45 [cosas buenas]

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Mi nombre es Juan Pablo y soy un chico trans.
Trans, trans, trans esa palabra que no deja de repetirse en mi mente una y otra vez todo el tiempo. Al principio, pensé que nada iba a salir bien, que nadie entendería jamás que no soy como los otros chicos, que no conseguiría pareja, que mi familia no iba a entenderlo nunca y que conseguir lo que quería iba a ser imposible. Con el paso del tiempo, las cosas se fueron haciendo más difíciles y la disforia aumentaba más y más, realmente llegué a pensar que estaba solo y que nadie comprendería lo que me sucedía.
Cuando me arriesgué a decirle al mundo que no era ella, si no él, perdí muchos amigos; incluso mi mejor amigo jamás me volvió a hablar, mi padre se fue y todo se tornó difícil. Pero tuve paciencia y valentía, intenté sonreír aunque me fuera difícil, me levanté del piso cuántas veces caí y sobretodo, confíe en lo que soy y en mis capacidades.
Hoy por hoy, han pasado 2 años y 7 meses desde que decidí ser quien realmente soy y aunque ha sido muy difícil, no he permitido que las cosas malas me derrumben ni permitan que mi camino se detenga. Le demostré al mundo y sobretodo, me demostré a mí, que trans no es lo que me define, que no me avergüenza serlo; por el contrario, me siento muy orgulloso de ello, pero más allá de ser trans soy persona y aunque cambié mi nombre ante la sociedad y la forma en la que quiero que me traten, mi esencia jamás cambió. Demostré [para mí y para todos] que el ser trans no me hizo ser una mala persona, no cambió mi juicio, ni mi responsabilidad, ni absolutamente nada de quién era antes, que sigo siendo la misma persona atenta, dulce, amable, responsable, alegre y un montón de cosas más que siempre fui; y más que querer que ellos lo supieran, comencé a creérmelo yo.

No ha sido ni será fácil, pero es mi batalla y estoy feliz por ello. Quería contarles, queridos lectores que han llegado hasta aquí, que después de tanto dolor, tantas lágrimas, tanta disforia, tanto rechazo y tantos altos y bajos, finalmente he obtenido la cita con la endocrinóloga esta mañana [hoy es 5 de febrero de 2019] y que por fin me han mandado las hormonas, ¡Al fin comencé el tratamiento hormonal! Y eso me hace la persona más feliz de todas. Todos los que me han hablado por WhatsApp y me tienen agregado se pudieron dar cuenta de ello.

Aún me faltan un montón de camino por recorrer, esto apenas comienza, pero cada paso que doy, lo doy con alegría y con esperanza. No me arrepiento de nada de lo que he hecho ni cambiaría lo que he vivido para llegar hasta aquí, porque todo eso, sea bueno o malo, me han convertido en el hombre que ahora soy.

Escribo esto para recordarles y decirles que no se rindan nunca, que nada es imposible. Que aunque ahora parezca que sus familias no les apoyan, que sus amigos no les entiende, que no van a conseguir pareja o que jamás van a conseguir lo que quieren, déjenme decirles que nada de eso es cierto y que sólo es una mala pasada de su mente.

A mí me tomó 31 meses poder conseguir las hormonas, pero a otros quizá les cueste más, a otros menos. Me costó más de 12 conseguir la aceptación de mi familia, me costó un montón de amistades, me costó un montón de lágrimas y un montón de cosas más y puede que a ustedes les pase igual o que sea diferente, pero cada persona vive su proceso de forma distinta; eso no significa que no lo van a conseguir. Y yo sé que lo he dicho un montón y que quizá no sean las palabras más esperanzadoras del mundo, pero tienen que tener paciencia, darle tiempo a las personas y darse tiempo a ustedes mismos, entender que esto no es fácil ni para ustedes, ni para nadie; que lastimosamente todavía vivimos en una sociedad que no entiende la diferencia y que es un proceso muy difícil, pero si somos fuertes y valientes lo vamos a conseguir, tenemos que tener esperanza chicxs ¡Porque se puede!

Al final nuestras familias lo van a entender y sino ¡Qué se jodan! Porque primero va nuestra felicidad. Al final, si nuestros amigos no lo entienden, conseguiremos nuevos amigos porque el mundo está lleno de personas. Al final, siempre habrá alguien que nos ame por lo que somos, aunque a veces sea difícil estar con alguien y aunque en ocasiones las personas no sepamos cómo llevar las riendas de una relación [digo esto último más por mí y por lo que viví con mi ex novia] pero al final, siempre habrá alguien que nos va a amar, que nos va a escuchar, que va a estar ahí, ya sea nuestra pareja, nuestra familia o nuestros amigos, pero solo es cuestión de tiempo.

No estamos solos, nos tenemos a nosotros mismos. Todos los que deseen un amigo o a alguien, me tienen a mí, quizá no físicamente pero les apoyaré en lo que más pueda. Venía a contarles eso y a recordarles que sí, sí lo podemos lograr, con calma, paciencia y mucha fortaleza.

Espero que a todos les llegue su cinco de febrero, el día en que finalmente les van a dar la felicidad que me dieron a mi hoy y que puedan sentir que están más cerca de ser lo que quieren ser, pero por favor, no se rindan jamás porque nada es imposible, porque vamos a vencer, todos somos ganadores aunque en algún momento todos hayamos pensado que no. ¡Cuídense! Y gracias por leerme, estaré escribiendo por aquí, hay cosas que mis dedos reclaman por escribir urgentemente. Un abrazo a todos y que sean muy felices.


Gracias a todos los que me han escrito, gracias a ustedes es que me animo a seguir escribiendo acá y gracias a esto he conocido grandes personas que me han llenado el corazón de alegría y me encanta haberlos conocido.

Gracias a todos, realmente tan sido bastantes los que me han hablado. A Sam, a Ethan, a Johan, a Owen, a Karina (que por cierto, te tengo un cariño enorme), al chico de 1970, a Neivit, a Leo y a todos los que me han dejado mensajes, intento contestarles a todos y responder cuánto antes, a veces me queda difícil responder por acá y si alguno me escribió y no le mencioné, discúlpenme, tengo mala memoria y se me escapa, pero ¡Gracias a todos, todos, todos! Porque me llenan el corazón de alegría y me encanta poder ayudarlos, siempre estaré aquí para ustedes, no lo olviden jamás.





Se despide,

El chico calavera.

Relatos de un chico trans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora