22.

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Después de volver a la empresa y de recibir montones de preguntas por parte de Yoongi asegurándose de que yo estuviera bien me dejó ir a mi oficina con la condición de que esta noche me iría a dormir con él. Casi me ahogo cuando me lo dijo, pero aún así acepté. Y como sí él supiera mis estupideces caminé cabizbajo hasta estar detrás de mi escritorio en mi silla.

Y como sí el cielo o no sé quién lo haya enviado escuché el tono de mi celular. Solo que esta vez sí era Jin en definitiva contesté de una vez.

— ¡Jin!

— ¡Park Jimin, mocoso! ¿Ahora contestas? ¿Qué te pasa? ¿Qué te hice?

Jin, Jin, debemos hablar. Necesito...

— ¡Claro que debemos hablar! Estoy afuera de tu maldita puerta ahora. Tu secretaria no me deja pasar —me da algo de diversión la imagen de Jin con la cara roja, el celular en su oreja y un bolso en su brazo—. Dale el teléfono a ella. Hye.

— ¿Sí, Sr. Park?

Deje pasar al chico, es mi amigo. No pasa nada.

Está bien, Sr.

Cuelgo el teléfono y la puerta se abre estruendosamente para ser cerrada con cuidado. Luego Jin se gira y no recuerdo haberlo visto tan enojado como cuando le dije que Yoongi tenía novia y él me gustaba.

— ¡Park Jimin! ¡Malcriado y grosero! —sentí el golpe sobre mi cabeza y luego en mi nuca. Me quejé pero divertido, lo extrañaba—. ¡Y te ríes que es lo peor! ¿Qué te pasa?

— Jin, toma asiento.

— Al fin, tu secretaria no dejaba de verme raro y no pude sentarme.

— Quizás es porque estabas gritando —murmuro y Jin me frunce el ceño.

— Oí eso. ¿Por qué me has estado ignorando tanto tiempo?

— Bueno, no es fácil y extraño pero Yoongi y yo estamos en algo.

— ¿Un trabajo juntos?

— No, él y yo estamos saliendo. Somos novios.

— Ay, por Dios —abre los ojos y se tapa la boca. Siento otro golpe en la cabeza y me sobo.

— Jin, ¿has visitado Corea recientemente?

— La semana pasada pero eso no importa. ¿Cómo que están saliendo? ¿Y la bruja? ¿Qué pasó con ella y desde cuándo Yoongi es gay? —ante lo último ladeó la cabeza confundido.

— Salimos hace casi un mes —otro grito—. Terminó con Yon, lo sé porque ahora él es como una esponja y me quiere absorber. Siempre está conmigo, hasta dormimos juntos. Bien, ella lo llamó gay de mierda y...

— Esa... niña...

— Lo sé. Estuvimos hablando y me dijo que siempre había estado sintiendo algo por mí y que la relación con Yon ya no funcionaba incluso intentaron ya sabes y él gimió mi nombre —Jin soltó la risa y luego se calmó mordiendo sus labios—. En fin, todo se acabó entre ellos y Yoongi y yo hemos estado juntos desde entonces. Te había ignorado porque no me sentía preparado para decírtelo. Creí que él jugaba conmigo.

— Dame tiempo, esto es largo y necesito tiempo para procesarlo. Entonces la bruja desapareció, Yoongi dejó de ser un idiota y ahora ustedes están en algo, duermen juntos y... ¡¿Ya?!

— ¡Jin! —enrojezco a más no poder y Jin niega.

— No, eso me da pista que no. Tal vez otras cosas pero eso no...

— Jin, no hablemos de eso —ruego con una mueca.

— Está bien, ya lo tengo. Son novios, me ignorabas porque sabías que te iba a regañar y volarían cosas en tu oficina. ¿No? —asentí—. Bueno, eso habría pasado pero parece que Yoongi va en serio y realmente les deseo lo mejor ahora que son sinceros el uno con el otro.

— Gracias, Jin. Pero ahora hay un problema.

— ¿Cuál? Yo veo todo perfecto.

— No es eso... ¿recuerdas que yo me vi con Jungkook una noche?

— ¿Qué hay con eso? Solo fue una noche y tú no estabas con Yoongi.

— Exacto pero resulta que ese mocoso es hijo de una ficha importante aquí en la empresa y está amenazándome con decir todo sino me acuesto con él una última vez.

— Por eso digo que los niños con dinero necesitan más castigos y menos regalos. Eso es una clara muestra de pocos modales.

— Eso no me sirve ahora. No quiero engañar a Yoongi, no podría volverlo a ver. Me daría asco de mí mismo.

— Hasta yo, estarías enviando todo por la borda. Rodarías por un acantilado solo porque ese chico te odiaría con su vida.

— Sí... gracias por la descripción, Jin —bufo y me hago hacia atrás en la silla.

— Trato de ayudarte. ¿Dónde se verán?

— Un hotel, esta noche.

— No queda mucho tiempo... dices que le gusta jugar y ya con toda su facultad. Hum... ¿no sabes sí le gusta alguien o algo así?

— Jin, solo hice lo mío y nada más. Solo hablamos acerca de su carrera en la universidad y ahora esto.

— ¿Qué estudia?

— Periodismo —ruedo los ojos.

— Pues le queda perfecto con lo manipulador y chismoso que es. Bien, tengo un plan. Estúpido pero podría funcionar.

— No importa, con tal de no hacer nada para dañar a Yoongi te sigo.

— Bien, déjamelo a mí. Yo te llamo luego, debo ir a trabajar en todo.

— Jin, no tardes mucho. Ya son las cuatro.

— Lo sé, lo sé, mocoso. Y por esto tendrás que ser el padrino en mi boda con Namjoon.

— ¿Se van a casar?

— Claro, ¿no has visto el anillo? —extendió su mano dejando ver el reluciente anillo de oro sencillo. 

— ¡Jin! ¡Felicidades! Estoy muy feliz por ti —corrí a abrazarlo y este me sujetó.

— Por eso estaba en Corea, mi familia vendrá. En fin, yo debo irme. Debo hablar con alguien.

— Claro que seré tu padrino, gracias, Jin —besa mi mejilla y luego me sonríe.

— Eres mi bebé después de todo. Te llamo al rato.

Asiento sonriente mientras deja mi oficina y me dejo caer en la silla, al menos puedo confiar en él y relajarme un poco.

— ¿Por qué Seokjin estaba aquí y me sonrió? —levanto la mirada y veo a Yoongi extrañado señalando la puerta. Le sonrío.

— Se van a casar, él y Namjoon. Venía a decírmelo, seré su padrino.

— ¿Namjoon se va a amarrar?

Frunzo mi ceño hacia él y rápidamente sonríe levantando las manos.

— Sé que no lo dices en serio, Min Yoongi.

— Claro que no, bebé.

Bufo y cierro los ojos mientras sigo en la silla, siento a Yoongi en mis piernas y después un beso de su parte.

— Te extrañé.

— También yo.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora