33. Hermanas tenían que ser

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Peeta y yo caminamos tomados de las manos con una sonrisa en el rostro.

Si me hubieran dicho que me casaría con este hombre, que tendríamos una hermosa niña y un bebé en camino; definitivamente hubiera escapado al bosque junto con Gale tratando de no ver a Peeta de nuevo. Pero me alegra bastante el que nadie me hubiera dicho nada y me haya quedado con él. Peeta me hace la mujer más feliz que pueda existir en Panem, y eso a la Katniss anterior le hubiera preocupado. Ni siquiera me imaginaba en un acto sexual, lo único que pensaba era poner comida en la mesa.

Pero bien que te gusta tener al panadero en tu cama, Katniss. Te encanta tener su perfecto trasero sólo para ti.

Dios santo, creí que ya habías muerto.

Todos sabemos que nunca moriré. Me tendrás toda la vida, y si sigues así, créeme que te voy a interrumpir cuando estés con el panadero a medio acto, chica.

Giro los ojos.

-Oye ¿en qué piensas? -Peeta besa mi anillo. Sonrío ante el acto y río.

-¿Quieres la verdad? -Peeta asiente-. Estaba pensando lo feliz que me haces.

Y ahí está. Esa perfecta sonrisa que derrite a cualquiera, pero no se la dedica a cualquier persona.

-Tú me haces el hombre más feliz y honrado del planeta -besa mis labios. Caminamos a nuestro hogar.

En casa están Johanna y Gale junto con Willow. Nosotros fuimos a comprar algunas cosas para la cena, que por cierto, Peeta las tiene en su mano.

Al llegar, Peeta abre la puerta y me deja pasar primero. Se escuchan voces en el estudio.

-Peeta, iré a ver si Willow está en su cuarto -hablo.

Él asiente y va a la cocina.

Subo las escaleras y al llegar al cuarto de Willow, la puerta está cerrada, la abro y veo a mi pequeña jugando con su bebé.

-Mi amor -digo con una sonrisa.

-Mami -mi niña extiende sus brazos hacia mi.

La tomo entre mis brazos, doy un beso en su frente y la dejó en su cama para poder bajar.

Al llegar al estudio, veo a Peeta en la puerta con la mirada confusa.

-¿Qué pasa, Peeta? -mis ojos se dirigen al par de mujeres que están en frente de Gale y Johanna.

Michelle y Florence.

-¿Ustedes qué están haciendo aquí? -Peeta pregunta tomando mi mano.- Sí se puede saber, claro está.

-Yo vine con mi hermana -dice Florence mirando a mi marido mientras junta sus brazos haciendo sus prominentes pechos más grandes.

-¿Hermanas? -alzo las cejas.

-Sí, Katniss, Peeta, ella es mi hermana -dice Michelle mientras toca el brazo de su hermana-... Florence.

Hermanas tenían que ser, par de zorras.

-Sí, sabemos quién es -Peeta acaricia mi cintura.

-¿Ya se conocían? -Michelle mira a su hermana con interrogación.

-Sí, bueno. Ya te había contado -Florence mira a Peeta-. Es el hombre que conocí.

Michelle se pone pálida -¡Lo lamento tanto! -dice y hace una cara frustrada-. No quería traer a la persona responsable de los problemas en su matrimonio -habla rápidamente y se toca la sien tratando de calmarse.

-No te preocupes, Michelle, tú no estabas enterada -Peeta habla suavemente mientras acaricia mi espalda.

-Pero yo sí -dice Florence mientras me mira a los ojos, retandome.

-Por favor, Florence -Michelle habla preocupada.

-De acuerdo -dice esa zorra-. Hay más hombres que buscar.

Su mirada se dirige hacia mi amigo, Gale.

-Te voy a aclarar algo muy grande, maldita perra -Johanna camina hacia ella con su vientre ligeramente abultado-. Cuidado con las vencedoras, zorra.


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:v

Los juegos del hambre: Yo lo amo, él me ama, ¿cuál es el problema? (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora