Capítulo 1: Un narrador molesto.

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Narrador, o algo así.

Era media noche, dictado por el reloj oxidado.

La luna estaba oculta por las nubes de vapor y las luces de la avenida parpadeaban por el mal servicio dado por los gobiernos, creando la ilusión de un lugar fantasmagórico y lúgubre. Podría ser fácilmente un pueblo fantasma, de no ser por los dos chicos que gritaban con fuerza en el centro de la calle angosta.

—¿No lo entiendes? Yo... tengo miedo.

Susurró el chico de cabello castaño y piel pálida, queriendo gritar hasta ser escuchado por los dioses. Estaba desesperado, no entendía como esa chica podía ser capaz de hacer algo así, algo tan monstruoso y enfermo. Posó sus manos sobre su cabeza y retrocedió atemorizado, tratando de arrancar su cabello; transformándose en un completo loco.

—¡¿Qué eres?!

Gritó una vez más, buscando la respuesta de la chica.

—Usaste el término de cosa... —murmuró ella, agachando la cabeza avergonzada, pero era todo menos eso.

Una retorcida sonrisa se formó en su rostro, no estaba feliz, estaba aterrorizada de ella misma y sus acciones. Los recuerdos del día golpeaban como insectos su mente una y otra vez, mordisqueándole la poca cordura. Levantó la cabeza lentamente, manteniendo su compostura sin ver al chico a los ojos, sabiendo lo que pasaría si lo hacía.

—Me llamaste cosa. ¡Soy sólo una persona! Que haya matado a tus padres por haberlos visto a los ojos fue un ERROR, ¡¿es qué no lo entiendes?!

La escena se detuvo un momento. Incomodidad en los diálogos, malos personajes, pésimo tema, y que decir de la narración que YO estaba haciendo. Un completo asco desplomándose a los fracasos literarios que se han reutilizado por años.

—Hey, Ethan... —escuché la voz de Matt, no sonaba muy bien. Probablemente iba a decir que pensaba agregar ciertas cosas al guión o que lo dejáramos aquí por hoy—, ¡Eres un asco narrando!

Me equivoqué.
¿Me equivoqué?
¡IMPOSIBLE!

Desconecté mi servidor y reconecté en el canal de Matt para poder usar los micrófonos. La cabeza me estaba matando. No tenía aún el vocabulario adecuado para una historia de fantasía, y mucho menos las memorias para adaptarme a una situación así. Medio año tenía como narrador, aún seguía siendo un ayudante sin sentimientos aunque lo negara mil veces. Pero vamos, que yo, Ethan, nunca admitiría eso delante del escritor.

—¡¿Un asco?! ¡Mira quién habla, compartimos cerebro, cabeza de maní!

Grité molesto, harto de este Matt y todo lo relacionado con él. Lo sabía, ese tipo es mi copia... prácticamente me hartaba yo mismo—. ¡¿Qué mas quieres, escoria?!

—¡¿Escoria?! Eres un... —apareció en la escena como una ilusión al inicio, hasta que tomó una forma sólida.

Movió sus dedos cuidadosamente encima de sí, asegurándose de que la aparición haya sido realizada con éxito. Tocó su cabello y luego su ropa, comprobando haber llegado en todas sus piezas y no por partes.

Hace unos días llegó sin una ceja, Mía tuvo que resolver los problemas de eso.

Me miró molesto, caminando hasta mí para tirarme desde la nube con gran fuerza. Enfadado ordenó—. Sígueme, aplanacalles.

Sujetándome de la muñeca, tiró de mí con brusquedad, la misma fuerza que empleaba para tirarme por ventanas cuando algo le disgustaba. Odiaba caminar, y él lo sabía, me saltaba los maratones de la editorial y prefería quedarme en los departamentos a hacer cualquier otra cosa en vez de mover los pies como animal.

El narrador que se enamoró de la protagonista. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora