❝La rara vida de los Signos ❞.

Epílogo

85.

Varios meses pasaron, para ser exactos, no fueron contados pero sí pasó mucho tiempo o tal vez hasta pasaron años.
Después de todo ese problema entre Libra, Aries y Jack, las cosas se fueron acomodando. Y en efecto, Jack se fue para siempre de sus vidas, le costó mucho trabajo para abandonar a una hija pero él creyó que era lo correcto.
Mientras tanto Ofiuco si siguió dentro de la vida de los signos, sólo que no era tan frecuente y trataba de evitar a Aries y Libra, aunque él no tuviera culpa, no quería ser símbolo de un recuerdo y lastimarse por lo sucedido.

Hablando de los padres...
Ellos se encuentran viviendo en una casa aparte de su antiguo hogar y ahí juntos están criando a su pequeña niña llamada Sharon

Aries: Lib, pásame un pañal.-Dijo mientras cambiaba a la pequeña.

Libra: Aquí tienes.-Se lo entrega

Aries: Ahora tíralo al bote de basura.-Le entregó el pañal sucio.

Libra: ¡Oh por dios! ¡Hija, que apestosa saliste!-A duras penas tomó ese pañal y se deshizo de él.

Aries: La niña te está oyendo y puede rasguñarte.-Sonrió mientras abrazaba a su pequeña

Libra: Aparte de apestosa, agresiva, igualita a su madre.-Rió y después cargó a la niña para consentirla con sus besos y abrazos.

Aries: Los amo.-Sonrió con ternura.

Libra: Y nosotros a ti ¿Verdad mi amor?-Dijo y llenó a su hija de besos provocando que ella riera.

Aries: Bueno, ya que papá e hija están ocupados, yo me iré a vestir o se hará tarde.-Lib asintió.

Libra: Anda, ve, pero apúrate porque si no llegaremos tarde.

Aries: ¡Está bien!-Dijo y se fue apresurada.

Libra: Muy bien jovencita, antes de que nos vayamos debo decirte unas cuantas reglas ¿De acuerdo?-Miró a la pequeña que ella sólo se dedicaba a jugar con los botones de la camisa de su padre.

Libra: Punto número uno, no quiero que hoy seas una niña berrinchuda porque a papi le va a molestar eso, hoy tienes que portarte muy bien y si lo haces...te daré un juguete.-Besó su mejilla-. Punto número dos, que es el más importante...no quiero que te acerques a ese niño llorón llamado Dylan ¿De acuerdo? No te conviene él, menos si proviene de su padre llamado Escorpio, por ahora el único hombre en tu vida soy yo.-La niña lo miró pero ahora se dedicaba a jugar con la pequeña barba que le crecía a su padre-. Punto número tres, guarda esto por mí y por nada en el mundo le digas a tu madre ¿De acuerdo?-Sacó una pequeña caja de su pantalón y se lo metió dentro del pañal-. Es una sorpresa, así que no debe saberlo ahora

Libra quiso reír pero se sintió más que nervioso, miró a su hija y no pudo sentir más que amor por esa pequeña y aunque no fuera su sangre, él la amaría por siempre.

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Cáncer se encontraba vistiendo a su pequeño no tan pequeño hijo para la ocasión, en el transcurso de este tiempo el niño ya había aprendido a caminar y a decir unas cuantas palabras, solo que aún no se le entendía muy bien
¿Y su padre? ¡Oh! Por supuesto que él si estaba pendiente y a veces presente cuando sucedieron estos acontecimientos. El sueño de Escorpio por fin se había hecho realidad, tenía la fama y el éxito que merecía, hacia música increíble y a casi todos les gustaba.
Era un hombre muy ocupado, giras musicales por todos lados pero eso sí, nunca falló como padre, a pesar de su agenda apretada él trataba de frecuentar a su hijo, inclusive una vez invitó a la madre y a su hijo a que los acompañara en la gira, sólo que por un corto tiempo, pero ahí estaban, juntos, no como una familia pero sí juntos en las responsabilidades que les tocaba como padres.
Cáncer había encontrado una pareja y era muy feliz, pero siempre ponía a su hijo por delante.
Escorpio frecuentaba a chicas solo para un rato y disfrutaba de la buena vida que le daba el ser músico, pero también ponía por delante a su hijo.