XII

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Era raro ver a George Washington sonrojado.

Pero cuándo lo estaba, todo se volvía extremadamente incómodo.

-Lo siento.

Hamilton miraba boquiabierto la puerta de su oficina.

O bueno, lo que quedaba de ella.

Por alguna razón que el menor desconocía, al presidente de los Estados Unidos le había parecido buena idea entrar en su oficina pegándole una patada a la puerta.

Y a juzgar por el estado de esta, la patada no había sido precisamente suave.

Alexander negó con la cabeza, intentando procesar todo.-¿Co...Cómo fue eso?

-La puerta no se abría y le pegué una patada.-Washington se aclaró la garganta.-Ayer hubo una tormenta, y al llegar y encontrar la puerta trabada supuse que habías pasado la noche acá. Lo que me sorprende es saber que la pasaste junto a Jefferson. Dime, ¿Cómo te trató?

Hamilton frunce el ceño e ignora al presidente, terminando de arreglarse la ropa y acercándose a lo que antes era una puerta, evaluando los daños.

Los ojos de George se posan en los de Thomas.

-¿Cómo lo trataste?-Su tono es frío y severo.

Thomas, que estaba procesando todo, habla por primera vez.

-S-Sí...

-No tartamudees.

¿Cómo no iba a tartamudear después de todo lo que pasó?

Al parecer, Hamilton y él se habían quedado dormidos debajo del escritorio del menor durante la tormenta, abrazados.

Y hace unos pocos minutos un ruido muy fuerte los despertó. Ruido que había provocado Washington al pegarle una patada a la puerta cómo consecuencia de no poder abrirla gracias a la traba que había puesto Hamilton, resultando en una puerta rota.

Ahora, las razones que tiene Jefferson para tartamudear y estar nervioso son:

1_ Se quedó dormido con Hamilton, abrazados. Jefferson extraña ser abrazado.

2_El presidente los encontró, y la camisa levemente desabrochada de Alexander puede dar una impresión equivocada.

3_ El presidente los encontró.

4_ Hay una puerta rota y algo le dice que Alexander le está echando la culpa mentalmente.

5_ El presidente los encontró.

Y ahora, mientras Alexander mira con ira al presidente, este lo mira fríamente a él.

-Señor...-Hamilton llama su atención.-Me gustaría saber que se va a hacer respecto a mi puerta.

-Se arreglará, no se preocupe por eso.

-¿Cuándo? Realmente no puedo trabajar con una puerta en ese estado, y tampoco puedo trabajar si se está reparando esa puerta en frente mío.

-Podés trabajar en mi oficina.-Thomas habló demasiado rápido para su gusto.

Ambos hombres lo miraron, extrañados.

-Q-Quiero decir, mi oficina es bastante grande, y no tengo drama en compartirla. Ya lo hice antes...

Hamilton parece considerar esa oferta.

Termina encogiéndose de hombros.-Mientras no me molestes, está bien por mí.

Thomas agradeció haber tenido la capacidad de reprimir el "excelente" que amenazó con escapar por sus labios. Simplemente asintió.

Dependencia ||  Jamilton.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora