Regina

Nunca Jamás.

Pasaron el portal, un viaje movido en el que debían agarrarse de todo para no caer fuera del barco.

Ya en el océano, todos se acomodaron impacientes, ideando por separado un plan. La pareja feliz y su hija miraban hacia el agua. Garfio en el timón, dirigiendo. Regina estaba cerca, mirando el mar, cuando escucha el garfio chocando contra el timón. Se gira, lista para reprochar.

«¿Por qué vas más despacio? Por si no lo notaste, la vida de mi hijo está en peligro» se quejó, era la primera vez que lo llamaba hijo en mucho tiempo. Pero no dejó que se note su afección.

«Lo sé, mi reina impulsiva» dice con tono burlesco, bajo la mirada severa de la mujer. «Mi plan es ir al lado lejano de la isla, tomar la parte más ancha del río, luego navegaremos derecho, tomándolo por sorpresa» explicó. Sonríe divertido. «La ironía».

«¿Qué ironía?»

«Traté más tiempo del que puedo recordar tratando de irme de este lugar, para matar a Rumplestilskin... Y aquí estoy, navegando hasta el centro con él, como invitado de honor. No era el final feliz que esperaba».

«Greg Mendell me dijo algo curioso. Dijo que soy una villana. Y que los villanos no tienen finales felices. ¿Crees que sea así?».

«Espero que no.» se giró hacia ella. «Sino hemos desperdiciado nuestras vidas».

Se quedaron ahí. La mirada de Regina se posó en la rubia. Hablaba con los dos idiotas que resultaron ser sus padres. No escuchaba nada y tampoco le importaba demasiado. Hasta que levantó la voz.

«¿Cómo pueden ser tan optimistas?» exclamó sin paciencia y en frustración. Sus palabras causaron una pequeña sonrisa de satisfacción en Regina.

«Es quiénes somos» respondió David con calma.

«¿Por qué? Desde que recuperaron sus recuerdos, desde que recordaron ser Blanca Nieves y el Príncipe Encantador, sus vidas han sido...bueno, ¡Espantosas!» dijo con el mismo tono, mientras la morena se divertía ante la escena. Hook notó su diversión y la razón, y no pudo evitar contagiarse de su humor.

«No, te encontramos», respondió él, Blanca estaba muda ante la agresividad de su hija.

«¡Y perdimos a Henry, a Neal, y muchas otras personas!»

Regina frunció el ceño. ¿Neal? Nunca lo había visto y tampoco le interesaba, pero... ¿A qué se refería con que lo perdieron?

«Emma, el momento en el que deje de creer que las cosas mejorarán, es el momento en el que sé que no lo harán» finalmente dijo Blancanieves. Regina puso los ojos en blanco ante su fe ciega, pero sonrió al escuchar las siguientes palabras, las necesitaba. «Encontraremos a Henry».

Claro que ella sabía que lo harían. Siempre lograba lo que se proponía y no dejaría que nadie lastime a su hijo, y si lo hacían el castigo sería mucho, mucho peor.

«No, no lo harán» dijo Gold, con su antigua ropa de cuero, la de Rumplestilskin.

«Eso es hacer un buen uso de nuestro tiempo... un cambio de vestuario» dijo el pirata, sarcástico.

«Yo voy a recuperar a Henry»

«Acordamos hacer esto juntos» dijo Regina.

«En realidad, no hicimos ningún acuerdo».

«¿Por qué haces esto?» preguntó Emma.

«Porque quiero tener éxito».

«¿Por qué piensas que voy a fracasar?»