Este extraño sentimiento

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“Mi amado Deimos.
     Este diario no llegará a manos tuyas a menos de que por algún otro error mío llegues a recordarme. Partiré y el dolor que me causa el saber que te dejaré desamparado no me ha dejado conciliar el sueño.
No parece necesario explicarte el dolor que me causa el abandonarte y exponerte al dolor, a la impotencia y debilidad que sé que te atormentará. Pero tampoco podía pararme a pensar en eso, pues nada cambiaría.
No me queda mas que soñar con la idea de encontrarnos en un mundo mejor, en el cuál podamos vivir una eterna felicidad juntos.
Sé que encontrarás nuevamente el amor y espero que aquél o aquella que elijas no cometa los mismos errores que yo.
Fuí completamente feliz a tu lado, tan feliz como uno puede serlo, nunca hiciste nada mal. Tú única equivocación fue haberme conocido...
Para el mejor guerrero, hombre  y esposo.
                             Siempre tuya, Elena Pride.”

Las lágrimas no tardaron en llegar y anular la lectura de la rubia, causando que el diario que se encontraba leyendo fuera cerrado de golpe y guardado por la misma.

Sentía tanta empatía con aquella que llegaba a espantarla, pues al leer esas páginas se sentía melancólica..., cómo si estuviera sintiendo lo que ella cuando lo escribía. Lo odiaba.

No era tiempo para lágrimas, tenía que estar más centrada que nunca.

¿Por qué no podía simplemente olvidarse de esos diarios?

—Ayúdame con esto.— le pidió Sousuke, apareciendo de repente frente a ella con  dos platos de comida.

Al ver al de ojos color mar directamente, veía a alguien que buscaba reconfortarla sin necesidad de palabras.

Las llamas de la fogata reflejándose en su cuerpo de guerrero, sus ojos brillantes como las estrellas y su presencia que creaba una atmósfera más ligera. El moreno era poco expresivo, pero con su mirada le decía todo.

Ella asintió y él se sentó frente a ella para después, extenderle su plato.

—Montaré guardia toda la noche, así que puedes estar tranquila. Si estás conmigo, juro que nada te pasará.— le dijo Sousuke tranquilo, buscando su mirada y ella le sonrió, limpiándose aún las lágrimas.

—Gracias... Lamento que tengas que verme de un modo tan lamentable...— dijo sincera, pues era la reina de los slayers y ella sentía que no le daba gran importancia al papel.

Pero él, sin embargo, sólo se encogió de hombros.

—Eres inexperta en el tema, cuando todo este asunto termine, alguien te va a enseñar a ser una buena representante.

La rubia le sonrió, pues por algún motivo...

Él la reconfortaba. Él la entendía.

—¿Sobre qué creen que hablen esos dos?— preguntó Yukino, quién se encontraba lo suficientemente apartada del par de slayers como para no escuchar su plática.

Rufus se encogió de hombros y Orga centró su atención en la rubia y el moreno, después dirigió su vista a Rogue quién también tenía la vista clavada en el par.

—No creo que hablen sobre nada en particular; no es como si él hablara mucho, realmente Lucy es quién habla y el hace gestos o responde de vez en cuando— respondió Rogue con algo de molestia, pues no entendía el porqué la rubia sonreía tanto con él. Ni siquiera despegaba la boca.

—No sientas celos de Sousuke. Él no está interesado en ella— le informó Gray, quién asaba carne en la fogata.

No es que supiera si el moreno estaba interesado en alguien o no. Pero parecía ser algo obvio que la rubia no le atraía para nada.

Tu Reina. La Reina Slayer [Los Errores Del Cazador: I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora