Tu Reina. La Reina Slayer [Los Errores Del Cazador: I]

¿Qué le pasa a...? Cuarta parte.

—¡¿Dónde carajos está mi hijo?!— le gritaba el mago de hielo al cazador, que por más que lo intentara, no podía calmar la furia de su pareja.

—Lo siento, lo siento. Es que sentí que eran atacados y yo...

—¡Me importa un carajo!— le gritó nuevamente Gray, aún más enojado, el cazador empezó a sudar.—¡Ahora mismo me llevas con él!— le gritó nuevamente y el cazador suspiró.

¿Cómo pudo olvidar que dejó a Levi solo con su cachorro?

Levantó la mirada y la dirigió a Gray, se veía aún más sexy enojado, con el ceño fruncido, la mano en la cadera y esa mirada de muerte que tenía... Lo hacía perder la cordura, pero tenía que controlar sus hormonas.

—Deja de gritarle, carajo, no es su culpa actuó por instinto— lo defendió Sting, pero él cazador le hizo señas de que guardara silencio a lo que el rubio frunció el ceño molesto.

—No te metas en lo que no te llaman abeja, esto no hubiera pasado si tú hermano fuera menos estúpido— dijo en tono mordaz Gray, y el rubio hizo el amage de levantarse del banco en el que estaba, pero el cazador le dió una mirada molesta y este gruñió mientras volvía a sentarse.

—Deja en paz a Sting— le pidió en tono fuerte el cazador al hada, quién lo miró herido mientras caminaba hacía la salida del comedor.

El cazador intentó detenerlo, pero este lo evitó...

Sintió una presión en su pecho...

—Sting esto... Sting el otro...— escupió el mago de hielo con ira...  pero el cazador escuchó cuando respiró profundo, tragándose sus lágrimas.

Sentía que el oxígeno no llegaba a sus pulmones...

—Ojala nunca hubiera ido a ese maldito bosque— dijo herido y salió dejando la sala en silencio... Con un tigre impactado y un cazador en Shock.

Qué sentía que moría...

Levi, Lukyan e Iver por otro lado estaban bien. El castaño había acabado con Agape rápidamente, lo cual sorprendió al de cabellos azabaches.

—Se está tardando en regresar...— dijo Iver, a lo que Levi asintió.

—Se teletransportó por instinto, algo debió haber pasado con Sting— dijo el azabache, jugando aún con Lukyan.

Iver por otro lado frunció el ceño al escuchar el nombre del tigre.

—Sting no es el único— escupió con enojo el castaño, a lo que el azabache lo miró con una sonrisa casi imperceptible.

—Lo sé, pero Yusuke, Gray y Leo jamás lo hubieran llamado; ellos tienen a tus hermanos...— dijo con gracia al ver al joven sonrojarse.

Hablaron un rato más de temas triviales, hasta que Lukyan se quedó dormido.

—Como quiera que sea, no hubiéramos podido detenerlos, no en Magnolia— dijo Iver, recordando el tema de sus “tíos”.