XVI

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Madison lo estaba aplaudiendo. Uno siempre se siente bien cuándo Madison le aplaude.

-Debo decir que estoy sorprendido.-Admitió, sonriéndo.-Creía que volverías con lo primero que encontraras, o que incluso volverías con las manos vacías diciendo, y cito, "soy un simple republicano, tengo que vestirme cómo tal".-James imitó con tono burlón la voz aguda de su amigo, algo que Thomas sólo lo dejaba hacer a él.

El mayor sonrió.-Me veo genial.

-Obviamente.-Asintió.-Y no sólo por la ropa. Agh, ese traje rojo es hermoso. Pero también te ves mejor en cuánto a humor.

Thomas continuó sonriéndo, aunque sus mejillas se tiñieron de un color más oscuro.

Madison alzo una ceja.-¿Que pasó?

-Nada.

-Te sonrojás cómo una niña de quince años. Es obvio que algo pasó.

En eso, la puerta de la oficina del presidente se abre, y Alexander Hamilton sale al pasillo, con sus manos cargadas de hojas.

Pasa junto a ambos sureños y hace un gesto con la cabeza, un cordial saludo, antes de continuar su camino.

Jefferson sigue con la mirada al menor hasta que se va por el pasillo de la derecha y ya no es visible.

-Por favor, decime que tu humor no tiene que ver con Hamilton.

-Por supuesto que no.

-¿Entonces?

El mayor se remueve, incómodo.

-...Tiene que ver con Hamilton.

James llevó una mano a su rostro, suspirando.

-¿Que pasó?

El mayor baja la mirada.-Me besó. Nos besamos.-Susurró, con una sonrisa tímida.

-Me hacés acordar a esas niñas de quince años enamoradas de Lafayette.

-Siempre me comparás con una niña de quince años.

Madison se encogió de hombros.-Es tu culpa por parecerte a una. Entonces, ¿Qué pasó, exactamente? ¿No habías tenido un problema con él? Fuera del ámbito político, claro.

-Cuándo fui a la tienda de ropa, me encontré con Hamilton. Él me dijo que me pruebe este traje y después se metió en mi probador.-Thomas estaba susurrando, a pesar de que eran los únicos en el pasillo.-Me pidió disculpas...

-¿Hamilton te pidió disculpas?

-¡Sí! Y después me besó. Bueno, en realidad le pedí que me besara, pero me besó.

-¿Y que pasó después?

-Nada. Sólo sé que nos besamos, y nos besamos, y nos besamos. No sé por cuánto tiempo. Después, el dueño nos dijo que estaba por cerrar...

-¿El dueño? Pero, ¿Los interrumpió mientras se besaban o ya habían salido del probador?

-El dueño es amigo cercano de Hamilton.

-Ya veo. Por lo tanto debe saber sobre sus preferencias.-Thomas asiente.-¿Sabe sobre ustedes?

Ustedes.

¿Qué eran Hamilton y Jefferson?

Personas, obviamente. Seres humanos. Políticos. Rivales políticos. Eso es obvio.

En teoría, "amantes" sería el término correcto. Pero algo sobre ese término no suena correcto para describir su relación.

Amantes suena a "amar", y Hamilton y Jefferson no se aman.

Dependencia ||  Jamilton.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora