Capítulo 23: Narrador, tenemos un problema.

1.2K 206 249
                                    


Evelyn.

Siempre he maldecido mi lengua.

Menuda mierda, siempre que abro la boca digo media pendejez que me obliga a cometer otra pendejada tras otra. Han dicho que el humano es estúpido por naturaleza, pero, carajo, yo habría de ser estúpida si alguna vez fui ángel.

A lo que voy, cuando abrí la boca ya debía saber que aceptar cualquier cosa me llevaría a hacer una cagada, pero aún así lo hice.

—Quiero que seas la novia de Matt.

El helado cayó sobre mi mejilla, escurriendo hasta ensuciar mi sudadera.

Nou... voy a tener que lavarla después de un año...

—Claro, y yo quiero besar a Anne Hathaway. —Bromeé, jugando con mi cabello mostrando más nerviosismo—, pero cariño, bien sabemos que eso es imposible.

—No, no lo es. Te lo estoy pidiendo y tienes mi permiso. Saldrás con Matt y yo estaré cerca.

—Explícate, ancianito. —Interrumpí, chupando la cuchara y parte de mi sudadera—. Soy estúpida y no lo entiendo si no me lo dices.

Ethan comenzó a explicar mientras comía su helado. Al inicio no entendía nada, pero gracias a sus habilidades de narrador la historia tomaba forma de maneras interesantes. Ser narrador era asombroso y yo estaba fascinada. Los narradores no tenían nada fácil cuando se trataba de un gran reparto, y me dió curiosidad pensar en otros narradores.

"Quiero conocer a otro narrador", fue la idea que cruzó por mi estúpida cabeza.

"Llegaremos el día 5 para saludar. Firmará unos papeles y la cita matrimonial será el 7", mencionó la señora Davis. El señor Davis reía al otro lado de la línea persiguiendo un par de gallos, mientras Mía repetía al teléfono: "El escritor Matt dice que se joda y no vuelva a llamar. No envíe huevos por paquetería, la última vez se rompieron. Y no, no le dará bebés, odia a los niños".

—Díganle que yo acepto los huevos —me miró confundido, haciendo una mueca—. ¿Qué? Es comida.

—Matt aún se niega a recibirlos el día 5, pero es inevitable. La razón por la que no quería verlos es porque son muy buenos persuadiendo, y sí insisten de manera sucia Matt no será capaz de negarse y terminará dándoles bebés —Ethan lucía molesto, pero también quería reír ante la imagen de mini niños amargados con tendencias suicidas—. Es por eso que quiero que salgas con él ese día haciéndote pasar por su novia.

—Malditos narradores —mascullé—. Hablaste por media hora y lo único importante eran las últimas líneas. —Suspiré.

—Malditos protagonistas —repitió sarcásticamente—. Les dices unas líneas y no entienden nada por ser estúpidos.

—¡PUTA MADRE, DIJISTE UNA GROSERÍA! —Me puse de pie golpeando la mesa, dirigiendo las vistas de los demás comensales a nosotros—. ¡Es el jodido día más feliz de mi vida!

~•~•~•~

Pensé que hacerle ondas a mi cabello era demasiado, pero no, lo que era demasiado era el vestido que había escogido con ayuda de Mía y la joyería extraña que buscó Erick para mí.

"Quiero morirme", susurré recargando mi espalda contra la pared. Estaba sentada en un sofá afuera del departamento de Matt. Todo ese piso se dividía en su oficina, estudios, y su departamento. Si ser escritor significaba ser rico, incluso hubiera escrito una historia de caracoles aplastados, pero no eran tan fácil crecer en esos lugares.

El narrador que se enamoró de la protagonista. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora