acercarse al skatepark, pensó que iría a saludarlos pero al parecer el castaño no los había visto.Austin les dijo a sus amigos que iría a saludar a Oliver así que se distanció de ellos y caminó hacia el castaño que estaba sentado bajo la sombra de un árbol y su bike estaba tirada a su lado.
-hey Sykes. -dijo Austin llegando hacía él.
Oliver giró su cabeza y sonrió suave al ver a Austin llegar a su lado.
-Carlile. -dijo en forma de saludo.Austin notó los ojos enrojecidos de Oliver y el sonrojo en sus mejillas.
-¿sucede algo? -preguntó en tono suave.Oliver cambió su expresión a una de sorpresa. En ese momento Austin lo había encontrado con la guardia baja.
-am... no ¿por qué?-estás extraño. -dijo Austin y se sentó frente a él mientras lo observaba curioso.
Oliver negó rápidamente con la cabeza y bajó la mirada intentando ocultar su rostro con su cabello.
-¿es por Biersack? -preguntó el más alto.
Oliver lo miró rápidamente.
-¿por qué mencionas a Biersack?
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muerto por dentro
Fiksi Penggemar(Kelliver) ¿Alguna vez te has preguntado si existe el límite entre morir emocionalmente y morir físicamente? Existe un límite donde sigues vivo pero sientes el frío y el ahogo de la muerte. Sientes que vagas por el mundo sin sentido alguno y pierde...