11.

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— ¿Por qué tus cosas están por todo el suelo?

— Dejaste a Yon sola, te debe estar esperando —le digo con voz calmada, todo lo contrario a la suya.

— ¿Por qué siempre la estás metiendo? Sé que es mi novia pero yo decido cuando ella está o no. Estamos hablando de ti.

— Pues son mis cosas, Yoongi. Tengo mis problemas también.

— ¿Y no se supone que somos amigos? Yo te cuento mis cosas y tú las tuyas.

— Esto no puede ser.

— ¡Dímelo! —grita y le observo, nunca me había gritado antes—. Dime qué es lo que ha cambiado tanto a mi mejor amigo, ya no te conozco.

— Pues quizá nunca lo has hecho, Yoongi.

— ¿De qué mierda estás hablando? —toma una posición recta y me ve desde arriba aún con el ceño fruncido.

— Tengo problemas, ¿sí? No estoy rindiendo con mi trabajo bien y no sé qué estoy haciendo con mi vida.

— ¿Por qué y desde cuándo te estás sintiendo así? No me habías dicho nada. Se supone que nos confiamos —sonrío con pesar y asiento.

— Lo siento, a veces solo no quiero hablar de esas cosas.

— Date unas vacaciones, Jimin —suspira y la expresión de su cara por fin cambia.

— ¿Y a dónde quieras que vaya? Sí huyo las cosas serán peores.

— ¿Entonces qué quieres que haga? —que me ames.

— Nada, tú no puedes hacer nada con mi mente. Sal con Yon, ella en serio quería estar contigo — humedece sus labios y cierra los ojos con fuerza.

— De nuevo ella en el tema. Dímelo, ¿ella no te agrada? Porque sí es así...

— Sí es así, ¿qué? —me aventuro a preguntar con temor.

— La dejo —abro mis ojos a más no poder.

— ¿De qué hablas? Ustedes llevan mucho tiempo saliendo y... creí que querías casarte con ella.

— ¿Yo casado? No lo creo.

— Mira, estamos hablando estupideces, Yoongi. Ve a trabajar y yo iré por ahí —entonces su mirada es fría de nuevo.

— ¿Con Rachel?

— ¿Rachel? No, yo solo o con Jin, no sé.

— No te hagas, Park. Vi que la llevaste del brazo. Dime, ¿tu apartamento o el de ella?

— ¿Te estás escuchando? ¿Por qué me reclamas?

— Por que se me viene en gana y ella no me agrada para ti.

— ¿Te recuerdo que tú fuiste quien dijo que estaba bien? ¿Por qué te enojas ahora y me llamas por mi apellido?

— Porque eres confiado, Jimin. Tan bueno con todo el mundo cuando no todos se lo merecen —me cubro la cara.

— ¿De qué demonios estamos hablando ahora? Me voy —me levanto de la silla y paso por su lado, Yoongi me toma del brazo y me mira.

— Dímelo, ¿por qué eres tan distante conmigo últimamente? Es Yon, ¿verdad? No te agrada. Podría terminar con ella —niego.

— Es tu novia, cómo hablas de eso como si no fuera nada. No puedes dejarla solo porque no me agrada —me doy cuenta de que acepté que no me agrada y veo a otro lado. Yoongi afianza el agarre en mi brazo.

— Voy a dejarla.

— ¡No! Ni se te ocurra. No la vas a dejar por mí, qué caso tendría, Yoongi.

— No lo sé, pero no te quiero más extraño conmigo. No me gusta esa situación —examino las palabras del hombre frente a mí. ¿Qué está pasando aquí?

— No lo sé.

Me zafo de su agarre con fuerza y camino lo más rápido posible al elevador. Para mí suerte, él esta vez no me siguió. Tengo un torbellino de cosas en mi cabeza, ¿terminarla por mí? ¿Se ha vuelto loco o ya se dio cuenta que ella lo engaña?

Subo a mi auto y saliendo de la empresa busco mi celular y un número en específico.

 ¡Minnie!

 Jin... ¿estás ocupado? ¿Dónde estás?

— ¿Qué hizo ahora el idiota?

 Quiero que nos veamos, ¿dónde estás?  —le escucho suspirar pero al final responde—. En casa de Nam, quieres nos vemos en otro lugar.

 Eso estaría perfecto, Namjoon podría escucharnos.

 Está bien, entonces en aquélla cafetería donde trabajabas cuando recién llegaste aquí, ¿está bien?

 Te espero, Jin.

 Con cuidado, Minnie.

Cuelgo y me siento extraño, a la verdad hoy no sé ni cómo describir mis pensamientos y sentimientos. Yoongi me confunde, sobre todo hoy.

Llego a la cafetería y es muy distinta a como cuando yo trabajaba aquí. Hasta el personal es distinto, bueno, yo tenía 18 cuando me emplearon aquí en un verano. Me acerco a pedir una taza de té que no bebo porque estoy ansioso esperando a Jin. Solo la pedí como por tener algo en la mesa.

La puerta suena y creo ver a Jin pero es otro chico. Vuelvo mi vista a la taza de té humeante.

— ¿Tardé mucho? —niego y esta vez sí es Jin con una sonrisa en sus labios—. Vamos dime, ¿qué pasó?

Empecé a relatarle todo, cómo él actuó, cómo habló y lo que me dijo. Con nervios, tartamudeos y tomando mis manos vi a Jin comerse un trozo de pastel mientras yo le seguía contando todo. Él asentía y fruncía el ceño de vez en cuando o solo ponía esa expresión de "te entiendo pero tú ya sabes cómo es."

Cuando terminé de hablar él solo me vio como procesando todo y limpió las comisuras de la boca con una servilleta. Bebió el té ya frío que yo había pedido y me miró de nuevo.

— No sé.

— Jin —me quejé.

— ¿Qué quieres que te diga? Quedé igual que tú. Se supone que la bruja es su adoración y ahora dice que está dispuesto a dejarla solo porque a ti no te agrada.

— Es que eso es lo que no entiendo. Tú no terminarías con Namjoon porque a mí no me agrada.

— ¿No te agrada mi novio? —niego y luego asiento—. ¿Qué?

— Me voy a volver loco, Jin —respiro—. Sí me agrada Namjoon, te hace feliz y te es fiel. Pero aquí la cosa es que necesito entender a Yoongi porque me estoy confundiendo más y tengo miedo de hacer algo mal.

— ¿Cómo qué?

— Creer que hay una oportunidad donde todo está más que cerrado.

— Hay una posibilidad, Jimin. Yoongi cree en su amistad y rayos, está terminando a la bruja solo para que vuelvas a estar con él.

— Pero sí la termina por mí me voy a sentir mal.

— ¡Sé decido! ¿No que la odias y no la soportas encima de tu amigo? Pues bien, ahí está tu oportunidad en la mesa. Tómala o déjala.

Parpadeo y dejo caer mi cabeza sobre la mesa. Jin estira su mano y empieza a acariciar mi cabello. Eso tampoco ayuda a que desenvuelva los cables que hay ahora mismo en mi cabeza.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora