La Daga.

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Los ojos oscuros se abrieron y ella parpadeó al techo con un jadeo. Necesitaba recuperar el aire, era como si hubiera sido arrebatado de sus pulmones. Atrapada en la normalidad de su habitación, Regina no quería salir de la cama y hundirse en las sábanas por siempre. Pero, como siempre, ella debía regresar a la vida real.

El golpe de realidad llegó en la forma de recuerdos. Específicamente, de una daga, la oscuridad rodeando a Emma Swan y debilitándola, y entonces esa frialdad que se apoderó de su pecho.

Regina era la Oscura. Con ese entendimiento, se despertó completamente de un salto. Una mano apretó su pecho mientras el pánico aceleraba su corazón. La Oscuridad estaba otra vez en ella, y esta vez de forma definitiva.

«No, no, no» murmuró para sí.

No podía ser la Reina Malvada otra vez. No podía regresar a ser esa persona, ese monstruo. No podía decepcionar a Henry... Y ahora lo haría, era inevitable. Regina sabía que ella no era lo suficientemente fuerte como para resistir a la tentación. Sus uñas se clavaron en su cráneo mientras sacudía la cabeza en desesperación. No, esto no podía estar pasando.

Pero por supuesto que estaba pasando, bufó después. El destino tenía un retorcido sentido del humor y no le podría importar menos que ella ya cubrió su cuota de dolor y desesperación de al menos un mes. Y la peor parte era que Hen no estaba ahí con ella para lidiar con la oscuridad. Porque Regina estaba segura que podría superarlo todo si Hen estaba con ella, y ahora él nunca volvería.

No, no, no. La pérdida infectó sus venas y Regina sabía que era muy peligrosa al ser mezclada con la oscuridad. Se horrorizó y salió de la cama, recordando que su hermana estaba abajo con su hija.

«¿Cuándo llegaste aquí?» le preguntó la pelirroja con un ceño fruncido.

«Recién» dijo Regina vagamente, con los ojos fijos en la bebé. Apretó su mandíbula al verla en los brazos de su hermana.

«Deberías romperle el cuello» una voz perversa llegó a sus oídos haciéndola saltar.

Se giró para ver a Rumplestilskin, con el traje de Oscuro, escamas y todo. Miró a Zelena con los ojos desorbitados, pero su hermana no parecía haber visto nada, como si Rumple no existiera.

«¿Y qué onda con esa capa rara?» dijo Zelena. «Digo, tiene estilo pero no parece algo tuyo».

Regina bajó la vista hacia su cuerpo y entonces notó que la Oscuridad vino también con un cambio de armario. Su cabello era largo ahora y llegaba hasta la mitad de su espalda en ondas negras, sus hombros y brazos estaban cubiertos por una capa roja cadmio, y debajo se encontraba un camisón del mismo color. Estaba descalza, Regina notó, y cuando su mirada se desvió hacia un espejo, ella frunció el ceño ante su rostro pálido, privado de maquillaje.

«Ni siquiera me di cuenta que la tenía puesta» musitó Regina.

«Estás actuando raro, ¿está todo bien?».

«Sí, sí» ella dijo débilmente. «Es sólo que... Me acabo de convertir en la Oscura, así que...» se cortó encogiéndose de hombros.

«¿Qué?» dijo Zelena boquiabierta. «¿Eres la Oscura? ¿Cómo? Rumple...»

«Es tan molesta» la irritante voz regresó, está vez de pie al lado de su hermana. «Y está sosteniendo a Emily como si nada. Como si no la odiaras con toda tu alma».

«No es así» se enojó con el diablillo, obteniendo una mirada de su hermana. «Nada, no es nada» sacudió la cabeza y se decidió a ignorar al demonio que era claramente parte de su imaginación. «Creo que debería ir a buscar a los otros. Deben estar preocupados. Creo».

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2019 ⏰

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