Cosa Nostra |𝙻𝚂|

C. Trentadue

Pasaron tres meses desde el funeral de Marina Conti, a Harry le había pasado por la cabeza el fingir que su bebé había muerto en el parto, para la seguridad de este. Pero hablándolo con su junta, decidió mejor si dar a conocer al bebé, y hacerles saber al mundo que aunque no fuera suyo, lo trataría como sí.

Todos en casa de Harry se la pasaban cuidando al pequeño, el menor tenía una cuna dentro del cuarto de Louis y Harry, y en las madrugadas, cuando este lloraba, era Louis el que se levantaba la mayoría de las veces para atenderle.

Las presentaciones de la obra de Louis ya habían terminado, aunque faltaba el cierre de esta, que sería en una semana, así que se iba medio día a ensayar con sus amigos, y su equipo de actores y el otro medio a ver a su criatura, hizo dos presentaciones más antes de la última.

Dickie cada vez lucía más gordo, y se veía precioso, hermoso a ojos de cualquiera, por esta razón, es que ya se había visto más veces a su alfa, que iba por él terminando cada ensayo, la pareja se retiraba con varios suspiros de los presentes al ver lo hermosos que se veían juntos (y lo hermosos que eran por separado).

Ese día, Dickie estaba enojado, la directora acababa de decirle que ya no podría salir en la obra, tanto por su salud, como por que no podía haber un Mercucio embarazado, Niall habló en su causa, diciendo que podía haber subido algunos kilos, pero ni así lograron convencer a la mujer, así que el menor ahora estaba sentado junto a ella mirando a sus amigos actuar. Louis estaba estresado, la Nana que Harry había contratado para el bebé estaba vigilando al último mencionado en ese momento, pero eso no ponía menos preocupado al menor, extrañaba al bebé del vientre ajeno.

Y el alfa de Louis esa semana no había estado casi en casa, y estaba estresado y molesto por eso, apenas si lo veía en la mañana, y algunos minutos antes que el alfa saliera corriendo, las ojeras del ojiverde eran más notorias que las del omega, no dormía por el trabajo, y tampoco por el bebé.

Pero por lo que le había dicho Niall, el morocho estaba de igual manera, así que ambos omegas supusieron que era temporada de caza.

Louis se fue en cuanto terminó el ensayo disculpándose con sus amigos, Niall se fue con unos amigos del teatro, y Dickie en cuanto llegó su alfa por él.

El ojiazul fue a ver a Dylan antes de ir a su casa a ver al bebé. Cada vez la situación se hacía más cotidiana, más familiar, y tanto el alfa como el omega estaban felices con eso, llenaron los huecos que tenían anteriormente.

Louis entró al edificio del rizado sin problema alguno, incluso algunos trabajadores lo miraron sólo de reojo, mientras otros bajaban la cabeza al verlo. Louis sonreía como gato de Cheshire mientras entraba a la oficina del omega, que apestaba a beta.

-¿No haz pensado en dejar de usar eso? Según tus propias palabras, no hay nadie sobre ustedes, entonces, ¿Qué necesidad de seguir ocultando tu naturaleza? -El castaño que había dado un ligerísimo salto al escucharle, se giró a verlo sin interrumpir su ligero discurso, y sonrió ligeramente negando.

-Eso de ser la señora de la cosa nostra te queda bien, comunque ,cosa stai facendo qui? (en fin, ¿Qué haces aquí?)

-Necesito pedirte un favor -El delicado ojiazul se sentó sobre el escritorio balanceando sus piernas y buscando a simple vista algún dulce de los cuales, el mayor solía dejar botados sobre el escritorio, al no encontrar ninguno, suspiró mirándole con ese ligero brillo característico del omega en los ojos, cuando se traía algo entre manos.

-Depende de que pedirás, y veré si puedo ayudarte -El omega de ojos pardos se sentó en el sofá frente a él.

Su oficina era la más extravagante del lugar, todas las demás estaban en colores fríos, la de Harry tenía una pared negra, con bordes de oro en todo el cuarto. Pero la de Dylan era roja, rojo escarlata, era papel tapiz de terciopelo, con el piso de Fresno negro. Los muebles eran del mismo acabado que del piso, y tenía un enorme sofá de una pieza color negro de terciopelo también. Todos los días subía gente a aspirar las paredes y los muebles, limpiar cualquier tipo de polvo, y pobre de aquel que moviera cualquier cosa de su lugar original.