17. Willow

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En unos cuantos días nace mi bebé. Estoy inmensamente feliz, voy a ser mamá.

Estos días he estado insoportable, no se como Peeta me soporta.

-Katniss, estos días no iré a la panadería, contrate unos chicos que me ayudarán, ¿está bien?

-Perfecto, cariño -le dije abrazandolo.

De pronto sentí como se me rompía la fuente.

-¿Qué pasó, cariño?- me pregunto rápidamente acercándose a mi.

-Se me rompió la fuente. Maldita sea, duele horrible ¡Peeta!

Me cargo en sus brazos y salimos corriendo al hospital. Sentía un dolor horrible.

Llegamos al hospital e inmediatamente trajeron una silla de ruedas.

-Doctor, por favor, mi mujer esta a punto de dar a luz.

Peeta agarró mi mano y me deposito un beso en mi frente.

-Vas a estar bien -dice Peeta sonriendo.

-Si, lo sé -le dije apretando los dientes.

Llegamos a una habitación y me acostaron en la cama.

-Señora Mellark, vamos a necesitar que puje, lo más que pueda -dijo la doctora mientras se colocaba unos guantes de látex.

Asentí con la cabeza.

-Vamos, Katniss, tu puedes, cariño -susurra Peeta a la vez que acaricia suavemente mi cabello.

-¡Puja, Katniss!

Siento un dolor infernal en la parte baja.

Maldición, ¿cuándo acabará este sentimiento?

-Señora Mellark, ya veo a la bebé, sólo un poco más.

Unos minutos después escucho el llanto de un bebé.

He perdido la noción del tiempo. ¿Cuánto tiempo he estado en parto? ¿Dos horas?

-Felicidades, señora Mellark, su bebé es una niña -me dijo la doctora acercando mi bebé.

La pongo en mi pecho, cielos, es tan delicada. Es perfecta, mi hija.

Tiene su cabello castaño, todavía no abre sus ojitos, pero les aseguro que serán hermosos.

-Es hermosa, Katniss. Igual que tu -me dijo Peeta con una sonrisa de oreja a oreja.

-Señores Mellark, limpiaremos a la niña y luego la llevaremos con ustedes a su cuarto, ¿esta bien?

-Si, perfecto -le dije.

Sinceramente no quiero separarme de mi niña, pero en quince minutos la tendré conmigo toda la vida.

Me llevaron a mi habitación y, efectivamente, quince minutos después me llevaron a mi hija.

-Aquí tiene señora, felicidades -me dijo la doctora. Es muy muy joven para ser doctora. Quizá solo sea una enfermera.

-Felicidades, señor Mellark -susurra y alcanzo a ver que le guiña un ojo a mi esposo.

Se retira por fin la enfermera zorra.

-Felicidades, Peeta otra que te quiere -dije y después fije la mirada en mi bebé. Es simplemente perfecta.

-Ay, Katniss, por favor -dijo y soltó una carcajada.

-¿Qué? -fruncí el ceño.

-Sabes que solo te amo a ti -dijo dándome un dulce beso en los labios.

-Willow -dije de repente.

-¿Qué?

-Si, Willow -le repetí.

-¿Qué tiene? -pregunta.

-Así quiero que se llame nuestra hija, Willow.

-Si, Katniss, es perfecto. Bienvenida, Willow -dice y carga a nuestra hija.

-Katniss -me dijo-. Gracias amo a esta hermosa niña, es perfecta, es hermosa, tan delicada -dice y deposita un suave beso en la nariz de Willow-. Gracias, ¿sabes por qué?

-¿Por qué es tu hija? -reí.

-Si, pero es algo que hicimos tu y yo juntos, es un fruto de nuestro amor y nada ni nadie le podrá hacer algo, créeme, me encargaré de eso.

Tomo sus mejillas y lo acerco a mi para juntar nuestros labios.

De la nada se abre la puerta.

-¿Dónde está la descerebrada bebé?

Oh no.

Los juegos del hambre: Yo lo amo, él me ama, ¿cuál es el problema? (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora