Capítulo 38

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Narra Lucía

Entro por la puerta antes que Scott, ya que me deja pasar. El piso es bastante grande, por lo menos para nosotros que solo somos dos. Y como dijo Scott está completamente vacío.

Nada más entrar está el salón, a la izquierda la cocina separa del salón con una isla. Al fondo hay tres puertas. Me acerco seguida de cerca de Scott, la primera que abro, que es la que está a la izquierda es una habitación, la del centro un baño, con una bañera, el váter y un lavabo. Y la última es otra habitación, pero está un poco más grande que la otra habitación y con dos puertas. Otro baños pequeño y un pequeño vestidor.

-Me encanta.- le digo a Scott.

-Me alegro.- me abraza y me da un casto beso.- Ya estrenaremos como es debida la casa cuando esté lista, así que no vamos a tardar en amueblarla.- yo me río y vuelvo a besarlo.

Sus labios dulces y suaves se abren para dar paso a su lengua. Nuestras lenguas se funden en un baile lento mientras las manos de Scott recorren mi cuerpo, como queriendo aprendérselo de memoria. Sus fuertes manos llegan a mi culo, me eleva y enrrollo mis piernas en su cintura. Noto como me retiene entre la pared y su duro cuerpo. Un cosquilleo me recorre toda la columna cuando muerde uno de mis labios y hace presión en mi zona íntima con su miembro. Un suspiro trepa por mi garganta y Scott separa su cara un poco de la mía.

-Vamos a tener que parar, no tenemos ni cama ni protección.- dice con la voz ronca lo que hace que los pelos de mis brazos se ericen. Noto su cálido aliento en mi cara justo antes de que se separe del todo. Tira de mi brazo y empieza a llevarnos hacia la salida del apartamento.- Esto lo acabamos como que llamo Scott.- casi corremos hasta el piso que pronto no será nuestro. Cuando estamos en el ascensor, me fijo en la erección que tiene en los pantalones y no entiendo cómo aún no ha salido volando el botón de estos. Corremos un para de calles hasta llegar a nuestra casa actual.

Corremos hacia la puerta y no aguanto más y lo beso. Mientras nos besamos intenta abrir la puerta, cuando lo consigue, tira las llaves al suelo y cierra la puerta con el pie. Seguimos besándonos mientras poco a poco nuestras prendas van desapareciendo, no llegamos a la cama, ni si quiera a la habitación. En el mismo sillón del salón, me da un leve empujón pero sin separar nuestros labios. Poco a poco, posiciona su cuerpo encima del mío pero con sus musculosos brazos a los lados de mi cabeza para no aplastarme. Con una sola mano, consigue quitarme las bragas que era la última prenda de ropa que quedaba en mi cuerpo mientras yo le quito sus calzoncillos. Cuando va a empezar con la penetración, se levanta y sale corriendo hacia la habitación. Pero a los quince segundos llega con una paquete en las manos. Se sienta en el sofá y se lo pone muy rápido. Me ayuda a incorporarme y me coloco encima suya introducción su miembro erecto lentamente. Un gruñido sale de su interior cuando llego al final y hago movimientos circulares y lentos, demasiados lentos, el agarra con ansias mi cadera hace que empiece a botar, lo que hace que su miembro entra y salga de mi a mucha velocidad. Noto como el orgasmo se acerca, y sin poder evitarlo, estallo  y grito sin quererlo, y segundos después Scott también se libera pero sin dejar de moverse para prolongar el placer.

Me levanto con cuidado y me siento a su lado apoyando mi cabeza en su hombro. El besa mi frente y me dice:

-Te amo.-

Narra Anna

Después de ayudar en todo lo que he podido, con la comida, las mesas para comer, el peinado de la novia y por último, el vestido de la novia. Le abrocho los últimos botones que tiene en la espalda y ya está. Un vestido escote corazón de sirena con poca cola pero con mucho encaje, y en la espalda una hilera de botones. En la zona de debajo del pecho, hay un pequeño adorno con un cinturón.

La Chica Del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora