Juro un día la venganza será mía. Juro que un día el cielo proclamara mi victoria con la más fuerte de las tormentas. Juro que el ocaso no volvera a caer hasta que ya sea su sangre en mis manos y su cabeza en mi regazo. Juro que me quedaré expectante de que algún día el cielo vuelva a mirarme y con el azul más brillante, recibirme con cesante alevosía bitoriando entre truenos y brisa que mi hora ha llegado y que los cielos no han desamparado mi momento. Juro que partire cielos, tierra y neblina para sofocar el maldito infierno que provocaste en mi vida. Juro que cada segundo que agonies sera el más dulce tiempo de mi vida. Juro que no habrán maldiciones dichas con mi nombre por tomar tu vida como tú tomaste la mía. Juro ante los dioses que tan pronto el cielo me brinde el mejor de los ocasos, tu cuello más nunca será capaz de proteger tu vocifero y agonía.
¡Qué la venganza sea mi nuevo día! Y que tú caída sea mi dicha y bendita. Que tus restos caigan en pena y que tu amor maldito no pueda proclamar justicia por todo el daño que en mi cuerpo haz dejado.
¡Juro en el nombre de los cielos, ante ellos mi corazón y promesa, que si un día el tiempo no se me hiciera eterno, acabaría con tu vida así como tú acabaste con la mía a solapas de ella.