Mi familia nunca había sido de esas modernas. Tenían sus costumbres claras y las normas se cumplían a rajatabla. Mi hermano mayor se había ido hace tiempo de casa y solo quedabamos nosotros tres.
Me llevaba bien con mi madre, pero mi padre era para mí una figura fuerte, alguien en quien se podía confiar sin miedo a que le sentara mal algo, y siempre decía la verdad. Algo que las madres a veces inhiben por no querer hacer daño, pero creo que saber la verdad es lo mejor tanto ahora,como siempre.
La idea de que conocieran a Al me preocupaba bastante, se que no era el prototipo de chico que querían para mí, de hecho, ni siquiera me apetecía presentárselo, puesto que soy yo la que quiere estar con él y no ellos. A veces pensaba eso, pero luego entendía que son mis padres y ellos ya estaban antes de él. Se merecían saber lo que estaba pasando en mi vida, y sabían que había alguien pero, una mezcla de vergüenza y miedo me invadía. No obstante, Al comprendió muy rápido lo que sentía y yo fui la primera en conocer a su familia.
La primera vez que fui a su casa me sorprendió bastante, su familia era increíble. Su madre era alta, de pelo castaño y ojos verdes. Me trató con el tacto y la amabilidad de una buena amiga y, su padre, aún más alto, tenía el pelo bastante más oscuro y sus ojos eran marrones. Tenía el sentido del humor de Al. Y Al era la mezcla perfecta entre ambos. Además, tenía una hermana pequeña, muy mona.
Antes Al ya me había contado cosas de Samanta, y noté cuanto aprecio le tenía por como hablaba de ella. No se parecía mucho a su madre, pero si que tenía los ojos del padre y un lunar en la frente que me llamaba la atención. Su pelo corto me recordaba un poco al de Al, por esos reflejos tan característicos.
Por lo visto ella era el ojito derecho del padre, aunque tampoco es que Al se llevase muy bien con ninguno de ellos según lo que me contaba, pero tras una semana de infinita insistencia, su madre Carolina, le convenció para que me invitase a cenar a casa. Aunque, por supuesto, ellos no tenían ni idea de que mis padres ni siquiera saben que salgo con su hijo.
Ese día me enteré de que Al tenía ascendencia británica, pero él se sentía totalmente español. Su tatarabuelo había ejercido como general en Reino Unido y así hasta un largo árbol genealógico que Carolina me recitó de memoria. De ahí su nombre tan poco común aquí.
Al salir de su casa, después de agradecer infinitamente tan maravillosa velada a su familia, me dí cuenta de que eran buena gente, pero no se porqué sentía que Al no encontraba su sitio ahí.
-Eso sí, tengo que decirte algo-Dice Ana y se da la vuelta para mirarlo mientras iban a por el coche para llevarla a casa- Tienes los ojos más bonitos de tu familia- Al la mira y la coge de la mano mientras caminan- y anda que me cuentas antes lo de tus abuelos ingleses, porque es súper interesante-
-Jajajaja¿Lo dices en serio? Yo pensaba que tenías los ojos medio cerrados porque te estabas durmiendo y es que resulta que estabas concentrada y todo-
-Pues claro, ¿Qué te esperabas?-
-Me esperaba que fueses como todas las demás que se dormían cuando mi madre les contaba la vida de mis antecesores-
-Ah- Dice Ana enfadada y le suelta la mano bruscamente.
-Que era broma- Dice Al buscando sus ojos.
-Ya, seguro que es broma- ﹰY le aparta la mirada y sigue caminando.
-No, en serio, es broma. Te lo prometo, es broma- ﹰDice el mientras la frena para que no siga caminando.
-Voy a citar a un idiota que fue sabio una vez: Primero, no soy como 'las demás' y segundo, todos tenemos miedo de algo, y yo tengo miedo de ser una más de tu colección de muñecas de usar y tirar- Ana mira hacia abajo después de decir esto, con clara desilusión.
-Eh, mírame- Dice Al, sujetando su barbilla para que le mirase- Tú no eres como las demás. El idiota además dijo que nosotros decidimos si dejamos que ese miedo nos domine o no, y te prometo que te voy a convencer cada día de que no tienes porqué temer nada. Eres incomparable Fuster, y mi madre nunca le cuenta nuestro árbol genealógico a alguien que no le caiga bien-
-Y ¿puedes decirme a cuantas se lo ha contado?-Dice anteponiendose a la puerta del coche para que no entre aún.
-A ¿cuantas chicas que han venido a mi casa?
-Sí-Dice Ana asustada.
-Pues ... a 5 por lo menos-
-¡¿Pero a tí que te pasa?!- Grita cual concierto de ópera, y su cara no deja ver más que asco.
-Shhh, mira, mi prima Luna, mi hermana Samanta, mi otra prima Carol y tú-
-Te odio. En serio, te odio. Pero has dicho que eran cinco...-
-Ay señor. Mi ex novia-
-Ahí está. Eso es lo que me interesa-
-Ala, pues ya lo sabes ¿Nos vamos ya?-
-Uy, cuanta prisa de repente¿No?-
-Bueno no es que me apetezca hablar de Paula, no tengo precisamente ganas-
-Paula... Vaaale, pero algún día me lo contarás, lo sé-
Dice metiendose en el coche.
-Era tonta y no eras tú, no tienes que saber nada más-
-Estas tan guapo cuando conduces... - Y como siempre se queda ensimismada mirándolo.
-Me pones nervioso si me miras así- Le dice Al.
-Vale, vale ya no puedo ni mirarte. ¿A tus otras 'novias' les dejabas mirarte? Seguro que sí... -
-Fusteer-
-Dawsoon-
-Para-
-Vale, paro. Perdón-
-Te perdono-
-JA, me perdonas porque ellas si te podían mirar y yo no ¿Verdad?
-No, te perdono por no darte cuenta de que eres la única que me pone tan nervioso y que por eso no quiero que me mires-
-A veces eres tan bonito... pero es que es un vicio mirarte. No es broma. Hagamos un trato. Yo viviré con ponerte nervioso y tu vivirás con tus nervios. Es bonito en realidad-
-¿Cómo te voy a decir que no? Si aún diciéndote que no harias lo que te viniese en gana-
-Me alegro de que me conozcas tan bien- Habiendo llegado Ana se baja del coche y como siempre corre hasta su puerta.
_Buenas noches a mi 'voy de chulo pero me pongo nervioso si me miras'. Gracias por hoy_Ana. 23:00
_Descansa y no pienses mucho en las otras... jajaja es broma, buenas noches a mi 'incomparable' Ana Fuster_Al. 23:01
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Lágrimas blancas
Ficção AdolescenteAna Fuster tiene 17 años y, como cualquier otra persona de su edad, su objetivo es encontrarse, aunque para ello deba perderse más de una vez. Una historia llena de emoción, traición y como no, amor.