Evelyn.
Dos semanas... Dos semanas... DOS PUTAS SEMANAS.
Estaba feliz, podía decir groserías fácilmente ahora que nadie se había aparecido para darme un guión. Pero estaba igual de molesta porque había tenido que improvisar cada segundo. La obra estaba marchando bien, y todo había ido bien, ¡pero el anciano Ethan no me había ayudado en nada!
Sinceramente, estaba preocupada. La última vez que lo ví parecía angustiado, y no quise pensar que todo fue por culpa de Matt. Sabía que estaba teniendo problemas, razón por la que me pidió ayuda para no causarle molestias a Ethan, pero si algo así pasaba, probablemente todo el trabajo que habíamos hecho juntos se iría al basurero igual que la obra.
Ahora estaba parada, afuera de la escuela, pensando si ir a la izquierda e ir a la editorial, o irme por la derecha y regresar a casa. Espera... ¿Y cómo rayos sabía dónde estaba la editorial? No, lo que me sorprendía más era que supiera dónde estaba mi casa.
Sólo caminaré a la izquierda y a ver dónde termi...
—Ah, ratita de biblioteca.
Sus palabras me detuvieron a plena decisión, recordándome porque odiaba los clichés y a los personajes malos.
Ratita la que te metes por el culo, mamahuevos.
—Eh... Val, buenas tardes.
Dejé salir aquellas palabras, pisando mi orgullo, y mis razones de vivir con fuerza.
¡Me atascaré de papas fritas y te alcanzaré en la otra vida, madre!
—¿A dónde vas? —preguntó con una sonrisa, pero de inmediato parecía burlona al ver mi rostro—. ¿A la editorial?
Me había quedado sin palabras, y mi expresión habría de verse igual que cuando el profesor decía que habría examen sorpresa. No supe cómo reaccionar, mierda.
Metí mis manos en mi chaqueta café, intentando armarme de valor con mi pose... pero su altura era más intimidante y su tono no era algo para tomar a burla. Sus ojos grandes y sin una arruga visible me confundieron.
Maldito Ethan, si estuvieras aquí lo matarías conmigo.
—¿Cómo lo...?
—¿Crees que soy tonto? —rió, tomando asiento en una de las bancas detrás de nosotros, sacando un cigarrillo—. Seamos serios, Evelyn Clark, he escuchado quejas de ti en el instituto desde que cumpliste 10 años. No hay nadie aquí que no te conozca por ser una maleducada que ofendía a todo aquel que se encontraba.
Una mueca se formó en mi rostro.
Mira, estúpido, ¡te voy a romper la cara por no haber caído en mi actuación! Me acerqué poniendo mis puños, esperando poder desmayarlo y ver si Matt podía quitarle los recuerdos de mí poniendo caca en la mesa de la clase.
—¿Yo también debo fingir ser el chico malo? —preguntó, encendiendo su cigarro, dejándolo allí.
Me detuve al oírlo, soltando mis manos. Eso explicaba porque los ayudantes literarios no dejaban de decir que había algo raro con su personaje, él estaba actuando también. Pero había algo que me inquietaba más. No podía asimilar esto.
—¿Quién te dijo eso? ¿Fue alguno de los ayudantes? —lo interrogué, y me sorprendí al ver que se puso nervioso formulando su oración.
—No, no fue nadie —se detuvo unos segundos, dudando—, todo lo deduje solo al ver tu actuación barata. Aunque, no besas mal, rata.
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El narrador que se enamoró de la protagonista. {FINALIZADO}
Teen Fiction"Supongo que de todas las ideas más locas que se le podrían imaginar a un retorcido escritor, la más demente eras tú." Yo siempre he sido un personaje secundario, con la personalidad del escritor, las expresiones del escritor, y el físico de él... L...