Maldición Agridulce:
Las escuchó, son mi maldición...
Las veo, y son mi perdición...
Las siento, y son mi momento agridulce entre los escalofríos, junto al sabor dulzón de la sangre.
Son una maldición letal, lanzada por la envidia hacía mi persona... Aquellos que me la lanzaron, desearon verme perecer antes y después de muerta.
Las voces son mis maldiciones:
Ellas me recuerdan todos aquellos dulces y agrios momentos vividos en la infancia, adolescencia, adultez, vejez, y muerte.
Me repiten como películas piratas, el crimen que cometo al verlas.
El crimen que cometo al compartirlas...
Y el amargo sabor de aquello a lo que me condena día e noche.
Cada vez que respiró u veo en aquello que nombro " pesadillas" cada noche, cada día.
Esta es mi maldición agridulce.
Condenada a escucharles, condenada a saborear mis desgracias...
Esta es mi maldición...
Este es mi sabor...
Agridulce...