Preludio

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  -¡¡¡¿¿¿QUÉ DIABLOS HAS HECHO???!!!- La transmisión llegaba a las pantallas del TARDIS tan claras como el agua. El hombre de la chaqueta de cuero escuchaba a su enemigo con placer, mientras la sangre caía de su boca- ¡¡¡NOS CONDENASTE OTRA VEZ!!! ¡¡¡DESTRUISTE LA ÚNICA OPORTUNIDAD QUE TENÍAMOS PARA REGRESAR GALLIFREY!!!

El hombre escupió un diente.

-Lo sé. ¡Pero créanme, no estarán solos!

Mientras la TARDIS y Gallifrey se movían a gran velocidad a través de La Nada, alrededor del planeta surgieron múltiples portales, y de ellos aparecieron flotas enteras de Daleks, Cybermen, Zygons... en fin, toda raza que intentara destruir a la humanidad en el pasado.

-¡GENERAL!- Se escuchó decir a un Dalek.- ¡UBICAMOS AL OBJETIVO, PERO NO LOGRAMOS ENCONTRARNOS EN EL MAPA ESTELAR! ¡EXPLICAR! ¡EXPLICAR!- Cosas parecidas se podían oír en todas las naves.

En otra pantalla de la TARDIS apareció el rostro de El Maestro, con una expresión de miedo.

-¡No debiste hacerlo!-Gritó fuera de sí.- ¡Esta era mi pelea! ¡No sólo nos condenaste a ambos! ¡Condenaste a cientos de especies a lo largo del Universo, incluyendo a los Timelords!

En los ojos color azul intenso del viajero se notó un brillo de alegría.

-En efecto viejo amigo.- El hombre se agarró el pecho con una mueca de dolor. Uno de sus dos corazones debió de haberse detenido, pero eso no borró su sonrisa.- Pero si así logro salvar al Universo de una vez por todas, ¡qué así sea!

Antes de que El Maestro reclamara, el alguna vez último de los Timelords cerró todos los canales de comunicación.

"Lo hice," pensó, "lo hice..."

"Los salvé a todos."

"Martha, Donna, Jack, Mickey, Wilfred..."

Una última sonrisa recorrió su rostro mientras la muy dañada TARDIS giraba en el vacío de la Nada, asediada por el fuego de todos sus enemigos. Pronto sería destruida, y él con ella.

Una sacudida de la caja azul lo sacó de balance e hizo que cayera contra el suelo. Se estaba muriendo, y esta vez no habría ninguna regeneración que lo salvara.

Parecía escuchar un coro, algo que cantarían los Ood, y una dulce voz que conocía desde hace mucho tiempo le habló al oído.

"En efecto, tu canción terminará pronto..."

"...pero la historia debe continuar."

Abrió los ojos. El coro se había detenido, reemplazado por un sonido vibrante, uno que conocía desde hace casi mil años.

Volvió a cerrarlos.

"Ya veo... intentas salvarme otra vez, sexy." Ni siquiera intentó levantarse. "Siempre fuiste confiable, mi querida TARDIS."

Otra explosión retumbó en la máquina. Un brillo dorado empezó a cubrirlo, pero desapareció pronto.

"Se acerca el momento... Tenías razón: la historia debe continuar, al menos en otro lugar... o incluso... otro Universo. Aunque morir en este momento... bueno... eso sería... simplemente... fantástico."

"Gracias por decírmelo, mi Lobo Malo."

"Gracias, Rose."

La TARDIS desapareció ante los ojos de todos aquellos que odiaban al Destructor de Mundos, dejándolos varados para siempre en La Nada, incapaces de viajar a cualquier Universo existente, técnicamente borrados de la existencia.

Ésta fue la última aventura del Noveno Doctor.  

Equestria Girls: Las Aventuras del Doctor y DerpyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora