5.

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El lunes por la mañana Yoongi se muda a diez calles de mi casa. Para mi tristeza y pesar Yon terminó ayudándolo con toda la mudanza mientras yo me fui a trabajar.

Al llegar a mi oficina la secretaria me habló de una que otra cosa, no había nada relevante aparte de una negociación que se cerró el fin de semana. Eso nos conviene, más dinero para la empresa y eso quiere decir más expansión, quizá podamos por fin entrar en Hong Kong.

Me paso toda la mañana revisando papeleo, llevando el estado de las cuentas mías como las de Yoongi, siempre velo por el bienestar de los dos. Lo cual es iluso, él por allá haciendo quién sabe qué con esa oportunista y yo aquí cuidando de su dinero.

— Sr. Park.

— Sigue, Hye. ¿Qué pasa?

— El Sr. Kim quiere verlo.

— Hazlo pasar, no hay problema.

Mi secretaria, una señora de edad pero más confiable que mi propia sombra sale de la oficina y luego veo esa cabellera café con mechas verdes entrar al lugar. Niego y me dejo caer en mi silla mientras él se deja en una silla frente a mí.

— Dime cómo es que tu padre es el presidente de la empresa y tú andas por ahí con aspecto de niño rebelde.

— ¿Será por qué soy un niño? —toma uno de mis lapiceros y procede a hacer un sudoku en el periódico que había.

— Eres de todo menos un niño, Taehyung. ¿Qué pasó? ¿Estás aburrido?

— ¿Qué te hace creer eso? ¿Será por qué estoy haciendo un sudoku un lunes por la mañana?

— Vale, vale, lo capto. ¿Qué te pasó? —deja todo sobre mi escritorio y se recarga sobre él con las cejas juntas.

— Necesito conocer a alguien.

— ¿Que no vas a la universidad? Hay mucho de donde escoger.

— Realmente no, ya lo conozco todo —revisa sus uñas volviendo a cruzar sus piernas en la silla.

— ¿Te has acostado con todo el plantel?

— ¡Dios no! Hay partidos de partidos y bueno, nada que me haga querer comprometerme.

— ¿Y me ves cara de casamentero? Tae, yo no conozco a nadie.

— Sales seguido, debes conocer a alguien gay por ahí.

— Solo salgo con Yoongi, lo sabes.

— Mentira, debes tener más amigos.

— No, de verdad que no... —mi celular empieza a sonar y lo agarro en cuanto veo el nombre—. Hola, Yoongi.

— ¡Jimin! Mira... no, Yon... espera... Jimin, Hoseok dice que hay unos papeles que se le olvidó enviarme. ¿Podrías ir a buscarlos y traerlos para , por favor? Yon, detente estoy hablando... ¿Jimin?

Te los llevo.

Colgué echo una furia, de solo imaginar... respiro profundo y entonces noto la mirada de Taehyung sobre mí estudiándome.

— Escucha, Tae. Debo irme, Yoongi me pidió un favor.

— Te acompaño —respondió simplemente acomodando los botones de su saco Gucci. Ese niño y sus gustos.

— Te vas a aburrir pero está bien, vamos.

— No creo que como aquí.

Tomando el saco de mi perchero salgo avisando a Hye que no tardo mucho y que cualquier cosa me llame. Taehyung me sigue hasta el parqueadero, quito el seguro y subimos al auto.

— ¿A dónde vamos?

— A la inmobiliaria, Yoongi compró un apartamento y se está mudando ahora —Tae subió las cejas acomodando su cabello.

A veces estar con él es como estar con Jin, los dos son un poco vanidosos. Aunque los dos por igual me agradan. Llegamos al lugar y bajo del auto, Tae inspecciona el lugar y se decide por fin a entrar. Le digo a la recepcionista que quiero ver a Hoseok y esta asiente marcando el teléfono.

— Pase, Sr. Park.

— Gracias. ¿Vamos, Taehyung?

— Supongo.

Busco la oficina de Hoseok la cual me sé de memoria, a veces salimos en plan de amigos y es agradable. Este está tras su escritorio revisando papeles. Toco la puerta de cristal y este da un adelante. Entro con Taehyung detrás de mí.

— ¡Jimin! Imagino que el Sr. Min te envió, ¿no? Justamente esos eran los que estaban revisando. Dile que todo está bien, nada fuera de lo dicho y sí algo llega a suceder que no dude en llamar.

— Tranquilo, Hoseok. Muchas gracias —le sonrío mientras recibo los papeles de sus manos. Taehyung carraspea, demonios, lo había olvidado—. Ah... él es Kim Taehyung, hijo del presidente de la empresa en que trabajo.

— Es un gusto realmente —Taehyung extiende la mano y Hoseok se la devuelve sonriente. Tae ladea la cabeza.

— Jung Hoseok. Agente inmobiliario.

Miro a los dos y parece que estuvieran en otro mundo.

— Taehyung, ¿te vas o te quedas?

— Yo me quedo, quiero ver algo que llamó mi atención —habla aún sin apartar la mirada de Hoseok.

— Está bien, nos vemos.

Salgo de la oficina para volver a mi auto y poner la carpeta en donde antes estaba sentado Taehyung. ¿Hoseok acaso es gay también? Aparto los pensamientos y conduzco al apartamento de Yoongi, ojalá Yon se haya ido.

Tomo el ascensor hasta el penthouse, piso 10, el único del lugar. Toco el timbre y Yoongi abre la puerta y se vuelve a abrir una caja. Observo por todos lados y no la veo, bajo la guardia.

— Toma, Hoseok dijo que todo estaba al día. Cualquier cosa que no dudes en llamarlo.

— Está bien. Ven aquí, Jimin. No puedo abrir esta puta caja.

— Nunca podrás sin un cúter, Yoongi —me río mientras tomo uno cercano en el suelo. Rasgo las capas de cintas y veo una foto de los dos. Está en un marco delicado color negro, Yoongi la toma y me da la espalda.

— ¡Yoongs, bebé! —no puede ser.

¿Viene a ayudar o a follar por todo el lugar? A ver, veo perfectamente parte de sus... de todo. Aparte en tacones, ¿es en serio?

— Uh, yo me voy, Yoongi. Aún hay papeleo y tú estás ocupado.

Yoongi asiente pero no me mira, eso es extraño. Yon me mira de arriba a abajo para luego fruncir el ceño y caminar cerca de Yoongi. A gran rapidez salgo del lugar y me encamino a mi auto, mi celular suena.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora