Narra Anna
Cierro de un portazo.
Solo a Robin se le ocurre decir eso sin pensarlo dos veces. Escucho como unos zapatos suenan contra el suelo y tocan la puerta.
-Anna, abre, sé que estás ahí.- dice mi padre.
-No, no estoy aquí.- digo, María me separa de la puerta y abre la puerta.
-Hola, señora Jones- dice María a mi madre abriendo más la puerta para que entre toda mi familia. Mi madre, mi padre y Sophie, mi hermana.
-Hola, gracias por abrirnos.- Dice mi padre.- Anna, ¿nos explicas eso de qué tienes novio?- dice serio.
-Mira te explico, cuando dos personas se quieren...- me cortan ahí.
-Vale, no hace falta que me lo expliques todo, ¿le quieres?- mi madre me mira seria.
-Sí- digo igual de seria, pero no puedo evitarlo y mi vista va hacia Nick y sonrío al verle sonreír hacia mí.
-Entonces no tengo ningún problema con él.- dice mi madre y se acerca a abrazarlo. Él le corresponde extrañado pero yo estoy todavía más extrañada, no me esperaba ese comportamiento.
-Me llamo Daniela y soy la madre de Anna, y ella es Sophie, mi hija menor.-Dice mi madre a Nick.-Mi marido es...-
-A mi llámame señor Jones, aún no eres de la familia para tener esa confianza.- dice mi padre gruñón.
Decido dejarlo pasar, me acerco a abrazar a mi padre, cuando voy a abrazar a mi hermana ella corre hacia mí y al abrazarme me susurra:
-¿Dónde lo has encontrado? Yo quiero uno así.- Mi hermana es así, aunque tenga dos años menos y acabe de empezar la universidad, a tenido bastantes más novios que yo, pero esto no lo saben mis padres, para sus ojos ella es solo un poco impulsiva, yo soy la calmada.
Levanto la cabeza y veo a mi padre hablando con Nick, me separo de mi hermana y me acerco, mi madre se lo ha tomado bien, pero mi padre todavía no ha hecho nada, y eso me da miedo.
-Entonces, ¿eres de España?- pregunta mi padre.
-He vivido aquí mucho tiempo, pero mi familia es italiana.- dice orgulloso de sus raíces.
-¿Sabes cocinar?- pregunta mi padre.
-Sí, hago las mejores lasañas.- mi asiente y sonríe.
-Demuéstramelo.- Nick asiente y se gira hacia mí.
-¿Dónde puedo cocinar?- se pone la mano en la barbilla y añade- ¿Tenéis los ingredientes para una lasaña? Somos bastante, haré para todos.- añade.
Esquivo a mi novio, es raro llamarlo así, y a mi padre. Entro a mi apartamento y voy a la cocina. Empiezo a abrir los cajones, nevera y alacenas.
- No sé lo que necesitas, mira sin miedo, si no hay, voy a comprar al supermercado de abajo.- Nick asiente y empieza a sacar cosas.
-Está todo, no hace falta que bajemos.- se acerca me besa y me dice.- Ahora ponte un delantal y ayúdame, no voy a hacer lasaña para nueve personas yo solo.- yo asiento y entre los dos empezamos a hacer la lasaña, él diciéndome que hacer, y yo intentando hacerlo lo mejor posible.
Después de cuarenta minutos, ya está lista la lasaña, Nick la está sacando del horno, los demás han puesto la mesa y están todos sentados esperando para cenar.
-No sabía que sabías cocinar.- le digo cuando entro en la cocina. Él está cortando la lasaña y poniéndola en los platos.
-Como buen italiano tengo que saber cocinar, y gracias a que somos muchos en la familia, cuando cocino es para bastantes personas, así que estoy acostumbrado, es más me gusta cocinar.- sonríe y desvía la mirada para mirarme.- Muoio dalla voglia di provare di nuovo le tue labbra.- dice en italiano, tengo que admitir que es muy sexy que hable en italiano me enciende por dentro.
-Oh vamos, sabes que no sé italiano.- me cruzo de brazos y me giro para darle la espalda, pero Nick se acerca y me abraza por detrás, me da un beso en la mejilla y se separa.
-Vamos, ayúdame a llevar los platos.- coge dos platos y yo tres, ya que estoy acostumbrada de haber trabajado en un bar.
Cuando ya estamos todos sentados en la mesa, el primero en probar la lasaña es Robin.
