Amigos.

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«Eh... ¿Entonces qué piensas de este 'amigo' de Regina?» preguntó Emma, con su voz llena de insinuación.

Los días anteriores fueron imparables. En unos segundos pasaron de un regreso a un secuestro, de eso a un viaje a otra tierra y un rescate, y ni siquiera pudieron acostumbrarse a una vida "normal" — si eso era posible en ese pueblo — porque ya llegó otro extranjero, y eso no salió muy bien la última vez.

Henry. Ese nombre no se le borraba de la cabeza. Las ironías del destino. Regina nombró a su hijo "Henry" en honor a la persona que más amó, porque lo amaba tanto como a él, o más. Por consecuencia, también es el nombre de la persona de Emma ama más, pero cuando llegó este otro Henry, el nuevo amigo de la morena, su sangre hervía.

Emma estaba segura que Regina lo amaba, y eso hacen tres Henrys amados por ella, pero la rubia no tenía mucha simpatía por él, quería que se aleje de su familia, y también deseaba esa relación que él tenía con la ex alcaldesa y su hija. ¡Él tenía a quiénes más ella quería! En otras palabras, lo despreciaba. Además, esa relación que llevaba con Regina era sospechosa, mucho más que una simple amistad, ¡le robó a su Regina! Bueno, tal vez no su Regina, pero los sentimientos estaban ahí, lamentablemente para ella.

Se odiaba por desear a aquella hermosa mujer, en lugar de alguno de los dos idiotas que iban, babeando, tras ella. Las cosas serían mucho más simples. Pero el mundo, obviamente, no es así. Al Universo le gusta ser una patada en el culo a Emma, y a todos en general, aunque ella prefería ignorarlo.

Por la falta comunicación y sobrecarga de acción de los últimos días, Emma se encontró hablando con Mary Margaret sobre esto, siendo discreta a la hora de hablar de sentimientos, porque eso nunca iba a pasar. Estaban sentadas en el comedor con dos tazas de chocolate con canela, cuando Emma decidió darle voz a sus pensamientos.

«¿Henry?» dijo ella distraídamente.

«Yeh, el adulto, claro.» Aunque dudo que se le pueda llamar adulto, pensó en una burla seca.

«Bien... Me recuerda un poco al pequeño».

«¿En serio? No lo creo».

«De verdad. No lo conozco mucho, pero hay ciertas actitudes... Por ejemplo, Regina dijo que le acababa de mencionar el tema de los cuentos de hadas, y él creyó, fácilmente. Justo como...»

«Henry» completó interrumpiendo a su madre. «Sí, ya entendí» reconoció de mala gana.

«¿Pasa algo, cariño?» preguntó Snow, dulce, al ver la mala cara de Emma.

«Nada, todo está bien, solo... ¿Crees que podamos confiar en él?».

«Regina lo hace. Y, al parecer, él la hace muy feliz. No la ví sonreír así en años» eso le sacó a Emma una  pequeña mueca. «Tal vez ella finalmente está encontrando su final feliz, deberías intentarlo tú también» le mandó una indirecta que Emma decidió ignorar.

«Que Regina confíe, no lo hace en realidad confiable. Los del otro lado de la línea no se llevan bien con la magia, si le pareció bien puede que esté tramando algo» dijo sin seguir a Mary Margaret por su conversación.

«¿No crees que estás exagerando por lo que pasó con Greg y Tamara?».

«¡Ey! Tenía razón sobre ellos, ¿recuerdas?» reclamó.

«Sobre ella» la corrigió. «Pero aún sigo creyendo que solo desconfiabas porque aún sientes algo por Neal».

«¡Oh, vamos! ¿sigues con eso?» se quejó.

«Cariño, sabes que mereces tu final feliz, te lo debes. Está bien al fin permitirte ser feliz». Emma reprimió con todas sus fuerzas el rodar los ojos. «Podrías darle una oportunidad a Neal, y a lo que sientes».

«Mary Margaret, voy a decirlo una sola vez, así que espero que me escuches: no estoy interesada en Neal».

«P-pero lo que dijiste es la Cueva...» titubeó un poco, confundida.

«Sí, lo que dije en la cueva. Lo amo, de verdad, pero no de esa manera. Ya no más, en todo caso». Y así terminó hablando de sus sentimientos, lo que esperaba evitar desde el principio. Además, cambiaron completamente el tema de la conversación en el que Emma estaba interesada. «Él es mi amigo. Pero es difícil tener una amistad con alguien que espera más y formar una familia. Él llegó tarde» sentenció, con tanta seguridad que casi asustó a Snow. «Puede querer conocer a Henry, y está bien, pero él ya tiene a sus dos madres. No puede solo llegar y creer que Henry y yo vamos a ser su maldita familia feliz».

«Creo que él te ama, tal vez solo quiere lo mejor para ustedes, su familia».

«Lamento que recién ahora te enteres, pero él no es mi familia.» su voz se agravó un poco, empezaba a molestarse con esta situación, con Neal, con Snow, con todo. «Hace cinco minutos estaba por casarse con otra mujer. Ahora me sigue como un perrito perdido, al igual que Garfio, esperando que elija, de entre dos hombres que no me interesan, a él, para ser una familia, porque es el padre de Henry. Y, ¡malas noticias!, nadie en este lugar parece saber qué es lo que quiero y qué es lo mejor para mí».

«Cariño, tranquilízate» dijo apoyando una mano en el hombro de Emma, quién respiraba profundamente.

«Estoy bien. Hablemos de otra cosa».

«¿Sobre qué quieres hablar?».

«El amigo de Regina».

«Sabes, creo que ya sabemos que no es su amigo».

«Yo creo que sí, no es del tipo de Regina» dijo intentando mantener sus celos a raya.

«¿Desde cuándo sabes cuál es el 'tipo' de Regina?» preguntó sospechosa.

«Neverland» se limitó a decir. La verdad era que simplemente no quería admitir esa posibilidad. Aunque hayan acordado que ese beso significó nada, no quiere decir que en realidad sea así, y ella sabía muy bien que detrás de eso había algo más profundo.

«Yo pienso que él y Regina harían una hermosa pareja. Ella sufrió tanto que se merece al fin una oportunidad para ser feliz. Creo que Henry le hará bien, él es alguien que Regina no puede controlar, alguien que es su igual».

«Ookey... No estoy acuerdo contigo, pero eso no importa. Regina se comporta raro cuando está con él».

«¿Raro?».

«Él dijo rojo y corrieron al baño, ¿recuerdas?». Mary Margaret asintió y Emma continuó antes de darle una oportunidad para replicar. «La llamó 'reinita' y Regina no dijo nada cuando él la llamó Roni enfrente de todos solo para molestarla...».

«Oye, ¿qué es eso de 'Roni'? ¿De qué me perdí?».

Emma rió ligeramente sin gracia. «Mucho. Cuando se fue, Regina se cambió su nombre a Roni. Ella era la dueña de un bar y... creo que le ví un tatuaje» dijo haciendo una mueca.

«Ok, eso fue... ¿interesante? Supongo que...» su mirada se movió de Emma hacia la ventana. «Eso no puede ser bueno».

«¿Qué?» preguntó Emma dándose la vuelta. «Tenemos que llamar a Regina, ella sabrá que es».

«No creo que tengamos tiempo».

Y tenía razón. La nube verde cubrió la ciudad en cuestión de minutos. Pero se sorprendieron al descubrir que no pasó nada. Todo seguía igual. Entonces su celular empezó a sonar.

«Regina» contestó. «¿Qué sucede?».

«La magia. ¿La vieron?».

«Sí, ¿que era?».

«No sé... Creo que era una maldición».

«Pero... Todavía tengo mis recuerdos».

«No era para nosotros. Y aunque lo fuera, ni siquiera notarías haber perdido tus recuerdos».

«¿Para quién entonces?».

«Creo haber encontrado la respuesta. Hay un grupo grande de gente en el centro del pueblo. No tienen idea de cómo llegaron aquí. Aunque si recuerda quiénes son».

«Ya vamos» y cortó la llamada.

ReginaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora