James Madison cerró con traba la puerta de su oficina para asegurarse de que su amigo no pudiera escapar.
A pesar de la diferencia de altura, Thomas sentía como un animal acorralado por su depredador, especialmente luego de la mirada que su mejor amigo le dirigió. Por precaución, se colocó detrás del escritorio.
-Thomas, Jefferson.-Pronunció lentamente, su voz usuálmente débil retumbándo como un eco dentro de la oficina. O al menos así se escuchaba para Thomas.
-¿Sí?
-Hoy vamos a ir a comprarte ropa.
-No.
-Sí.
El mayor negó con la cabeza.-No, no tiene nada de malo mi ropa.
-Tiene algo de malo si la gente habla sobre eso. Hoy me crucé un grupo de gente, se encontraban diciéndo que desconfiaban de vos. Que, a juzgar por tu manera de vestir, estaba demasiado claro a quienes favorecías...
-Y me alegro que este claro. Para proteger a la élite está Hamilton.
-No entendés. Thomas, sos una figura pública. Te guste o no, la élite tiene mucho poder. Vos mismo lo sabés por experiencia propia. No te conviene que desconfíen de vos.-Madison negó con la cabeza.-Además de que tu vestimenta llega a ser hasta indecente. Hace mucho tiempo vengo avisándote de que vamos a ir a comprarte ropa, y finalmente llegó el día.
-¿Y qué te hace pensar que voy a ir?-Comenzó a reírse. Nadie, por mucho cariño que le tuviera a su amigo, podía obligarlo a ir.
-Porque vamos a ir con una tercera persona.
Thomas dejó de reirse.-¿Y por qué eso me haría ir con ustedes a comprar ropa? Al contrario.-Frunció el ceño y arrugó la nariz. James lo conocía, ¿por qué creía que Thomas iba a querer ir a comprar ropa con--?
-Bueno, normalmente no me gustaría la idea de que pases aún más tiempo del necesario con Alexander Hamilton, pero para este tipo de situaciones eso puede ayudarme a lograr mi cometido.
El más alto tragó saliva y observó a su amigo con los ojos muy abiertos.-¿Alexander? ¿Va a venir con nosotros?
James asintió, una expresión aburrida en su rostro, y Thomas ya no supo que pensar. ¿Hamilton había aceptado ir con ellos a comprar ropa? ¿Sabía que Jefferson iba a estar ahí? ¿Por qué había acepatado? ¿Cómo había logrado Madison que aceptara?
Thomas recordó aquella vez en la que había ido a comprar ropa al negocio del sastre del infierno. Jefferson había intentado evitar a Alexander, ya que la pelea que habían tenido había terminado muy fea y el hecho de que el caribeño no se hubiese disculpado le dolía mucho.
Para su mala suerte, el caribeño había estado en el mismo lugar. Lo que Thomas había pensado que iba a ser una tortura terminó con el sureño contra una pared de un probador, los labios del menor tiernamente moviéndose contra los suyos.
Oh, dulces e ingenuos momentos en los cuales Thomas todavía no amaba a Hamilton.
-¿Por qué...?
-Pensé que, si Hamilton venía con nosotros, habrían muchas más probabilidades de que accedas a renovar tu armario. ¿Estoy en lo correcto?
-...Sí.-Lamentablemente, Madison estaba en lo correcto.-Pero no entiendo como lo convenciste de que viniera con nosotros.
-Oh, Thomas, Alexander es tan manipulador como manipulable. Simplemente decile que es un cobarde si no hace algo, y muy probablemente lo hará.-Tiene razón, pensó con tristeza. El orgullo del caribeño era tan grande, y siempre estaba tan decidido a proteger su honor, que era casi seguro que hiciera cualquier cosa con tal de no ser visto como un "cobarde".-Por otro lado, también le dije que iríamos al negocio de Mulligan. No tardó mucho tiempo en aceptar.
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Dependencia || Jamilton.
FanfictionLo último que Thomas Jefferson se habría esperado era desarollar otro tipo de sentimientos por su rival. Lo último que Alexander Hamilton se habría esperado era que aquel evento ocurriera.