Las voces susurran con tanto esmeró, con tanta persistencia que están aquí para reencarnar en ellos y hacerme daño.
Vengarse del daño que les hice antes...
Vengarse del paso ausente en mis recuerdos...
Susurran con receló el daño que me causaran; el destino ahogado en nudos en la garganta y mares en mis ojos.
Odiando los sentimientos que prometen destruirme.
Proclamando la victoria de una guerra incierta e una despechada víbora que asecha mi cabeza, esperando esparcir su veneno como polvo...
Vivo cada día en el desesperó...
Y muero cada día con la agonía de esas vidas que no recuerdo.