Ethan.
Esta persona que veo... es increíblemente perfecta.
Su cabello era rubio cenizo, tan claro que podía ser confundido con la nieve o las ventiscas en pleno invierno aterrador. Sus ojos eran como hielo vibrante; brillantes y solitarios, pero suficientemente impactantes para hacerte caer rendido. Sabías que si te acercabas podías morir congelado por sus encantos. Su complexión delgada y musculosa... Sus caderas...
¡Todo es perfecto y a las vez tan imperfecto!
Me recargué en el marco del espejo, rendido ante tanta belleza ilustrándome. Sonreí de oreja a oreja, bajando la vista y moviendo mi cabeza de un lado a otro en forma de negación, intentando aceptar eso que veía. Simple perfección personificada y atrayente.
—Ah... podría enamorarme de mí fácilmente, podría casarme —volví mi mirada al espejo—. Mi belleza es tan inconmensurable. –Enorme; que no puede medirse–.
—Definitivamente eres perfecto aplicando el wabi–sabi, Ethan —susurró Matt irritado, riendo levemente. Tomó asiento detrás del escritorio, ignorando mi conducta. Tenía la misma expresión de preocupación semanas antes—. Que bueno que tenemos diferentes rasgos, si no estarías enamorado de mí y de todos los ayudantes literarios. –Wabi sabi: Sentimiento japonés que quiere decir "Encontrar belleza en las imperfecciones"–. Serías un gran problema, Ethan. Me alegra que seas un egoísta que sólo piensa en ti y no puedas enamorarte o tener amigos.
—¿Qué acabas de decir...? Eso dolió un poco —bufé, liberando un aura escalofriante a mi alrededor. Regó un poco de té en su manuscrito y maldijo sus nervios.
Miren, no le iba a negar lo de egoísta ni narcisista, pero era una locura que creyera que podía enamorarme de alguien más que no fuera yo, o al menos en ese tiempo parecía algo muy lejano y no era remotamente posible.
—Por cierto, la publicación de "El otoño cuando ella aún estaba", fue un éxito. Pero la historia no me terminó que convencer, ya que trabajé con alguien más, y conoces bien al chico, tiene de ideas extrañas y muy clichés que no me agradan. Recuérdame no hacer colaboraciones con personas así nuevamente —suspiró, retirándose los lentes—. Hoy trabajarás con Erick, Demian y Mía...
Era el peor trío de inútiles.
—Erick se encargará de estar presente para el escenario alocado y rebelde en la biblioteca. Demian se encargará de que despierte un lado erótico en el protagonista, como buen cliché tóxico que necesita calentura escrita. Mía hará todo lo posible por hacer femenina en ese momento a Evelyn y cuidar su sucia boca. Ahora... —abrió su enorme ventana levantándose de un brinco y me volteó a ver con una gran sonrisa pícara.
Cualquier escena famosa se convertía en un cliché para Matt. Más tarde eso cambiaría, porque olvidó que la vida está llena de clichés y eso la hace entretenida.
—No se te ocur...
Me tomó del cuello y me tiró con mi nube por ahí, dejándome caer del quinto piso—. ¡Ve a hacer tu trabajo y deja de molestarme!
~•~•~•~
—¿Me explicas que hacemos en la biblioteca y por qué esta chica de grandes ojos azules me está poniendo lentes...? —vi como las arrugas se acumulaban en la frente de Evelyn Clark.
Estábamos sentados en medio de la biblioteca atascada de gritos, una jungla donde la bibliotecaria prefería usar audífonos y comer papas. Esperamos a que Erick y sus ridiculeces atrajeran al protagonista y Demian despertara la atracción entre ellos, nada romántico, sólo atracción por el momento.
ESTÁS LEYENDO
El narrador que se enamoró de la protagonista. {FINALIZADO}
Novela Juvenil"Supongo que de todas las ideas más locas que se le podrían imaginar a un retorcido escritor, la más demente eras tú." Yo siempre he sido un personaje secundario, con la personalidad del escritor, las expresiones del escritor, y el físico de él... L...