7.

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La alarma suena y yo no quiero salir de la cama, ¿quién soy y qué demonios es lo que quiero en realidad? El sol entra de lleno en la habitación y bufando dejo la cama para ir y alistarme, al menos debo estar presentable en el trabajo. Cuando ya he terminado de vestirme me paro frente al espejo y miro mi rostro por todos los ángulos.

Mi nariz está bien, mis ojos igual, mis labios son bonitos. Mi cabello me encanta, ¿entonces por qué él no se fija en mí? Ah sí, no es gay. Llevo mi cabello hacia atrás y le sonrío al espejo, salgamos bien al menos.

Cuando llego a la oficina Hye me recibe sin nada nuevo, ha sido así por dos semanas ya. Las semanas más aburridas desde que no tengo que ir a clases de cálculo. Me siento detrás de mi escritorio y observo la ciudad por medio de la ventana. Es realmente grande y bonita. Tantas personas allá afuera viviendo su día a día y yo aquí, matándome la vida porque quiero.

Jungkook me ha estado llamando, se disculpó conmigo por lo de esa noche en el restaurante y dijo que lo llamara cuando quisiera que nos viéramos pero ni ánimos de eso tengo. Solo quiero dormir y no saber nada más del mundo.

Tocan a mi puerta y después entran, ni me doy la vuelta para ver quién es.

— Te traigo café, tu aspecto es horrible.

— Gracias por el cumplido, Yoongi —giro y ahí está él con su habitual cara desinteresada y un café entre sus manos. Yo tomo el mío de la mesa y le doy un sorbo.

— ¿Lo hiciste tú?

— No, o sí, quién sabe —ruedo los ojos y vuelvo a beber. Yoongi hala una silla y se sienta.

— Mira, yo sé que no es de mi incumbencia y esas cosas pero saldremos esta noche.

— ¿Qué, tú y yo?

— No, los cuatro.

— ¿Cuatro, cuáles cuatro? —él me mira y empiezo a negar rápidamente—. No te atreviste, no. No voy a ir. Esas cosas son para personas desesperadas y yo estoy bien solo.

_ Claro, por hacer eso parece como sí estuvieras muerto, ¿no? Puede que la chica te agrade, es amiga de Yon y ella lo sugirió, se preocupa por ti.

Dejo la taza sobre el escritorio y me levanto de la silla dándole la espalda y llevando las manos a mi cara. Preocuparse por mí, sí, claro. Mentira, lo que quiere es sacarme del camino y Yoongi ni lo nota. Vuelvo a verlo y él está ahí sereno tomando de su café.

— No iré.

— Ya está el lugar y la chica aceptó apenas vio tu foto.

— ¿Le mostraste una foto mía, Yoongi? Estás loco, gran amigo que eres.

— Oye, me estoy preocupando por ti. Quiero ayudarte un poco, puede que distraigas algo.

— Esa no es la manera, ¿qué tal sí...? —me callo de una vez, no puedo decirle que mejor hablemos de lo que tengo porque el culpable de esto es él y sobre todo yo por fijarme donde no hay nada para mí.

— ¿Qué tal sí qué?

— No quiero salir con alguien desconocido.

— Escucha, no la conozco pero sí la he visto por ahí con Yon. No es tan extraña como ella pero sí es buena chica.

— Me estás vendiendo.

— Te estoy ayudando a librar una carga —sonríe ladino y yo vuelvo a sentarme.

— ¿Cuándo?

— Esta noche. Vete a casa temprano y alístate. Nos veremos en el restaurante al que siempre vamos los dos.

Asiento y él sale de la oficina a paso totalmente calmado. Genial, un chico gay saliendo con una chica en una cita. ¿Y de qué vamos a hablar? ¿De ropa o de hombres?

La noche cae y yo aparco frente al restaurante. No puedo creer que Yoongi profane nuestro restaurante favorito de comida coreana trayendo a esa chica aquí. Diviso su auto y entonces bajo del mío. Acomodo mi abrigo y entro. Genial, no solo el lugar, sino también la mesa.

— Hola —saludo halando la silla al lado de la chica que supongo es mi cita.

— ¡Jimin! ¿Lo ven? Les dije que no tardaría mucho.

— Hola, Yoongi —digo sin ánimos.

— Ordenemos, Yoongs —ese maldito ápodo—. Ella es mi amiga Rachel.

Y como sí estuviéramos en Corea bajo un poco mi cabeza en dirección a la chica, esta me sonríe pero imita mi acción.

— Mucho gusto, Jimin.

Le sonrío asintiendo. Es bonita, he notado las miradas de otros tipos aquí sobre ella y eso que acabo de llegar. Una morena con largas piernas y cabello color chocolate, parece modelo. Pero soy gay y me gusta es quien está frente a mí.

Ordenamos y efectivamente compruebo lo dicho por Yoongi. Yon solo ordena verduras para los dos, mientras que Rachel ordena lo mismo que yo. Bueno, es de buen apetito.

— ¿Y en qué trabajas, Jimin? —paso lo que hay en mi boca y la miro.

— Soy socio de una empresa pero en sí manejo la contabilidad del lugar, ¿tú qué haces?

— Soy gerente en un banco —subo las cejas—. ¿Qué? Oh, creíste que era modelo, ¿no? —me río y asiento avergonzado.

— Lo siento, es que lo pareces.

— Pues aunque no lo creas estaba en mis planes antes de enamorarme de la administración.

— Eso es genial, interesante —vuelvo a llevar comida a mi boca y entonces miro cómo Yon está besando a Yoongi y este parece muy a gusto. Mi pecho se oprime y miro a Rachel—. Háblame de ti, ¿qué te gusta hacer?

— Correr, me gusta mucho correr en las mañanas y llevar una vida saludable. Fiestas de vez en cuando pero nada del otro mundo. ¿Qué hay de ti?

— Voy a gimnasio de vez en cuando, el trabajo y en ocasiones ir a cine.

— ¿Cine? Wow, eres de los pocos que lo admite en la primera cita.

— Así soy —asiento y sigo comiendo, Yon ya ha vuelto a su lugar y Yoongi está comiendo, este me mira y aparto la mirada.

Al terminar de comer salimos juntos. Yon ebria y colgada del brazo de Yoongi y Rachel a mi lado en sus cinco sentidos.

— Bien, muchas gracias por la cena, Jimin. Yo me voy yendo —la detengo.

— No, espera. Te llevo a casa —ella me sonríe y asiente—. Yoongi, nos vemos.

No le dejo hablar cuando ya he tomado a Rachel del brazo y la llevo a mi auto, abro la puerta para ella y subo a mi auto. Todo sin ver atrás, realmente no necesito otra escena de Yon y Yoongi.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora