9.

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Al día siguiente apenas abro mis ojos veo la hora en mi celular, son las seis de la mañana y me visto tan rápido como puedo. Veo el cuerpo desnudo de Jungkook y me pregunto por qué le gusta jugar, podría tener a alguien serio sí lo deseara. Negando salgo de allí, bajo a mi auto y conduzco a mi hogar.

Apenas llego me doy una larga ducha para pensar bien y después me dejo caer en la cama con mi cabello mojado y la toalla en medio cuerpo. El timbre suena y bufo. Me encamino así a abrir, sea quien sea que se joda.

— ¡Minnie!

— Hola, Jin.

— Hum, sigues en toalla. ¿Estabas con alguien? —él busca por todos lados y me encamino a mi habitación—. ¡Haré el desayuno mientras sales!

— ¡Está bien!

Le grito mientras busco un traje qué ponerme. Me decido por uno negro al fin y ya listo y peinado salgo, me siento en la barra de la cocina y Jin pone el desayuno para mí mientras él bebe chocolate caliente.

— Ahora sí dime, ¿saliste con alguien? —asiento llevando el tenedor con tocino a mi boca—. ¿Con quién? Dime, dime.

— Se llama Jungkook, pero no es nada serio. A él le gusta jugar.

— ¿Y eso qué? No importa, así es mejor para ti. Tú no estás listo para una relación, menos cuando ese anciano está por ahí.

— Jin, no hablemos de él. No sabes qué pasó —sus ojos se vuelven a apagar y me frunce el ceño.

— ¿Qué hizo ahora ese idiota?

— Una cita de cuatro, él, Yon, otra chica llamada Rachel y yo —Jin se palmea la frente—. Sí, lo sé. Fue un asco, presencié a la linda parejita y luego a una chica besándome en mi auto —Jin se echó a reír.

— Dime que no, a ver. ¿La chica no se dio cuenta que eres gay?

— No, y me alegra. Eso significa que no soy obvio. Pero por otro lado sí, me besó y todo fue idea de Yon. El amor de Yoongi.

— ¿Cómo así?

— Yon organizó la cita supuestamente por que se preocupa por mí.

— Esa bruja no se preocupa ni por Yoongi —asiento terminando de comer.

— Ya lo ves. Le hizo creer a la otra chica que yo estaba buscando novia y esta pensó que sí me seducía pasaría algo.

— Seducirte... ¡a ti! —de nuevo otro ataque de risa y me levanto rodando los ojos. Lavo los platos junto con el vaso de Jin y el mío para después caminar al baño, Jin me sigue todo el camino mientras yo me lavo los dientes—. Ni la más mujer del mundo podría seducirte, menos cuando estás colado por ese idiota que mira semejante tontería que hizo.

— Jin... no importa. Creo que ya debo resignarme —escupo la crema dental y enjuago mi boca, reviso mis dientes en el espejo y me seco la boca con una toalla de mano.

— ¿De qué hablas? —mi amigo me mira como sí me hubiera vuelto loco.

— Ellos... se aman y yo... yo no quepo ahí, Jin. Yo solo soy el buen amigo de Yoongi, nada más.

— Hey, no vayas a llorar, Minnie. Está bien y cualquiera sabe que ellos no se aman, tú mismo has visto a esa mocosa con otros hombres. Solo que Yoongi no lo sabe porque tú no se lo quieres decir.

— Sería estúpido —esquivo a Jin pasando a mi habitación para recoger el celular de la mesa de noche y acomodar mi corbata en el espejo—. Es su nena, Jin. Él nunca me escucharía.

— Bueno, ¿y sí tuvieras pruebas?

— ¿Pruebas?

— Sí, ya sabes. Como hacen los detectives en esos programas. Siguen a la persona, toman fotos... esa clase de pruebas, Minnie.

— No lo sé.

— Bueno, sí tú quieres ver más escenas como las de anoche es tu decisión. Yo me voy, quedé de verme con la madre de Nam, venía a ver cómo estabas y como siempre tu vida no tiene definición. Cuídate, Minnie y piénsalo —besa mi mejilla y sale del apartamento.

¿Contratar a alguien que la espíe por mí y luego darle pruebas a Yoongi? ¿De verdad voy a gastar mi dinero en eso? ¿Y quién me asegura que luego él no conocerá a otra chica? Niego ante la idea absurda y miro la hora, ¿a que hora se hicieron las nueve de la mañana?

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora