Yurisa.Un día de mayo desperté, tomé ropa de mi closet y la empaqué con mis escritos trastornados en una maleta negra, robé dinero de mis padres y huí a toda velocidad por la puerta trasera, derramando lágrimas.
Lejos... Lejos... Muy lejos...
No quería volver a verles, aunque los amaba. No quería hacerles sufrir cuando se enteraran. "La pequeña princesa Yurisa es una escritora en internet de contenido MS, já, y no sólo eso, también es una fiel seguidora de la comunidad LGBT y AMA todo lo relacionado con el sexo". Años antes había decidido no ocultar mi orientación sexual, pero tampoco iba a dar explicaciones. Mi familia se conformaba por religiosos, buenas personas que me amaban, y creí que ellos me entenderían pues se habían enfrentado días antes a preguntas como: "Si tu hijo fuera gay, ¿lo apoyarías". Ellos dijeron que los amarían por siempre.
Já, y mi corazón de destrozó como cristal cuando fui acorralada por rumores y ellos fueron los primeros en aclarar el malentendido condenando a los bisexuales. Asentí, aceptando que era algo malo y que no debía ser aceptado nunca. Mordí mi temblorosa lengua y declaré con ellos que la comunidad LGBT ardería en el infierno.
Lejos... Lejos... Cobarde patética. Una cobarde patética...
¿De qué huía?
—Escritora Yurisa —la triste voz de un chico sonó al otro lado de la línea. Tomé un sorbo del café helado en mi escritorio, y respondí sabiendo de quién de trataba.
—Ah, ¡que maravilla! ¿No eres el ayudante activo Percy? Apuesto a que puedo transformarte en una obra de arte si vienes un día de estos para que escriba algo sobre ti —bromeé, como de costumbre.
—Señorita... Matthew Davis está...
Maldición...
Se lo había dicho. Yo se lo había dicho.Cosechas lo que siembras... destruyes lo que construyes...
—Ya veo. Estaré allí cuando pueda. No llores aún, querido, espera un poco más, las lágrimas son el mejor lubricante —corté la llamada—. ¡Feyv, saldré un momento!
Tiré la bebida al suelo y pedí mi abrigo. Me habían dicho que cuando el mar estuviera tranquilo las tempestades llegaban. Mis ojos y oídos perseguían a Matt, mi amigo de la infancia con quien tenía historias perturbadoras, platicas extrañas, y me abrazó llorando cuando me vió en un estado tan miserable. Esa vez ahorró sus comentarios hirientes sobre mi profesión.
Me detuve en un puesto de revistas y libros usados, a unos metros de las oficinas asignadas por la editorial a Matt. Operábamos en el mismo mundo literario, pero no nos veíamos seguidos por la diferentes zonas asignadas.
Una anciana con los ojos entre abiertos reposaba al fondo en un banco de plástico, fumando una pipa con mucho estilo. Ignoró mi presencia al igual que las pelusas en su chal y los cabellos blancos en su cien, suspirando con siseos. El libro a lo lejos captó mi atención por la inusual portada compuesta por la silueta de un fantasma siendo tragado por un chico joven.
—Fantasías destructoras —chasqueé la lengua—. Editorial Agujero Negro.
Fundada hace 40 años. Su influencia era global, y cabía destacar su posición, la numero 2º del negocio literario. Se había convertido en una cacería en vez del deleite por las letras y los amantes del arte escrito, transformando cada pedazo de papel en dinero que si no era agradable al público y obtenía pocas ganancias iba directo al basurero para reutilizar el papel y ganar un poco lo perdido.
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El narrador que se enamoró de la protagonista. {FINALIZADO}
Teen Fiction"Supongo que de todas las ideas más locas que se le podrían imaginar a un retorcido escritor, la más demente eras tú." Yo siempre he sido un personaje secundario, con la personalidad del escritor, las expresiones del escritor, y el físico de él... L...