2.

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Todo comenzó cuando tenía 7 u 8 años, no lo recuerdo bien (la verdad es que para algunas cosas, tengo muy mala memoria); el caso es que, cuando estaba muy pequeño, mi familia me frustró la infancia en cierta manera.

Crecí en un barrio humilde, lleno de niños que deseaban terminar las tareas de la escuela para salir a jugar. Tenía alrededor de 10 u 11 amigos, más o menos. En las noches la mayoría salíamos a jugar en la calle, corríamos, jugábamos al fútbol, a las escondidas, a la chucha cogida y juegos así por el estilo, pero... Siempre hubo un problema, mi padre.

Mis amigos siempre tuvieron bastante libertad, siempre salían y entraban tarde de sus casas, al igual que mis primos, pero yo era uno de los que menos podía salir a jugar y es que mi padre siempre me crió como toda una señorita... -Las niñas no sudan- decía siempre -Pareces un marimacho cuando llegas a casa sudando a horrores- también decía la mayor parte del tiempo y con esto, tenía una excusa siempre para jamás dejarme salir... O bueno, al menos no con todos los del grupo.

Tenía una mejor amiga, no diré su nombre real pero acá se llamará Azul. Azul y yo éramos inseparables, dos perfectas niñas con perfectas familias que tenían demasiadas imperfecciones, mi padre prefería dejarme salir con ella para jugar a las Barbies, a las muñecas y así, que salir con los demás del grupo y llegar sudando por los juegos; así qué... Crecí rodeado de muñecas, vestidos, cosas rosas y así.

Amaba a Azul, creo que aún la amo, porque con ella sentía que podía ser yo. Me sentí como un niño siempre, pero jamás entendí que era lo que pasaba conmigo, no sabía porque tenía que ser de una forma pero por dentro me sentía de otra, jamás se lo pregunté a nadie ni se lo dije a nadie, solo lo pensaba y lo pensaba, pero en mi mente siempre se quedó. Sin embargo, la mayoría de las veces cuando jugaba con Azul, yo pedía ser el hombre, siempre... Me gustaba, me hacía feliz y ella, al parecer, jamás tuvo problema con hacer el rol de la mujer, éramos una gran pareja de amigos, pero ni siquiera a ella le dije como me sentía jamás.

Viví con ello durante muchos años... Hasta que finalmente, decidí hacerlo.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora