Encuentro 28 "Michelle Di Solio" (Segunda Parte)

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"Que a este lugar me trajo, lugar donde"


         Al despertar, observé una sonrisa hipócrita en Michelle mientras miraba con presunción nuestros rostros.

— ¿Cómo pudiste hacernos esto? Se suponía que yo era tu amigo.

— ¡Pues, haciéndolo!

— ¿Por qué? Nosotros no te hemos hecho nada, Michelle –Indiqué en lágrimas, no podía creerlo todavía, que mi amiga me haya hecho todo esto.

— Está bien, te diré por qué, ¿recuerdas que mencioné que era mejor ir a la posada? A la cual no me hiciste caso, ¿y recuerdas que nuevamente sugerí dejar todo tal cual, sin entrometernos tanto en asuntos ajenos ni del por qué había una cabaña deshabitada? Pues exactamente por eso, porque quisiste saber más de lo normal.

— Pero he sido tu amigo por años, Michelle, ¿Por qué me hiciste esto?

— ¿Y qué esperabas, que te contara la tradición de mi familia? ¿Qué mencionara la manera en la que mis padres junto con sus empleados asesinaron a los Méndez? ¿Qué supieras de donde provino el dinero? Deberías ser más realista chico, debes dejar de vivir en ese mundo, ¿crees que no sabía que te cogiste a esta zorra? –Agarrando del cabello a Sophie—, ¿y te dejaste llevar por sus caprichos de niña exploradora? ¡Absolutamente todo lo sabía, maldito soquete!

Comenzaba a caminar de un lado a otro, como loca, mencionando las veces que intentó advertirme de no venir, evitando que me diera curiosidad saber sobre esto, quería mantener toda la historia oculta, sin que nadie supiese del ritual o los sacrificios.

— ¡Pero son personas las que asesinan, Michelle! Nunca pensé que podías tener ese lado tan macabro, siempre fuiste una farsa.

— ¡Cállate! No lo fui, nunca lo fui, ¿Qué pensabas? ¿Qué te iba a contar mi vida por el simple hecho de mantener contacto contigo estando en el exterior? Allí, es donde te equivocas.

— ¡Está bien! Pero por favor, ya veo que el asunto es contra mí, no le hagas daño a ellos, te lo suplico.

— ¡Oh!... ¿te refieres a ella? –Actuó agarrando su cabello para poner un cuchillo entre sus labios.

— ¡AYUDAME, DAVID! –Gritó Sophie.

La impotencia me estaba consumando, quería acabar de una vez por todas con todo esto.

— ¿O te refieres a él? –Deslizando el cuchillo por su garganta.

No soportaba verles amarrados frente a mí, en esa habitación tan fría, mientras que Antonio observaba con morbo las acciones de su hermana, cerca de la puerta. Comenzó a jugar con el cuerpo de Sophie, mencionando que debía asesinarla ya que, desde hace mucho tiempo, intentaba recolectar pruebas de lo que allí se hacía.

— ¿Sabes? No debería estar viva, no después de todo lo que he descubierto, quería arruinar el negocio de mi familia, ¿de qué voy a vivir si haces eso? ¿de la miseria? ¿De la comida que quizá sirvan en la cárcel? No, no lo haré, por suerte tengo la misma capacidad de hacer lo que mis padres le hicieron a los Méndez para callarles la boca, y no solo a ellos, a su hijo y a la criada, a quien por cierto no conocí, que lastima, pudieron haberme caído bien, incluso mejor que tú, David. Además, los rituales son netamente efectivos y por demás placenteros, y, aunque no lo creas, me disfruté inmensamente el sacrificio de Natalia.

— ¡Esta demente! Como todos en este lugar.

— ¡Exacto! ¿Qué tan mala es la locura? Si supieras, es... como una droga, te envuelve tanto que te olvidas de los problemas mi querido amigo –Clavando el cuchillo en mi mano derecha, haciéndome sangrar.

— ¡NO! Por favor, ¡Duele!

— No cabe duda de que verte sufrir es lo mejor que puede pasarme en la vida, por entrometido.

— ¡Por favor! Haré lo que me pidas, pero ya basta por favor, ¡Ya no más!

— ¡Lo logramos Antonio! Lo dijo, al fin utilizo esa oscura cabezota –Expresó saltando.

— ¡Suéltanos Michelle! –Indicó Kyle.

— Perdón, ¿Qué dijiste? –Afincando el cuchillo en la herida de su pierna.

Estaba completamente demente, sin lugar a dudas ésta no era la Michelle que yo había conocido, con esta mente frívola y temible, llena de inmensa maldad, esta vez, si estaba seguro de que luego de estas torturas nos asesinaría.

Se retiró dejando a su hermano con nosotros. Uno de los empleados trajo una bandeja con varias herramientas punzantes y sonreía mientras que Antonio las examinaba. Decía que cada una tenía nuestros nombres y solo nosotros las íbamos a usar. Ellos querían que acabásemos con la vida del otro, era eso o ser el sacrificio en el ritual siguiente.

— ¡Por favor! No nos hagan esto –Grité con desesperación.

— ¡Lo siento! Es que no puedo oírte por este oído –Mostrando el oído izquierdo.

— ¡Antonio por favor! No seas parte de esto, ayúdanos –Expresó Kyle.

Todos nos hallábamos muy débiles para hablar, estábamos exhaustos y adoloridos, Kyle no podía moverse y sabía que Sophie tampoco. Colocó vendas en los ojos de Sophie procediendo a utilizar en ésta un sacacorchos para su lengua. Kyle y yo sufríamos mientras veíamos la sangre correr por el cuerpo de Sophie, sus gritos de dolor retumbaban mis oídos, y el placer de Antonio por hacerlo se volvía inexplicable. Cortaba sus dedos con el hacha de Harry, uno a uno, causándole un fulminante dolor.

— ¡Basta! No la asesines por favor.

— ¡Lo siento! Es que no puedo oírte –Expresó mientras reía.

Al detenerse la agonía de Sophie, Antonio se retiró del lugar comentando que regresaría.

Era la oportunidad de salir de allí cuanto antes. Comencé a moverme intentando liberar mis pies al igual que Kyle, logrando al principio solo el pie derecho.

— ¡Vamos David! Apresúrate –Añadió Kyle con nerviosismo.

¡Eso intento! –Respondí mientras lograbazafarme. 

The Factory Behind The Forest © (La Fábrica Detrás Del Bosque)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora