𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 | 𝐚𝐮 |»𝐥« 𝐠𝐢𝐩

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—No he podido dormir estos últimos días —dije.

—¿Sigues soñando con ella? —preguntó mi amiga Normani.

—Si.

—¿Lo mismo de siempre?

—Si —dije, mientras asentía con la cabeza al mismo tiempo.

—Es raro ¿No crees que signifique algo?

—No lo sé, pero lo que si sé es que es demasiado extraño, es decir, jamás en mi vida la he visto y en mis sueños puedo verla con tanta claridad.

—Quizá fue el amor de tu vida en tu vida pasada.

—Lo que sea que... ella o el sueño sea, es raro y no es normal.

—¿Cuantas noches llevas soñando con ella?

—Desde el mes pasado, casi todos los días.

—Bueno, definitivamente es raro, pero son sólo sueños, Laur. Quizá después de un tiempo dejes de soñar con ella.

—Ojalá.—Miré el reloj en mi muñeca y me di cuenta que pasaban de las nueve de la noche—. Mani, sabes que amo tu compañía, pero es tarde y tu mamá me dejo a cargo de ti, así que tengo que llevarte a tu casa.

—Igual de aburrida que mi madre —Reviró los ojos.

—Pero más joven.

Ambas reímos bajo y bajamos las escaleras, saliendo de mi habitación, hacia la puerta principal.

—¡Mamá, tomaré el coche, iré a dejar a Mani a su casa, regreso en quince minutos! —grité, avisando mi partida.

[...]

Terminé de cepillar mis dientes y regresé a mi habitación para poder dormir. Recé una oración antes de acostarme y apagué la lamparilla de la mesita.

Caminaba de regreso a mi casa, las clases habían pasado rápido y la mañana se fue volando. Cuando entré a casa, no escuché ningún sonido. Me quedé en silencio para intentar escuchar el mínimo ruido, pero nada, no había nadie.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Chris!

Nada. Si, estaba sola.

Arrojé mi mochila al sofá y me dirigí a la cocina. Abrí el congelador y saqué una lata de refresco que abrí para tomar un sorbo. Tomé una bolsa de papitas de la alacena y con el refresco en la otra mano, regresé a la sala y me tiré en el sofá. Encendí el televisor y puse un canal de deportes.

Antes de ponerme cómoda, escuché un sonido que provino del segundo piso de la casa, específicamente de mi habitación. Pulse el botón de ''mute'' en el control remoto y presté atención nuevamente al silencio. No escuché nada, así que supuse que fue solo mi imaginación.

Regresé mi atención al televisor y antes de olvidar el suceso anterior, volví a escuchar el mismo sonido, pero esta vez más fuerte. Era un golpe contra alguno de los muebles.

—¡Chris! ¡Mamá! —grité.

La respuesta fue el mismo sonido del golpe. Me puse de pie, decidida a subir las escaleras. Caminé y pare frente a las escaleras, pero esta vez no escuche un golpe, si no, una risa, la risa de una chica.

—¿Quién esta ahí? Llamaré a la policía —amenace.

—Lauren.

Mi corazón se paro por un segundo al escuchar mi nombre. La voz de la chica era suave y lenta, incluso me parecía familiar, como si ya la hubiese escuchado antes.

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