Lo lamento, lo siento, comprendo que me odies, que sonrías aunque por dentro desees matarme...

Abrazando la tempestad te decidí abandonar, sucumbiendo en la desesperación, AHOGADA en la realidad.

Mirando el espejo, viendo atravez de mis ojos lo rota que esta mi vida.

Escuchando los susurros que me recuerdan lo mucho que vales, y lo poco que yo soy...

Destinada a estar sólo con personas que muy pronto me olvidaran, y siendo castigada con ver marchar a personas que de verdad pudieron llegarme a amar...

Te Entiendo...

Lamento que el destrozó de mi vida arruine lo que deseó contigo, pero mejor sonríe con fuerzas.

Verás que lograras volar, vuela lejos y vive en un mundo lleno de colores.

Yo te observare desde aquí, observando tu vuelo y sonriendo por tu libertad.

Las cadenas no me importan, vuela tan alto como quieras, pero promete nunca caer...




Lo lamento dulce Muerte...

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