«Ho-hola» titubeó Snow al casi perder la voz. No dejaba de mirar de arriba a abajo a la morena frente a ella. Vestía jeans negros y camiseta gris sin mangas ajustada, además de botas hasta el tobillo y no mucho maquillaje. Lo más sorprendente era la chaqueta de cuero negra llevaba por uno de sus hombros, aún sosteniendola con su mano. La mujer frente a ella no se parecía en lo absoluto a la Regina que conocía
«Snow, este es Henry».
«Un placer» dijo estirando la mano para saludar, la cuál fue entusiastamente aceptada por la mujer.
«Igualmente».
«Ella es Snow de Blancanieves, ¿verdad?» le susurró entusiasmado a su amiga.
Ella asintió y rodó los ojos. «Dios, a veces me recuerdas a mi hijo».
Hablando de Roma, pensó él al ver al pequeño Henry fruncir el ceño al verlo, claramente molesto con su presencia. No sabía que pensaba de él, pero estaba seguro que no era bueno.
Entraron a la sala, Henry corrió a abrazar a su madre antes de que pudiera tomar a su hija. Solía hacer eso en cada oportunidad que tenía después de lo que pasó, se sentía demasiado culpable y quería enmendar sus errores, aunque su madre claramente ya lo había perdonado.
Aprovechando la situación, Henry avanzó hasta Emma, que lo miraba desconfiada. Ni siquiera se molestó en saludarla, toda su atención se había desviado a la niña en sus brazos. Pensaba en tomarla, pero Emma la alejó, frunciendo el ceño. Miró hacia Regina, que asintió. Con un gesto de resignación le dejó la bebé a Henry.
«Hey, Emily. Te extrañe» dijo con voz infantil, la niña soltó una risita. «¿Sabes? Deberías sonreír así para tu madre más seguido» dijo dando la vuelta para enfrentar a Regina, colocó a la niña en su hombro. «Ella es muy insegura, necesita un poco de luz. Dado que no deja de dudar en mí» dijo riendo.
La morena lo fulminó con la mirada. «¡Ey!».
«Lo siento. Pero es verdad» dijo sin seriedad.
«Lo vas a sentir más cuando sea una bola de fuego en lugar de una almohada» ¡¿Almohada?! pensaron tanto Emma como Snow, quién acababa de cerrar la puerta. No sabían que creer sobre eso. «Recuerda, querido, aquí tengo magia. Lo que me recuerda...» dice separándose de su hijo. Levanta las manos y se envuelve en una nube de humo violeta. Ahora tenía un vestido ajustado azul y el cabello más lacio, tacones y medias negras.
«¡Guau! Genial. Tanto la magia como ese vestido. Guau».
«Gracias, querido» sonrió sincera. Se acercó y besó la frente de su hija. «Y hola, mi luz».
Todo eso sucedió bajo la mirada estupefacta de la rubia y la ignorada Snow. Seguían sin entender nada. No entendían quién era ese hombre, por qué la morena confiaba él, qué sabía sobre la magia. Nada.
«Regina... ¿podemos hablar contigo un momento?» preguntó Emma.
Regina asintió y se movió a un lado junto con las dos mujeres, que la envolvieron en preguntas de todo tipo. No, no es el padre de Emily, le aclaró a Snow. Acabo de contarle todo. Es mi amigo. Se va a quedar en la ciudad. Ahí fue cuando las mujeres quedaron inseguras. No creían que fuera una buena idea. Era un extraño. Los extraños no tendían a llevarse bien con la magia.
«No creo que sea una buena idea» dijo Emma, directamente.
«¿Por qué no?» preguntó desafiante.
«No conoce la magia. Podría entrar en pánico».
«¿Lo dices por experiencia propia? Eso es obvio. No te preocupes, querida, él se lleva bien con la magia. Parece un niño al que le acaban de regalar caramelos».

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Regina
FanfictionOnce Upon a Time con un pequeño cambio de trama. La historia se basa en Regina. Después de la muerte de Cora, Regina se deprime. Emma y David investigan a Regina y Henry la ignora. Mientras Emma intenta evitar que cause problemas, ella se rinde con...