-Oh dios esto está buenísimos.- dice levantando las manos, el pobre es un exagerado.
Después de casi diez minutos alabando la comida de Nick, cada uno sigue una conversación diferente.
-Oye Nick- llama Lucía que está a mi lado a mi novio, que está a mi otro lado.- Che stai morendo dalla voglia di provare di nuovo le labbra?- le pregunta mi amiga.
-¿Se ha escuchado mucho?- pregunta Nick con una sonrisa que no presagia nada bueno.
-Un poco sí, menos mal que no saben italiano.- Lucía ríe y se gira para hablar con María y Scott.
-¿Nunca me vas a decir lo que significa?- le pregunto con curiosidad.
-A lo mejor algún día.- dice sonriendo.- Ya sé, pero te lo diré cuando estemos solos y no con tu familia delante.- Asiento sin entender muy bien y sigo comiendo.
-Por cierto-dice mi padre- me llamo Gabriel, y ten cuidado, mi mujer te acepta, pero para mí aún estás a aprueba.-Nick asiente y sonríe.
-Gracias Gabriel.-Se levanta y empieza a recoger los platos, yo le ayudo para que no lo haga solo.
Cuando son casi las once de la noche, mis padres se han ido con mi hermana a casa, Lucía, María y Scott al apartamento de en frente y Robin se ha acostado en su habitación. Solo quedamos Nick y yo en el salón.
-Mira, es tarde y ya hemos dormido juntos, ¿te quedas a dormir y ya por la mañana vas a tu apartamento?- pregunto a Nick, y no puedo evitar bostezar.
-Vale, allí te digo una cosa.- me dejo llevar hasta mi habitación, Nick abre la puerta y enciende la luz.
Mi cuarto no es muy grande, tiene una cama que ocupa casi todo el cuarto, un escritorio con cosas encima y un armario, lo necesario para mí.
-Que bonito.- dice Nick, no sé si es sarcasmo pero estoy demasiado cansada para pensar así que cojo mi pijama y me empiezo a cambiar. No me da vergüenza cambiarme delante de Nick, siento que hay mucha confianza, él también se quita los zapatos, los pantalones y la camiseta, quedando en calzoncillos. No puedo evitar sonreír cuando veo su tonificado cuerpo.
Me acuesto en la cama quitando las sábanas y dejándolas abiertas para que Nick entre también. Él apaga la luz y se acerca a oscuras hasta la cama. Se acuesta boca arriba y yo me tumbo en su pecho, escucho su corazón latir.
-¿Te gustaría venir a Italia?- suelta de repente. De un momento a otro se me quita el sueño, me incorporo e intento verlo en la oscuridad de mi habitación.
-¿De verdad?- pregunto incrédula.-¿Quieres qué conozca a tu familia?-no me lo puedo creer.
-La verdad es que mi primo va a casarse y no me gustaría ir solo a la boda, ¿te apetece?- me pregunta.
-Claro- digo contenta y a la vez nerviosa.-¿Cuándo es?-
-En dos semanas.- asiento y le abrazo.
-Gracias por pensar en mí.- le digo sincera.
Él en respuesta me besa. Primero es un beso tierno, pero según pasan los segundos el beso se profundiza. Llevo mis manos a sus abdominales y el lleva las suyas a mi espalda pegándome a su cuerpo. Sube sus manos hasta el cierre del sujetador. De repente nos separa.
-No quiero que hagamos esto en este momento.- Me dice mirándome a los ojos.- Te mereces que tú primera vez sea inolvidable, déjame que la haga especial, pero no hoy.- me dice con cariño.
-Cuando tú quieras.- Él sonríe a mi respuesta y vuelve a besarme, pero no como antes, sino un beso en el que me quiere demostrar que me quiere. Cuando nos separamos, no puedo evitar decir- te quiero.- se escapa de mi boca casi sin pensarlo.
-Yo también te quiero, más de lo que he querido nadie en toda mi vida- me da un pequeño beso y nos acostamos abrazados.
Pienso en todo lo que hemos vivido en tan poco tiempo, como he llegado a querer a este imbécil. Lo abrazo más fuerte y él me da un beso en la frente.
ESTÁS LEYENDO
La Chica Del Tren
RomanceSalir de España y visitar Estados Unidos durante el verano en un tren. Conocer a gente, vivir experiencias, aprender de los fallos y seguir adelante. El problema está cuando el pasado no quiere quedarse en el pasado, eso solo hace que el presente em...