Una vida perfecta, una familia soñada y muchos sueños por alcanzar que se acabaron en un abrir y cerrar de ojos. Con tan solo 14 años de edad la pequeña ojiazul sufrió un accidente de tránsito que la condiciona de por vida a una silla de ruedas. A p...
Fue una noche larga, como Gerenta del hotel me tocó revisar y estar al tanto de cada una de las secciones del hotel y de los empleados. De apoco los invitados fueron abandonando el evento, hasta que el hall quedó completamente desolado. Mientras tanto, junto a mi padre esperábamos en la oficina a que los empleados terminaran sus tareas y se acercaran para las presentaciones formales.
—Te aseguro que te sorprenderán, son muy buenos en sus trabajos. Ya ves que hoy salió todo bien, mis colegas quedaron satisfechos con el servicio— sonríe.
—Eso espero Papá, sabes que soy bastante exigente, principalmente con la cocina, por lo general es donde suele haber más accidentes— suspiro.
—Si lo sé, mira ahí están llegando...—
Uno a uno iba entrando a la oficina sentándose en una silla vacía. Cuando por fin estaban todos en sus lugares, mi padre comenzó a hablar:
—Bienvenidos a todos, quiero felicitarlos por esta noche que fue un gran éxito. Han hecho un excelente trabajo y espero que así sea todos los días de ahora por delante. Nuestra misión es brindarle al cliente la mejor atención y comodidad. Se que entre ustedes ya se conocen y tuvieron la oportunidad de conversar antes de la inauguración, pero falta que conozcan a alguien más. Ella es mi hija Perrie y será la Gerenta del hotel, cualquier duda, reclamo, facturación y demás pasarán primero por ella antes de llegar a mi— me mira. —Quieres decir algo Perrie? —
Carraspeo, todos posaron sus ojos en mí.
—Bueno...creo que mi padre ya ha dicho la mayoría así que solo puedo decir Bienvenidos, y espero que podamos llevarnos muy bien, me gusta que las cosas salgan a la perfección, que sigan mis órdenes. Tal vez mi mayor atención esté en la cocina, es donde suele haber más incidentes así que voy a hacer precavida con los cocineros— digo con seriedad.
—Ahora déjame presentarte a cada uno de ellos, serán tus compañeros— empieza por la izquierda donde veo a una joven morocha. —Su nombre es Leigh-Anne Pinnock, tiene 26 años, ella será la recepcionista, su empatía y amabilidad la han destacado en sus antiguos trabajo, además de ser muy responsable y atenta— asiento con una sonrisa y ella corresponde.
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—Luego a su izquierda tenemos a los remiseros Alex Oxlade-Chamberlain y Andre Gray ellos serán los encargados de supervisar la flota—
Uno de ellos había llamado mi atención no me quitaba los ojos de encima y no dejaba de sonreírme.
«Dios!»
—Después tenemos a los cocineros, Niall Horan es el chef y encargado de la cocina y sus ayudantes son Bruno, Lisa y.... ¿Manuel, donde está el chico? — preguntó confundido. Mi ceño se frunce.
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—Eh...si, yo quisiera aclarar que Manuel no llegó hoy, intente contactarlo, pero no ha respondido mis llamadas— dice con voz nerviosa el ojiazul.
—Espera!, ¿me estás diciendo que estuvimos con un empleado menos durante todo el evento?, es inaceptable, que se considere despedido— digo molesta.
—Calma Perrie, yo me comunicare con él mañana, debemos escucharlo, tal vez le haya ocurrido algo— dice sereno mi padre.
—Disculpen, esto no volverá a ocurrir—
—Para mañana exijo que consigas a alguien competente que ocupe su lugar, al ser tú cocina es tu responsabilidad, cosas como estas no deben pasar y va para todos, o considérense despedidos— alce la voz en tono amenazante.
El rubio asintió aflojando el botón de su camisa ante la situación tensa que se había formado.
—Bueno— mi padre sonrió nervioso. —Continuemos con las presentaciones, luego de la cocina tenemos al Barman, su nombre es Jed Elliott y fue recomendado por unos colegas míos. Sabe hacer muy buenos tragos y todos delante suyo tienen para comprobarlo—
«Alcohol, veamos que tal está», pensé. La verdad es que sabía bastante bien, la medida exacta de alcohol y jugo natural de frutas.
—Déjame felicitarte Jed— asiente alagado. —Como ven, puedo ser buena persona si mis empleados hacen las cosas bien y saben complacerme tanto a mi como a los clientes—
—Perrie...—
—Está bien! — bufo y todos a la vez sueltan una carcajada.
Las presentaciones continuaron hasta completar el staff de empleados. Luego de eso cada uno se fue marchando sin olvidar dejar todo listo para mañana cuando las puertas del hotel se abran al público.
—Leigh! — llame a la morena antes de cruzar la puerta de la oficina.
—Dígame Jefa— se acerca.
—Puedes llamarme Perrie, lo que necesito saber es que tanta cantidad de reservas hay para mañana—
—Oh— sus ojos se abren como platos. —Pues hay alrededor de 10 reservas confirmadas—
Asiento.
—Ok, es un gran número para empezar, cualquier cosa quiero que me lo digas directamente a mí, ¿sí? —
—Así será— asiente. —Permiso, buenas noches señor— saludó a mi padre y se retira.
—Me agrada, muy educada...creo que nos llevaremos bien— suspiro.
—¿Y con qué mujer no te llevas bien tu? — bromea.
—Muy gracioso, ¿qué quieres decir? — me cruzo de brazos.
—Mira Perrie, te vi y créeme que no me lo esperaba, soy sincero...pero no te juzgo. Has pasado por muchas cosas, y lo que más quizás impactante fue, ha sido el accidente, mereces vivir y estar al lado de una persona que te quiera y no me importa si esa persona es una mujer—
«Oh, no»
—N-no entiendo a donde quieres llegar, ¿qué quiere decir que me viste, de que hablas? —
—Vi como mirabas a algunas chicas, créeme que conozco esa mirada y esa sonrisa traviesa— sonríe.
Me remuevo incómoda jugando con mis manos.
—No sé qué decir...— suspiro sin lograr mirar sus ojos.
—Yo no necesito que digas nada mi amor, eres mi hija, y sé que últimamente no hemos tenido mucha interacción, mis viajes, el poco tiempo que permanecía en la casa...todo para poder tener este hotel, un sueño que se hizo realidad y que puedo compartirlo contigo— dice con emoción. —Estoy orgulloso de ti, lo único que deseo es verte feliz, nada más— pude notar la sinceridad en su voz lo que me dio aliento a levantar mi cabeza y mirarlo a los ojos.
—G-gracias— susurro con la voz rota.
Me sentía agradecida de tener un padre así, nunca se lo había dicho ni tuve la oportunidad, me conozco y sé que soy muy cerrada para expresar sentimientos y me cuesta también transmitir lo que siento.
—Te quiero mucho, lo siento si en algún momento te decepcione— sollozo, en sus labios se forma una dulce sonrisa.
—Ni a mí ni a tu madre nos has decepcionado, nunca— confiesa haciendo énfasis en la última palabra.
Asiento emocionada.
—Ok— limpio las lágrimas que corrían por mi rostro. —Debemos irnos, ¿no? — río leve.
—Si, vamos—
Salimos juntos de la oficina y también del hotel, no sin antes apagar las luces y cerrar las puertas. No era una despedida, sino el comienzo de algo nuevo. Algo me decía que quizás este hotel sería el responsable de muchas alegrías para mi vida. Hoy fue el primer paso, quizás mañana todo cambie, «¿Quién sabe?»
