16.

672 68 3
                                    

Escucho a Yoongi carraspear su garganta y entonces me giro hacia la puerta de su habitación, el control cayendo de mis manos sobre el sofá. Él sonríe.

— Debes sentirte afortunado, Jiminnie. Tienes a alguien tan guapo como yo —acomoda su abrigo que termina en sus rodillas y entonces con delicadeza acomoda el flequillo en su frente.

— Lástima que seas tan egocéntrico —arrugo la nariz divertido.

— Pero mírame, debes aceptar que luzco demasiado bien.

No digo nada pero dejo el sofá para caminar hasta él. No hay tanta diferencia de altura entre los dos pero aún así mi vista se levanta un poco para encontrar sus ojos. Meto mis manos en los bolsillos laterales de su abrigo y lo apego a mí para besarlo, él responde con una sonrisa.

— Así estés con la cosa más sencilla del mundo seguirás luciendo bien, Yoongi.

— Lo sé, Park.

Vuelve a besarme y acaricia mi cuello con sus dedos, delicadamente. Realmente nunca me imaginé que él fuera tan delicado y atento a la hora de tener una pareja, con Yon nunca lo vi de esa manera. Abro los ojos y veo su ceño fruncido.

— No sé en que estés pensando pero ahora solo somos tú y yo y lo demás no importa, ¿está bien? —asiento a sus palabras y después me abraza, reposo mi mentón en su hombro respirando el aroma de su perfume.

— Lo siento, arruiné el momento.

— Nada de eso, nada se ha arruinado. Solo dame tus miedos a mí, no te preocupes por lo demás. Nada malo pasará.

— Eres realmente diferente a como te imaginé —confieso con una sonrisa tonta, Yoongi me aleja brevemente y me mira con una media sonrisa.

— ¿Cómo creías que era en una relación entonces?

— No lo sé, no tan atento... no tan romántico y soltando esas palabras así sin pensarlo. En tu relación anterior no eras así.

— Eso es porque no me sentía feliz, contigo estoy siendo malditamente feliz y hasta hora llevamos un día saliendo —llevo mi mano hasta su cabello y lo llevo hacia atrás.

— Siempre quise hacer eso. Ahora dime —dije poniéndome serio y mirándolo de arriba hacia abajo—. ¿De ahora en adelante nos vestiremos como pareja? Porque no es casualidad que vayamos de negro y gris.

— Yo no veo lo malo, es ropa. Además iremos a un lindo lugar, ya reservé —me extraño pero me dejo hacer cuando él toma mi mano entre la suya y entrelaza nuestros dedos—. Esta vez te llevaré yo.

En todo el camino miro a Yoongi detallándolo, me permito observarlo sin miedo a que lo note y me vea raro porque en cada semáforo él deja un beso en mis labios o frente haciéndome sonrojar y eso a él por lo visto le gusta mucho. El auto se detiene frente a un restaurante que en mi vida había visto, Yoongi abre la puerta para mí y lo sigo adentro donde una señorita nos lleva hasta la mesa.

— En breve vendrán a traer la carta. Tomen asiento —la chica sigue con la mirada en su tablet y se da la vuelta con un caminado muy marcado.

— ¿Qué? —pregunta Yoongi cuando le miro fijamente.

— Admite que le viste el trasero —abre los ojos y niega—. Por favor, Yoongi.

— No me interesa —dice mientras saca la silla para mí.

— Uno no deja esos gustos de un día para otro —toma asiento frente a mí y lleva una mano a su barbilla.

— ¿Para qué verle el trasero a ella cuando tú tienes uno mucho mejor? —sé que el sonrojo llega a todos los rincones de mi cuerpo y me acomodo en mi silla.

— Yo-yoongi —él solo me sonríe y se encoge de hombros.

— Buenas tardes, soy Daniel y hoy los atenderé. En un momento vendré a tomar a su orden.

— Gracias —le digo mientras tomo la carta que el chico me extiende. Cuando se va noto la mirada de Yoongi en mí.

— Admite que te gustó —sigo viendo la carta.

— No puedo hacerlo.

— ¿Por qué no? Y mírame —exige y le obedezco.

— No sé, quizá casi dos años de espera por fin han valido la pena y tú crees que miraré al primero que se aparezca. Te equivocas, Min.

— ¿Qué vas a comer? —pregunta cubriendo su rostro tras la carta.

— Cualquier cosa está bien.

Asiente sonriente y levanta la mano para pedir la orden, el mesero aparece y Yoongi ordena por los dos no sin pedir una buena botella de vino tinto.

— Brindemos —tomo la copa entre mis manos y asiento.

— ¿Por qué? —pregunto.

— Por nosotros, porque te dejé entrar en mi vida de otra manera y porque esto dure. Realmente me voy a comprometer con esto, no sé de esta vida pero espero que seas mi ayuda.

Reprimo las ganas de besarlo pero mordiendo mi labio asiento. Es un maldito cursi pero eso me vuelve loco. Comemos en medio de charlas sobre nosotros dejando de lado el trabajo y otras cosas que no seamos él y yo.

— Jimin —le miro cuando el auto se detiene frente a mi apartamento.

— ¿Sí?

— Quédate conmigo esta noche —me río un poco.

— ¿Qué es esto? ¿Ahora no puedes estar lejos de mí? —asiente y entonces dejo la burla—. Anoche dormimos juntos.

— Lo sé, pero quiero dormir contigo hoy de nuevo.

— Entonces supongo que está bien.

Vuelvo a cerrar la puerta y Yoongi mordiendo sus labios acelera hacia su hogar. Lo miro y me siento en un drama de esos que veía antes de mudarme aquí, Yoongi es como el personaje que por fin obtiene a la chica de la cual está enamorado. Pero ni yo soy chica ni él está enamorado.

— Ponte una camisa mía.

— ¿Por qué no dormir con la mía? —pregunto mientras me despojo de mis anillos y abrigo en la habitación de Yoongi. Él resopla.

— Quiero verte con una camisa mía y no busques tus cosas aquí, no usarás eso.

Le hago caso y abro el armario para ver una de sus tantas camisas negras gigantes para tomarla y llevarla al baño junto conmigo. No me cambiaré frente a él. Ingreso al lugar y termino de quitarme el resto de mi ropa, decido quedarme solo en bóxer, esa camisa me da a la mitad de los muslos. Cuando salgo ya estoy sonrojado y Yoongi está en pijama y en la cama con las cobijas a un lado.

— Ven aquí, hace frío.

— No sé cómo me convences.

— Lo haces porque me quieres —bufo y no digo nada, él tiene razón.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora