La caída de la Mansión Slayer; la caída de los Slayer.

126 10 6
                                    

—Verán que es una trampa si lo hacen de esa manera— alegaba Vulcano sobre uno de los tantos planes que se daban para acabar con el Rey y sus aliados,— hasta un idiota se daría cuenta de que algo se traen entre manos.

—No es culpa nuestra que compartas nivel de estupidez con Ryu Hearthstone— se burló Selena quien se encontraba junto a su pupila, la cual examinaba los planos de la tierra de los dragones y del propio.

Y vaya que decía la verdad la dragona. Ningún gobernante había intentado nunca algo como lo que el joven rey tenía en mente y mucho menos se habían atrevido a tomar la sangre de algún Cazador; pues ésta te hace un blanco fácil para la oscuridad que ronda en el mundo, volviéndote presa fácil y uno más de los caídos.

Varias carcajadas y risas nerviosas viajaron por la habitación en la que se encontraban, algunos Slayers carraspearon para llamar la atención de sus compañeros y otros tantos movían la cabeza en señal de negación.

—¡Es todo!— gritó Vulcano materializado flamas alrededor de su cuerpo,— ¡Voy a matar a esa perra!

Uno creería que por ser dragones milenarios y parte de los grandes serían totalmente serios y disciplinados; vaya sorpresa se llevarían si estuvieran en esa habitación.

La pelinegra, por su parte, se levantó de un brinco de su asiento con una sonrisa que hacía dudosa su cordura.

—¡Aquí te espero maldita besucona de cuarta!— por su lado, la mujer estaba feliz de tener una excusa para darle una paliza al dragón menor.

—Vuelvan a sus asientos— pidió con voz seria y monótona Shin, quien se encontraba ahí en representación de Mikasa quién hacía guardia en la barrera.

Y no le hubieran hecho caso de no ser porque su sombrío mirar les daba mala espina.

—No tenemos tiempo para peleas sin sentido— regañó Acnologia mirando a los presentes mientras caminaba alrededor de la habitación,— estamos a unos días de perder a nuestra arma perfecta contra la peor amenaza pensable.

—¿Y nos culpas del retraso?— se quejó una mujer de cabellera violeta con indignación,— nada de esto estaría pasando si hubieras mandado a algún Cazador a acabar con tu hijo en cuanto notaste que la oscuridad le consumió.

El dragón frunció el ceño y le dirigió una mirada sombría y llena de ira. Sabía en qué se había equivocado, y si los demás le guardaban respeto por el hecho de tener que acabar con la vida de su esposa e hijo, (lo cuál era un gran sacrificio del dragón, pues eran su familia), tendría que hacer lo mismo aquella mujer.

—¿Acaso tu pupilo no fue el que se quiso pasar de listo apenas se volvió líder de los Cazadores?—le preguntó con malicia la dragona celestial irritando a la dragona de los mares,—¿No es contraproducente que lo regañes por algo cuando tú misma no tuviste el valor de hacerlo?

La de cabellos violetas y ojos azabaches frunció el ceño en demasía ante la intromisión de Selena quién no le quitaba la vista de encima.

—Mi Sinbad no fue consumido por la oscuridad— le dejó en claro la dragona a la contraria,— Ryu Hearthstone y Badb sí.

—No quiero interrumpir su pelea tan infantil y de antemano pido disculpas, pero tengo dos niños a quienes me gustaría ver crecer— alegó Weisslogia siendo secundado por Froilán; dragón de las tierras, padre de Leo.

—¡Y yo una familia al igual que la mayoría de los Slayers que están ahí afuera!— reclamó Shin sobresaltando a todos, pues el chico no era de esos que levantan la voz ni aunque se moleste.

Heartfilia le hizo una seña para que guardara la calma y pronto se levantó llamando la atención de los presentes.

—Todos sabemos lo que tenemos que hacer— soltó aquello que todos evitaban mencionar,— lo mejor para todos está en dejar a Ryu Hearthstone obtener lo que quiere; la descendencia directa del cazador y dejemos a Deimos desatarse contra el Rey.

Tu Reina. La Reina Slayer [Los Errores Del Cazador: I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora