Capítulo 25

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Narra Anna

Me despierto la primera, y veo a Lucía y a María dormidas, la segunda aún tiene signos en la cara de haber llorado hace unas horas. Sin hacer mucho ruido, me levanto y voy al baño, donde me ducho y me vuelvo a poner la misma ropa, ya que perdimos las maletas. Me peino con los dedos el pelo mojado y salgo del baño.

Ya están despiertas, así que les sonrío y me acerco a María que está sentada en la cama, Lucía se levanta y va al baño.

- Buenos días- le digo a María bajito- ¿Cómo te encuentras?- le pregunto.

- Físicamente bien, psicológicamente asimilándolo. - resopla y se vuelve a tumbar en la cama, sé que si yo no la levanto se quedará ahí todo el día, y tenemos que volver a Madrid.

- Algo es algo.- Me incorporo y tiro de su brazo para que se levante de la cama. Se queja pero se levanta y va hacia al baño, entra cuando Lucía sale.

Mientras se acaban de preparar, salgo y voy hacia la habitación de Nick y Scott. Cuando estoy en frente, toco y a los cinco segundos abren. Me encuentro con un Scott en calzoncillos y con cara de dormido, le empujo suavemente para apartarlo y poder entrar.

Veo que aún tiene las persianas bajadas, así que me acerco a la cama donde está Nick dormido, me acerco y le beso en los labios y medio dormido sonríe. Yo me levanto y les abro las persianas, lo que hace que Nick se tape con las sábanas hasta la cabeza, yo me río.

-Venga levántate, guapo- digo con una sonrisa en la cara.

-Normalmente te quiero, pero enana, ahora mismo no me hace mucha gracia que me levantes con un beso y luego me dejes ciego.- dice asomando la cabeza debajo de la sábana.

En el momento que dice eso, mi corazón se para y luego da un vuelco. Me quiere. Y no parece que sea una mentira. Me quiere y lo hace de verdad. No puedo evitar saltar a su cama y besarlo con todas la fuerzas hasta que necesitamos oxígeno y nos separo para respirar. Aún muy cerca de su cara, donde nuestros alimentos se mezclan, le miro a los ojos, los cuales tienen un brillo especial y sonrío. Cuando vamos a volver a besarnos, escucho unos aplausos.

Me giro y veo a Scott dando diez euros a Lucía. Frunzo el ceño y me vuelvo a girar para ver a Nick. Me levanto de su regazo y me giro con los brazos cruzados.

-¿Me lo explicáis?- digo con una ceja levantada.

-Claro- dice Lucía con una sonrisa en la cara y diez euros en la mano- apostamos cual de los dos diría te quiero antes. Y como siempre, he ganado.- dice enseñando orgullosa los 10€.

-Pues ahora voy a ganar yo- dice Scott. Coge a Lucía de la nuca y la besa con pasión y deseo. Mientras la besa, tiene una mano en su nuca y otra en su cintura. Lucía coloca sus brazos al rededor del cuello de Scott acercándolo más a ella.

-No sé que añadir, así que voy a pasar- me giro hacia Nick quien sigue en la cama, sentado mirando a Scott con una sonrisa. Frunzo el ceño, ¿antes también estaba sin camiseta o se la acaba de quitar? Lo ignoro y salgo para ver dónde está María.

Me encuentro a María cerrando la puerta de la habitación, cuando ya lo ha hecho, se gira, me mira y sonríe, cosa que no ha hacho desde hace casi 48 horas.

-¿Tienes hambre? Porque yo tengo mucha.- me dice aún sonriendo, pero no le llega ese brillo característico a sus ojos.

-Sí.- le respondo.- Vamos.- digo adelantándome.

Bajamos en silencio, cuando salimos del ascensor, vamos hacia el restaurante. Hay un chico custodiando la entrada. Nos saluda al pasar por su lado, pero María no le dice nada. Nos sentamos en la misma mesa que la de anoche.

-Hola, buenos día. ¿Qué desean para desayunar?- nos atiende un camarero joven con acento portugués. Es alto de pelo castaño, moreno y de ojos color café. Le sonrío y pido un café y una tostada. María se pide un chocolate y un Donut.

Justo cuando se está yendo, aparecen Nick y tres pasos por detrás Scott y Lucía de la mano. Nick venía sonriendo pero cuando ha visto al camarero la sonrisa se le ha quitado de la cara y se le ha fruncido el ceño.

-¿Quién era ese?- dice sentándose a mi lado. Lucía se sienta al lado de María quien estaba en frente mía y Scott se sienta en un lateral.

-Era el camarero- dice María.

-Mmm...- se cruza de brazos y me mira con una ceja enarcada. Le sonrío y le abrazo. Él me pasa su brazo por los hombros y me aprieta en su pecho.

- Ya, ya- digo entre risas, me separo de él y me giro hacia mis amigas.

-No me lo creo.- dice María con la boca abierta.

-¿El qué?- pregunto extrañada.

-Te lo dije.- dice Lucía a María.- Cuando los he visto esta mañana tampoco me lo creía, y además la apuesta la he ganado yo.- dice recordando que ha ganado la apuesta.

-Ahh, pero eso era fácil de adivinar.- María me mira y luego a Nick, sonríe y se gira hacia Scott.- Como si no la conocieras.- le dice sonriendo y aparentando estar normal, aunque todos sabemos que no es así.

-¿Qué?- digo incrédula. Me giro hacia Nick y sigue sonriendo.- ¿Lo sabías?- le pregunto.

-No, pero Scott habla en sueños, y yo le escuché anoche.- mira a Lucía y le dice.- De nada por los diez euros, si no fuera por mí no los tendrías.- le guiña el ojo, ella ríe y chocan la mano.

Unos minutos después, piden sus desayunos y nos lo comemos. Para las once ya estamos listos y como no tenemos maletas nos vamos del hotel, pero antes pedimos al recepcionista que nos diga dónde encontrar un taxi.

-En quince minutos sale un autobús a Madrid capital y os saldrá más barato. Salen y giran a la derecha, no tiene pérdida.- nos aconseja.

-Vale, gracias.- digo y salgo fuera donde me esperan mis amigos.- Hay que coger en quince minutos un autobús, nos saldrá más barato. Es allí- señalo la parada de autobús.

Nos acercamos y solo hay una pareja de extranjeros hablando en otro idioma. Creo que es italiano.

Miro la carretera y veo a unos doscientos metros como el autobús se está acercando.

Narra Nick

Veo como se acerca el autobús, Anna está emocionada por llegar ya a su casa. Scott y Lucía quieren tener un rato a solas y no les dejamos. María, pues no sé, creo que quiere que nunca hubiese pasado lo de Diego, pero creo que está empezamos a aceptarlo, aunque va a ser un momento bastante difícil en su vida, todos hemos pasado por grandes pérdidas en nuestra vida y es muy duro, pero hay que aceptarlo y seguir viviendo.

Yo estoy nervioso porque aunque vaya a estudiar en Madrid, voy a conocer a la familia de Anna, a lo mejor pasan seis meses hasta que los conozca, pero quiero hacerlo, Anna se ha vuelto alguien importante para mí, y yo quiero ser importante para ella.

Entran todos, y yo me quedo el último, ayudo a subir al autobús la pareja de señores mayores italianos que estaban esperando con nosotros. Por último entro yo.

La Chica Del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora