C. Ventinove

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Louis despertó con un horrible dolor de cabeza, se llevó ambas manos a la frente y gruñó por la luz del sol que entraba por la ventana del alfa. Le dolía la cadera lo suficiente como para que no caminara mucho ese día. No recordaba que había pasado el día anterior, lo último que recordaba era que estaba bailando con su alfa y que Niall les llevó algo de cocaína, estaba seguro que había terminado jodidamente drogado.

Jadeó por el dolor de su cintura hacia abajó y se quejó cuando miró a Harry dormir tan tranquilo. Aunque una sonrisa le ganó cuando lo vio.

Parecía una especie de efebo así.

El menor acarició su mejilla y sonrió al ver las dulces facciones de su alfa, su pecho se ensanchó un poco al recordar que ya era un omega marcado, y dejó un beso sobre sus labios para levantarse de la cama.

Estaba lo suficientemente mareado como para estar tan bien. Se colocó unos joggins y unos zapatos propios que encontró por ahí, y suspiró saliendo de la habitación.

Memorizó el camino a la cocina, y bajó despacio, sintió el frío de invierno, y se arrepintió enseguida por no usar un suéter, suspiró despacio y entró encontrándose a la mujer que le preparaba a su desayuno los días que se quedaba en casa de Harry anteriormente. Le sonrió despacio y antes de que alguno pudiera hablar, Marina Conti entró despacio, regalándole una sincera sonrisa al ojiazul.

-Hola Louis -Sonrió acercándose y el castaño se levantó dándole un abrazo tranquilo. Louis pudo sentir el muy ligero amargor en su aroma, que no lograba sobresalir por lo dulce de su embarazo. También notó lo cansada que lucía la omega, y que por más que el bebé hiciera sus cosas.
La omega se moría con el paso de los días.

Louis se sintió mal enseguida, pero no dijo nada, incluso logró ocultar su aroma y le dedicó una sonrisa tranquila a la omega.

-¿Que dice el bebé? -La rubia sonrió sentándose junto a él, y quitó su largo cabello de su hombro, tomando la mano del omega para que tocara su vientre, el menor con algo de temor lo tocó despacio y sonrió sin poder evitarlo como un niño.

-Ya tiene seis meses, el doctor dice que es muy grande para su edad, y que está sano, que es lo que importa.

-¿Ya sabes que es?

-El doctor dice que es un niño, pero que no puede asegurarlo totalmente, ya que aún es pequeño.

-¿Tu cómo estás?

-Bien, en realidad bien, lamento no haber ido a tu obra, Dylan me contó que fue increíble, y estoy segura de eso, muchas felicidades Lou.

-Gracias ángel, pero no debes de disculparte, la verdad no fue tan genial, solo hacíamos el trabajo.

Marina asintió con una ligera mueca de alegría en su rostro. Dylan entró a la cocina besando su mejilla y le sonrió a Louis después.

-Creí que habías muerto de cansancio -Louis rió, Dylan se sentó junto a él y los tres omegas miraron a la mujer que los veía esperando.

-Creo que podría preparar panqueques, y algo de tocino -Los hombres se miraron y después a la omega esperando que esta diera la respuesta. La rubia puso los ojos en blanco divertida y asintió hacia la mujer que con una sonrisa comenzó a cocinar.

-Tus cosas llegaron ayer en la tarde, nos tardamos un poco en ordenarlas, ¿Que rayos tenías en el closet? -El ojiazul rió y miró al otro omega.

-¿Donde están mis cachorras? -Preguntó algo curioso y trató de levantarse para buscarlas.

-Están en mi cuarto -Respondió Marina evitando que lo hiciera. -Son tres, y son como demonios cuando no duermen mucho. -El ojiazul sonrió orgulloso, pero dejó de hacerlo cuando la escuchó.

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