25.

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Le miro encariñado y asiento. Él me besa de nuevo y vuelvo a caer sobre sus brazos mientras recojo mis piernas y empiezo a mover mis caderas de adelante hacia atrás. Yoongi pone sus manos en mis glúteos apretando la zona marcando el ritmo. Gimo como si él estuviera dentro de mí y muerdo mi labio cuando siento que estoy a punto de venirme.

Pero él se detiene y besa mi frente.

— Aún no.

Mi miembro duele y palpita pero no reniego. Sé lo que él quiere. Me hago hacia atrás mientras él hace el amago de levantarse. Busca algo en la mesa de noche y entonces entorno mis ojos en él cuando saca el pequeño bote de lubricante.

— ¿Cuándo compraste eso? Siempre estamos juntos.

— La noche que no quisiste dormir conmigo.

Contesta rápido mientras vierte en su mano y se sitúa detrás de mí.

— Confío en ti —le digo mientras anticipo el dolor.

— ¿Cómo? ¿Eres virgen?

— Solía ser el activo.

— Está bien... —murmura y miro al frente mientras me acomodo en cuatro.

Siento el líquido en mi entrada y está realmente frío, Yoongi ríe levemente y acaricia mi glúteo antes de introducir el primer dedo. Y quise maldecir, pero vamos, yo accedí. Por lo que me limité a morder mi labio y pensar en otra cosa. Él pareció leer mi mente y empezó a estimular mi pene, eso ayudó un poco.

Su dedo empezó a salir y entrar, una y otra vez hasta que luego sentí el otro y hacer forma de tijeras. Ardía pero no quise llorar. Después de un tiempo ya fueron tres y ahí sí gemí de dolor, no de placer. Yoongi se detuvo y buscó mis labios. Me dio un beso cariñoso, tierno. Él no quería hacerme daño. Cuando mordí su labio y me acostumbré a sus dedos allí mi cuerpo se relajó de nuevo.

— No me gusta así. Siéntate, Jiminnie.

Asentí y entonces él se sentó en la cama pegando su espalda a la pared. Me preparé, es mi primera vez y esto no es un juego. Y Yoongi no es como sí la tuviera pequeña. Mojé mis labios y mordiendo mi labio apoyé mis manos en sus hombros. Yoongi alineó su pene con mi entrada y entonces empecé a bajar, lentamente. Entonces sentí su glande hacer presión allí y me mordí los labios.

Seguí bajando y cuando lo tuve dentro abrí los ojos viendo la cara preocupada de Yoongi.

— ¿Estas bien? Podemos hacerlo luego no pasa nada, te entiendo, mi amor.

— No —me moví y gemí levemente—. Lo quiero ahora.

Me moví al inicio despacio, con calma pero una vez que me acostumbré a que él estuviera dentro de mí empecé a dar saltos apoyándome en mis piernas y en sus hombros. Gemía su nombre y Yoongi solo jadeaba de vez en cuando y vaya que lo sentía bien dentro de mí. Seguí saltando y cuando me cansé empecé a hacer movimientos circulares. Yoongi tomó mis glúteos y mordió mi hombro.

Yo eché mi cabeza hacia atrás sintiendo el sudor detrás de mis rodillas, en mi cuello y frente. Pero a Yoongi pareció no importarle porque empezó a besar mi cuello a medida que yo seguía moviéndome más. En dado momento sentí que mis caderas no podían y él entendió. Salí de él y me acosté.

Yoongi se puso de rodillas frente a mí, tomó mis piernas y las elevó sobre sobre sus hombros. Yo lo miré totalmente sonrojado, estaba a toda su merced. Yoongi acarició mis muslos con sus manos mientras volvía a entrar. Cuando lo hizo los dos suspiramos. Empezó lento pero después el flequillo de mi cabello bailaba en mi frente y el de Yoongi igual.

Iba realmente rápido y yo estaba tan excitado que poco me importó sí gemí alto o no. Su cuerpo golpeaba con el mío, el sonido de nuestras pieles haciendo eco en la habitación, todo tan morboso pero a la vez tan perfecto. Entre él más se movía más rápido le pedía yo. Y fue en una de esas cuando gemí su nombre por lo alto y me vine sobre mi pecho.

Yoongi gruñó, apretó su agarre en mis piernas y aceleró su movimiento aún más. Yo solo observé cada una de sus caras, la manera en que veía el cabello de su frente húmedo, sus labios y la manera en que los mordía y mientras se vino dentro mí, su cara de satisfacción. Bajó mis piernas con cuidado y se dejó caer sobre mí totalmente caliente y jadeante.

— Eso fue... no me canso de decir que eres perfecto, Jiminnie. Me encanta estar contigo de verdad y fue la mejor experiencia de mi vida. Aprietas tan jodidamente delicioso, bebé —respiró de nuevo y me miró, yo apenas y podía tener los ojos abiertos. Pero la sonrisa boba de mi cara no se iba.

— Tú eres un dios en esto, Min Yoongi. La tienes realmente grande —alargué más mi sonrisa y la carcajada de Yoongi se dio a conocer.

— Te amo, Park Jimin —confesó sudoroso mientras me veía. Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas y él se incorporó para levantarme de la cama y abrazarme—. No estoy bromeando, realmente lo siento.

— N-no es eso, es que... también te amo, Min Yoongi —echó mi cabello hacia atrás y me besó.

— Eso es realmente genial porque creí que no me amabas —rió y me abrazó de nuevo—. Ahora vamos a darnos una ducha, no estamos muy limpios que digamos.

— Para nada.

Y le seguí mientras él me tomaba de la mano caminando hasta el baño.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora