muerto por dentro

capítulo 14 - un paso hacia la luz

(Oliver)

Las drogas me hacen "efecto".

Es sabido por sobre lo ético y lo moral que hay cosas que no deben hacerse porque están mal, pero no están mal por el hecho de estar haciendo algo malo, si no porque puede ser malinterpretado.
Por eso existen los secretos, por eso existe el misterio.

Mi hermano se ha vuelto una persona que hoy en día desconozco. Su actitud actual y sus actos borraron todo rastro que tenía de ese dulce niño de ojos celestes que solía sentarse a mi lado por las mañanas para tomar una chocolatada y preguntarme el porqué constante de las cosas.
Él ya no necesita que le enseñe el mundo, pero yo necesito desesperadamente que él me lo enseñe a mi.
Como si realmente me fuese a ayudar.

Estoy en un constante estado en donde me encuentro mudo y no puedo gritar por auxilio. Estoy en ese momento en el espacio donde estás en pausa, el tiempo no pasa ni lento ni rápido, simplemente no pasa.

Las promesas de amor no significan nada en este mundo, porque un "para siempre" es eterno pero nuestros cuerpos no lo son, nosotros nos descomponemos.

Mi madre tiene la errónea forma de actuar en donde ella cuida de mi constantemente. Mi madre tiene 30 años más que yo y si yo dependiera de ella quizás el día que se vaya emprenderemos el viaje juntos.

Tengo un don que desafortunadamente no puedo compartir ni puedo relatar porque la inmortalidad no tiene significado para los oídos de un mortal más que el simple hecho de que es y será algo inalcanzable.

Yo podría ser eterno.

Kellin es la representación de que los ángeles existen. ¿cómo sé eso?
¿cómo no saberlo?
Su delicada y ambigua apariencia es algo sobrenatural. La irindiscencia de su alma, la policromacia de sus ojos y su hermosa sonrisa era el motivo por el cual había dejado de lado mi ética y había decidido ir con él.

El día que me encontré con Sam y Vic en el skatepark, a la hora se nos habían unido Austin y Kellin.
Con Kellin habíamos quedado en ver una película pero al llegar a su casa nos dimos cuenta de que era imposible dejar de hablarnos, prácticamente era una necesidad así que no podíamos quedarnos tres horas en silencio prestandole atención a otra cosa que no seamos nosotros.

Esta era la quinta vez que Kellin se acomodaba su cabello e íbamos por el segundo café que había preparado. Ambos estamos sentados en su cama con un par de libros al lado que él me había enseñado. Tenía un gusto interesante. Después de hablar de libros hablamos de películas y cada tanto nos quedábamos en silencio, poco a poco agotabamos todos los temas de conversación.

-¿sabes que es lo malo de las películas de horror modernas? -le pregunté a Kellin que al parecer no podía dejar de examinarme con la mirada.

-dime que es...-me respondió con voz suave.

-que ya se ha inventado todo. -respondí- no importa lo mucho que lo intenten ya no existen cosas terribles por encontrar, modificar y combinar para poder crear algo nuevo que asuste. La humanidad a sufrido incontables horrores y a sobrevivido, ya no hay nada nuevo que nos asuste, nada nuevo que nos altere y nuestra incapacidad para crear ha llevado a esa industria a perderse y adaptarse añadiendose al suspenso. El terror psicológico es quizás lo único que vale la pena leer o ver y es porque nisiquiera causa miedo, quizás una impresión asquerosa y angustiosa ante un miedo injustificado. Y sólo eso, con el paso de los años vimos cómo todo se fue deteriorando y las cosas no son como antes.

Kellin sólo me miró y asintió.
-estoy de acuerdo, de hecho sabes que adaptarse es sobrevivir. Necesitas variedad para no extinguirte. -respiró hondo- ¿puedo preguntar que sucede contigo?

No respondí. Lo quedé mirando fijo esperando a que sea más específico.

-Sam nos dijo que estás enfermo y Tom lo confirmó pero no nos dijeron que era.

Me quedé un momento en silencio. Me tomaría por loco si se lo dijera aunque no podría asegurar si él me creería o no, así que como al resto de las personas que conozco, decidí contarle la verdad a medias.

-sufro de depresión. -respondí- no es grave. Estoy bajo tratamiento.

Él suspiró y me quedó mirando. Yo también me quedé así. Ambos estabamos en silencio.

-¿qué te gustaría hacer ahora? -le pregunté.

Me sentía realmente extraño cuando nos quedábamos en silencio. No sabía si era una buena señal.

-No lo sé. -respondió y se achicó en su lugar. Parecía mezclarse con sus pensamientos.

-creo que podemos ser buenos amigos. -dije en voz baja.

Ahora que lo pienso. No entiendo cómo alguien como Kellin puede estar con Tom. No parecían tener nada en común, aunque quizás se complementaban, pero aún así... era extraño.

-ojalá te hubiera conocido antes. -murmuró Kellin.

Quizás pensaba en lo mismo que yo.

-¿antes cuando estaba bien?  -le pregunté.

Kellin negó con la cabeza.
-antes de haber conocido a Tom.

Bien. No era tonto como para no entender esa referencia. Supongo que en el presente, ya no hay nada que pueda detenerme.

Busqué su mirada y me acerqué a él.
Kellin levantó su mirada y entrecerró sus ojos sin alejarse.
-sabes... -murmuró- cuando te dije de ver películas, pensé que no aceptarías.

Pasé mi mano por su cintura y me acerqué a él para juntar nuestras frentes.
-creo que sería una mentira si me dices que alguien no aceptaría una invitación tuya.

-una mentira pareciera ser que alguien como tú aceptara venir conmigo. -susurró y subió sus brazos para pasarlos alrededor de mi cuello.

Estábamos muy cerca.
Y no es como si lo hubiese pensado mucho y tampoco es como si no tuviera tiempo para hacerlo en otra oportunidad, sólo que quería sentirlo ahora.

Ladeé la cabeza y junté nuestros labios. Sus labios eran suaves, sabían a café.

Kellin cerró sus ojos.

Yo no recordaba cómo besar así que quise alejarme pero Kellin movió sus labios entre los míos e inevitablemente cerré mis ojos. Ambos nos sumergimos en un beso suave y lento, yo sólo me dejaba guiar.

Su beso es como la promesa del paraíso. Quizás debía ser así, quizás éste ángel debía ser mío y no de mi hermano, es que no tenía lógica que esté con Tom, lo más lógico es que sea mío. Kellin debía ser mío.