15.

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Me despierto con la respiración de Yoongi sobre mi mejilla y entonces me muerdo el labio. Después de todo los que hablamos anoche solo fueron besos después, ninguno intentó nada y me gusta. No quiero afanarme con él por nada. Lo tengo ahora y no lo quiero perder.

Su brazo está sobre mi pecho y su pierna sobre las mías. Sonrío y me doy cuenta de todas las noches que he soñado con esto. Con cuidado saco sus extremidades de las mías y entonces él se gira con un gruñido y sigue durmiendo. Yo voy al baño, me ducho y lavo mis dientes, cuando salgo él todavía está durmiendo por lo que voy a la cocina y preparo desayuno para los dos.

Cuando lo termino, lo pongo todo en una bandeja y camino a la habitación en donde Yoongi no está en la cama. Entonces la puerta del baño se abre y de allí sale él con algo de mi ropa, el cabello revuelto y secándose la cara con una toalla de mano. Se percata de mi presencia y sonríe enseñando sus encías. También le sonrío y siento millones de cosas en mí interior. Yoongi se sienta a mi lado y pasa la bandeja a sus piernas.

— Whoah, mira esto. ¿Todo es para mí? —asiento—. Gracias, Jiminnie.

Empieza a comer las cosas y yo solo puedo verlo emocionado de que le guste. Ni siquiera puedo hablar, no quiero saber que es un sueño y que al despertar nada sea cierto. Salgo de mi ensoñación cuando miro un trozo de mango frente a mí.

— No puedo con todo, come conmigo, abre la boca —mis mejillas se sonrojan y abro la boca comiendo el trozo de fruta—. Cómo pude estar tan ciego —ladeo la cabeza mientras trago—. Eres un manojo de ternura, Jimin. ¿Hace cuánto no sales con alguien en serio?

— Desde la preparatoria —murmuro.

— No te creo, ¡imposible! —empieza a reírse y yo solo encojo mis hombros—. Es que, ¡mírate! Estás bueno y... ¿de verdad vas a ser mío?

— Yoongi —entorno mi mirada en él.

— Bueno, ya hablaremos de eso. Por ahora hay que... ¿salir? Sí, vamos a citas, como sí nos estuviéramos conociendo hasta hora —muerde un poco de fresa y me mira con una sonrisa.

— No sabía que eras tan cursi.

— Acostúmbrate —me roba un beso y me deja sorprendido. Deja la bandeja de lado y se deja caer en la cama con los brazos tras su cabeza—. Yo puedo acostumbrarme a esto. Nunca te lo dije pero me gusta mucho dormir contigo, en esta cama. Es más cómoda que la mía.

— ¿Y ahora hablamos de colchones? —me burlo.

— No, Jiminnie. Hablamos de lo mucho que me gusta cuando estás a mí alrededor. Ven, acuéstate conmigo.

— ¿Hablas en serio?

— No te haré una carta de invitación. Ven.

Obedezco y me dejo caer apoyando mi cabeza en su pecho escuchando sus latidos. Él respira profundo y empieza a acariciar mi cabello.

— Tanto tiempo perdido, hace mucho pudimos haber estado así... ¿Qué te echas en el cabello? Siempre ha sido tan suave y qué es eso, hueles realmente bien.

— Tú me lo regalaste.

— ¿Yo escogí eso para ti? —asiento aún sobre su pecho.

— Creo que estaba pensando en lo dulce que eres. Pero te pega mucho el aroma.

— Eres cursi, Min —me río.

— Me gustas, esas cosas fluyen como el agua —bromea y entonces me levanto para verlo a los ojos. Su mano queda en el aire y yo extiendo la mía para acariciar su mejilla.

— También me gustas mucho, Yoongi.

— Bésame —mis mejillas se encienden por su petición y entonces de nuevo sonríe para mí—. ¿Siempre te pondrás tan tímido? Me gusta mucho eso.

— Calla.

Me acerco y nuestros labios se encuentran de nuevo, sonrío en medio del beso cuando él vuelve a tomar mi cabello y jugar con él. Su lengua y la mía bailan al unísono. Sus labios son suaves y realmente atractivos. Un chasquido suena cuando nos alejamos y nos quedamos viendo por unos segundos. Entonces él deja un beso casto de nuevo y yo me sonrojo de nuevo.

— ¡Jiminnie tierno!

Grita mientras me abraza y da vueltas en la cama conmigo en sus brazos. Yo solo me dejo llevar, amo esto, me encanta, me fascina y quiero que sea siempre así.

Por la tarde Yoongi me apura para que me vista con algo, según él, lindo y que use cosas que él me haya regalado. Entonces uso algunos anillos junto con un par de zapatos y ese abrigo que a él le gustó la noche anterior. Cuando salgo de mi habitación listo él está en la habitación y cuando me ve se cubre la cara.

— ¿Por qué todo te queda tan bien? Eres demasiado para mí, Park.

— Deja la cursilería, Yoongi. ¿A dónde vamos?

— A mi apartamento, necesito buscar otra ropa. Vamos, tú conduces.

— No me digas —ruedo los ojos divertido.

Vamos por el auto al parqueadero y allí Yoongi me empuja sobre la puerta para volver a atacar mis labios, esta vez más intenso. Sus labios bajan a mi cuello y allí lame, luego siento un chupón y pongo las manos en su pecho. Él se aleja con una sonrisa.

— Mírate al espejo —frunzo el ceño.

— ¡Yoongi! ¡No somos adolescentes! —digo cuando veo el chupón rosáceo que pronto se tornará morado—. El abrigo no alcanza a cubrirlo y yo no tengo maquillaje.

— ¿Y eso para qué? Debes ir sabiendo lo posesivo que puedo ser.

— Infantil es lo que eres.

— También te quiero, Jimin.

Aunque esas palabras hicieron latir mi corazón rápido fingí estar enojado con él y subí al auto mientras escuché su risa por todo el lugar haciendo eco. Conduje hasta su apartamento y cuando entramos me llevé otra sorpresa.

— Ah sí, por eso me dijo que sabía que yo era un gay de mierda. A mí me gustan, ¿y a ti? —siguió caminando hasta su habitación y cerró la puerta.

¿De verdad él y yo tenemos tantas fotografías juntos? Miro los marcos que hay sobre la mesa de la sala de estar, en su escritorio y en una fila del librero de la sala. Yo no vi estás cuando lo ayudé a acomodar todo. Mordiendo mi dedo índice me senté a encender el televisor mientras Yoongi hacía lo suyo.

¡Mírame, Min Yoon Gi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora