10.

631 63 5
                                    

— ¡Park Jimin! ¡Park Jimin fue la mejor noche y tú no me estás escuchando!

— Lo hago, Taehyung —firmé otros papeles más. Abrí la otra carpeta para repetir la acción.

— Estás tan aburrido como mi padre, por eso no me gusta estar mucho por aquí.

— Preparate, serás su sucesor.

— Y prometo poner algo de diversión en este lugar —suspirando dejo los papeles de lado para por primera vez en todo el rato que lleva de lado a lado hablando mirarlo—. Ahora sí me estás viendo, ¿notas la diferencia?

— ¿Follaron? —entornó sus ojos en mí negando de manera exagerada y tomó asiento frente a mí.

— ¡No! No necesariamente cuando se dice que fue la mejor noche quiere decir que haya tenido un acostón.

— ¿Entonces por qué estás tan alegre?

— Jung Hoseok, es un nombre bello, ¿no crees? —encojo mis hombros.

— Está bien.

— No, no está bien. Ese hombre es sonrisas, diversión, te hace ver la vida desde otro punto y su cabello, cómo me gusta. Su sonrisa —sonríe bajando la mirada y luego me mira, ¿sus ojos brillan?—, es la más hermosa que alguna vez haya visto, Jimin.

Subo las cejas y me recuesto en la silla, detallo a Tae y luce... luce como yo, como yo cuando me quedo viendo a Yoongi.

— ¿Tanto te gustó? —con una sonrisa muerde su labio y asiente—. ¿En qué quedaron?

— Otra cita, mañana, hoy, no sé. Quiero verlo ya.

— ¿Y por qué no vas? —le sugiero volviendo a tomar los papeles que había dejado de lado.

— ¿No creerá que soy intenso?

— Hoseok es alguien muy cariñoso, ¿sabes? Solo ve.

— Eres un gran amigo, Jimin. ¡Deséame suerte!

Sale a paso rápido y cierra la puerta mientras yo me quedo observando esta como si fuera el secreto de la vida. Y entonces me pregunto cómo hay personas que congenian tan rápido y otras que cita tras cita todas son un fiasco, no congenian o simplemente en mi caso no hay nada.

— Señor, ¿Señor Park? —escucho el teléfono sonar y la voz de mi secretaria. Debo dejar de ser tan elevado.

— Sí, ¿qué sucede, Hye?

— El Sr. Min quiere verlo en su oficina —¿Yoongi? ¿Por qué no me llamó él?—. Dice que le lleve los papeles que dejó para usted esta mañana.

Los veo entre mis manos y resoplo, aún me faltan algunos.

— Está bien, Hye. Gracias.

— Con gusto, Sr. Park.

Vuelvo a los papeles pasando carpeta por carpeta y leyendo lo más rápido que puedo. Estados de cuenta, ganancias y pérdidas de estos meses. No es la gran cosa pero he estado tan elevado que hasta yo sé que no estoy rindiendo como al comienzo. Me riño, no me gusta ser así en mis cosas, menos en mi empleo.

Después de media hora interminable acabo, recojo todo. El monto de carpetas blancas y azules entre mis brazos, abro la puerta como puedo y declino la oferta por parte de Hye para ayudarme. Camino hasta la oficina de Yoongi y toco tres veces antes de escuchar un adelante.

— Siento el retraso, tuve un pequeño percance pero aquí está todo —apoyo todo sobre el escritorio y entonces casi me cae la quijada al ver que no estamos solos.

— Percance de media hora, raro en ti, Park —¿y ahora por qué está enojado?

— Después de todo no es tan eficiente, Yoongs —Yon sonríe de manera nada agradable.

— Sí eso es todo...

— No. ¿Seguro que revisaste todo bien y que cada cosa está en su lugar? No quiero errores —miro a Yoongi desconcertado, ¿por qué me habla así?

— Claro, por eso he tardado. Sabes que siempre hago bien mi trabajo.

Fruncí el ceño apuntando el monto. Yon dejó de estar en el mueble para pasearse con su corto vestido hasta detrás de Yoongi y pasar sus manos por el pecho de él. Aunque apreté la mandíbula no aparté la mirada, sería muy obvio.

— Yoongs, deja el trabajo vamos por ahí.

— ¿A dónde quieres ir? —le sonrió.

— Donde sea que no esté él —enarcó una ceja hacia mí.

Y entonces los vi una última vez y salí de allí sin decir nada. Mis ojos picaban a más no poder pero no puedo hacer una escena en la empresa, no puedo hacer eso.

Pasé al lado de Hye y le pedí que no dejara entrar a nadie, sí preguntan yo no estoy. Ella asintió pero noté que me vio más de lo normal. Mierda.

Hecho una furia entré y lancé todo lo que había en mi escritorio al suelo. Me senté y removí mi corbata, sentía que me asfixiaba tenerla puesta. Su sonrisa, ella tocándolo, él dejándose. Son novios y yo sobro en todos los sentidos pero por qué, por qué frente a mí. Esta vez él se excedió.

Tomé asiento y voltee la silla para ver la ciudad. Llevé el puño a mi boca mientras lo mordía. No puedo seguir así, un día de estos seré tan obvio que no habrá vuelta atrás y en definitiva lo perderé para siempre. Porque sé que en cuanto sepa que su mejor amigo es homosexual y que ha estado enamorado de él me odiará.

La puerta es abierta de manera bastante brusca y giro en la silla cuando siento el perfume y el duro asentamiento de sus palmas sobre el escritorio. Su ceño está fruncido y ya no queda ni rastro del calmado Yoongi que estaba hace un momento en su oficina con esa mujer.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora